En las que han sido hasta el momento las más álgidas declaraciones contra Cuba, el presidente norteamericano Barack Obama, se sumó de forma abierta e injerencista a la actual campaña ideológica contra la Isla, en un claro intento por complacer a la ultraderecha norteamericana y a los lobbistas anticubanos dentro del Congreso norteamericano. Navegando en […]
En las que han sido hasta el momento las más álgidas declaraciones contra Cuba, el presidente norteamericano Barack Obama, se sumó de forma abierta e injerencista a la actual campaña ideológica contra la Isla, en un claro intento por complacer a la ultraderecha norteamericana y a los lobbistas anticubanos dentro del Congreso norteamericano.
Navegando en mar revuelto, la política del gobernante de origen afro norteamericano que hoy ocupa la Casa Blanca, se ha sustentado en una sistemática complacencia con los sectores más conservadores de Estados Unidos, cediendo terreno ante ellos a cambio de obtener algunos controvertidos triunfos en su política interna y externa.
Apenas lograda en días recientes la votación sobre la reforma sanitaria por 219 votos contra 212, limitada por la presión de los republicanos y parte de los demócratas que se oponen al aborto, a otorgar becas para estudiantes de bajos ingresos, así como otras cuestiones de orden presupuestario, que fue votada mediante el acuerdo de someter a votación próximamente varias enmiendas de la referida ley, Obama logró lo que parece ser un paso de avance demasiado corto, cercano al refrán que reza: del lobo un pelo.
Otra iniciativa de salud promovida por Obama, referida al mejoramiento de los beneficios para las personas adultas que requieren por sus padecimientos altos gastos en medicinas recetadas, así como familias con ingresos con bajos recursos, incapaces de pagar el costo del seguro, está destinada a ser saboteada por los republicanos.
De tal manera, Obama tomó un respiro ante el fracaso de sus promesas con respecto a la reforma sanitaria y optó por cumplir los acuerdos asumidos con su contraparte republicana, siendo uno de ellos el endurecimiento de sus posiciones con respecto a Cuba. En tal sentido, ni lerdo ni perezoso, se apresuró a declarar:
«Sucesos recientes en Cuba, entre ellos la trágica muerte de Orlando Zapata Tamayo, la represión de las Damas de Blanco y la intensificación del hostigamiento a quienes se atreven a expresar los deseos de sus conciudadanos cubanos, son sumamente preocupantes.»
«Estos sucesos destacan que en vez de aprovechar la oportunidad de entrar a una nueva era, las autoridades cubanas continúan respondiendo a las aspiraciones del pueblo cubano con puño cerrado.»
«Hoy, sumo mi voz a la de valientes personas en toda Cuba y un coro cada vez más numeroso en todo el mundo que exigen el fin de la represión, la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos en Cuba y el respeto de los derechos básicos del pueblo cubano. En el transcurso del año pasado, he dado pasos para extenderle la mano al pueblo cubano y expresar mi deseo de propiciar una nueva era de relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba. Sigo comprometido con respaldar el simple deseo del pueblo cubano de determinar libremente su futuro y gozar de los derechos y libertades que definen al continente americano y que deberían ser universales entre todos los seres humanos.»
El jolgorio desplegado entre los más acérrimos enemigos de la Revolución Cubana por las declaraciones de Obama no se hizo esperar. Esto lo predijo acertadamente el compañero Fidel en sus Reflexiones sobre la Reforma sanitaria del día de ayer, en las que expresó: «Comprendo la satisfacción con que se expresa y reconoce, en el discurso presidencial, el aporte de los miembros del Congreso y la administración que hicieron posible el milagro de la reforma sanitaria, lo cual fortalece la posición del gobierno frente a lobbistas y mercenarios de la política que limitan las facultades de la administración. Sería peor si los que protagonizaron las torturas, los asesinatos por contrato y el genocidio ocuparan nuevamente el gobierno de Estados Unidos. Como persona incuestionablemente inteligente y suficientemente bien informada, Obama conoce que no hay exageración en mis palabras. Espero que las tonterías que a veces expresa sobre Cuba no obnubilen su inteligencia.»
Las posiciones injerencistas anticubanas de Obama son prueba de que éste no es un gobernante tonto, sino un propio capitalista, prisionero de los compromisos con la ultraderecha y los mafiosos contrarrevolucionarios que vician su política hacia Cuba y la acomodan a su antojo.
No habían finalizado de darse a conocer esta declaraciones del presidente, cuando el grupo de mafiosos anticubanos en el Congreso, capitaneados por los hermanos Lincoln Diaz-Balart y Mario Diaz-Balart, así como Ileana Ros-Lehtinen, se congratularon del sórdido posicionamiento político de Obama hacia Cuba, al declarar sin ambages y llenos de regocijo: «Le agradecemos al Presidente Obama su declaración en solidaridad con el pueblo cubano y su reconocimiento de la incrementada represión por parte de la dictadura. El Presidente Obama pidió la inmediata e incondicional liberación de todos los presos políticos en Cuba y abogó por el derecho del pueblo de Cuba a determinar libremente su futuro. También destacó la trágica muerta de Orlando Zapata Tamayo y la incesante represión contra Las Damas de Blanco. En un momento en que el pueblo de Cuba desesperadamente necesita apoyo, le expresamos nuestra gratitud al Presidente Obama por este gesto de solidaridad. Ahora más que nunca es hora de exigir solidaridad internacional y de aumentar la asistencia a los valientes héroes que luchan por la libertad y la democracia dentro de Cuba.»
Por supuesto, los representantes mafiosos hicieron un tácito llamado a Obama para que su administración descongele los fondos retenidos para ayudar a la contrarrevolución dentro de la Isla: «Ahora más que nunca es hora de exigir solidaridad internacional y aumentar la asistencia a los valientes héroes que luchan por la libertad y la democracia dentro de Cuba».
Debe recordarse que Según Díaz Balart la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) congeló los fondos que destinados para las organizaciones contrarrevolucionarias en Cuba por el robo descarado de los mismos por parte de los grupúsculos anticubanos radicados en Estados Unidos, los que durante el año 2008, con George W. Bush en la oficina Oval, ascendieron a cerca de 40 millones de dólares. El propio Lincoln Díaz Balart y sus socios mafiosos en el Congreso se quejaron ante la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, por el congelamiento de estos fondos, en una carta en la que expresaron: «Es altamente frustrante que tras votar en el Congreso por estos auxilios para los héroes que luchan dentro de Cuba por la libertad, la Administración, que se supone debe cumplir la ley, no los distribuya».
Obviamente, las actuales declaraciones de Obama sobre Cuba presagian el pronto descongelamiento de los fondos para sustentar a la contrarrevolución interna, lo que sería una parte de los arreglos con la ultraderecha norteamericana para que se aprobara su reforma sanitaria.
Otros enemigos tradicionales de la Revolución se hicieron eco de inmediato con las declaraciones de Obama. Mauricio Claver-Carone, director del Comité de Acción Política por la Democracia EEUU-Cuba, declaró igualmente: «Con esta declaración ha decidido ponerse de parte del futuro de Cuba, en lugar de aceptar incondicionalmente al régimen que sólo representa su presente y su pasado represivos».
Por su parte, el representante Kendrick Meek, demócrata por la Florida y candidato al Senado federal, así como Andy Gómez, del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, también se sintieron congratulados con el anuncio.
La caldosa, sin embargo se estaba preparando desde hace algún tiempo mientras Obama lidiaba por lograr la aceptación de su reforma sanitaria. En una declaración del vocero del Departamento de Estado, Gordon Duguid, previa a la del presidente, éste expresó ante la agencia AFP que su gobierno estaba «consternado porque una marcha pacífica fue desbaratada por las autoridades del gobierno, quienes interfirieron con el derecho de los ciudadanos cubanos a reunirse pacíficamente», en clara alusión a la respuesta de nuestro pueblo a las actividades provocadoras realizadas durante varios días por el grupo contrarrevolucionario auto titulado «Las Damas de Blanco».
Sin embargo, quienes pensaron que Obama tendería una rama de olivo hacia Cuba y propiciaría una conversación franca con la misma, libre de condicionamientos políticos y respeto mutuo, estaban equivocados. Desde la entrevista que concedió hace algún tiempo a la internauta contrarrevolucionaria y difamadora de oficio, Yoani Sánchez, ya Obama había anunciado, aunque de manera más solapada, sus posiciones hacia Cuba, cargadas de una sospechosa hipocresía: «Mi administración está lista para establecer lazos con el gobierno cubano en áreas de mutuo interés, como hemos hecho en las conversaciones migratorias y sobre correo directo. También me propongo facilitar mayor contacto con el pueblo cubano, especialmente entre familias que están divididas, algo que he hecho con la eliminación de restricciones a visitas familiares y a remesas.» (…) «Llevo tiempo diciendo que es hora de aplicar una diplomacia directa y sin condiciones, sea con amigos o enemigos. Sin embargo, hablar por hablar no me interesa. En el caso de Cuba, el uso de la diplomacia debería resultar en mayores oportunidades para promover nuestros intereses y las libertades del pueblo cubano.»
La diplomacia de Obama y su administración, de abierto corte injerencista, pretende cuestionar a Cuba y a sus asuntos internos, sobre la base de la detracción más desvergonzada y en franco apoyo a los grupúsculos contrarrevolucionarios financiados por su gobierno y agencias federales, incitándolos a la promoción de la desobediencia social y a la desestabilización de nuestro orden democrático apoyado por el pueblo en su mayoría.
Es por ello que las declaraciones de hoy, así como todas las realizadas por Obama con respecto a Cuba, si bien no son tan abiertas como las de sus predecesores, hacen de la refinada hipocresía una irrespetuosa injerencia en los asuntos internos de nuestra Patria. Prueba de ello, es otra de sus manifestaciones a la sobredimensionada vedette de turno de la contrarrevolución, Yoani Sánchez: «Lo que EE.UU. apoya en Cuba es un mayor respeto a los derechos humanos y a las libertades políticas y económicas, y se une a las esperanzas de que el gobierno responda a las aspiraciones de su gente de disfrutar de la democracia y de poder determinar el futuro de Cuba libremente».
La actitud anticubana de Obama está sustentada en varios hechos incuestionables. En primer lugar, en la incapacidad de su administración de mantener un diálogo serio con la contraparte cubana con vistas a dar solución al diferendo impuesto por Estados Unidos contra Cuba desde el mismo primero de enero de 1959, que significaría, a grandes rasgos, la eliminación del criminal bloqueo contra nuestro pueblo, la devolución de la Base ilegalmente ocupada en Guantánamo, la aplicación transparente de los Acuerdos Migratorios entre ambas partes, el cese de las permanentes provocaciones de los grupos terroristas radicados en Miami, así como el enjuiciamiento de todos aquellos que, como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, han cometido repudiables crímenes contra nuestro pueblo.
En segundo lugar, Obama debe impedir de manera tajante el financiamiento de su gobierno a los grupos contrarrevolucionarios y su apoyo incondicional a los mismos, frenando las sucias campañas ideológicas desatadas contra Cuba sobre la base de la mentira y la difamación.
Adicionalmente, solo el reconocimiento de la existencia de un pérfido y criminal terrorismo contra Cuba desde su territorio, en franca violación de la Ley de Neutralidad, le haría ver a Obama la importancia de la imperiosa necesidad de la justa excarcelación de nuestros Cinco Héroes.
A contrapelo, la política de Washington hacia Cuba se ha basado en la implementación de una repudiable guerra ideológica, transformando a delincuentes y vividores oportunistas, en supuestos luchadores por la libertad, sobre la base de un sucio marketing mediático. Prueba de ello lo es el reciente otorgamiento del Galardón Defensores de la Libertad 2009, al contrarrevolucionario Darsi Ferrer por parte del Departamento de Estado norteamericano. El propio portavoz de esta entidad, Philip Crowley, hizo el anuncio ante la prensa: »Este premio es un reconocimiento del trabajo y la valentía de Ferrer en su lucha por la defensa de los derechos humanos en Cuba».
Viendo debilitada su carrera al estrellato de la contrarrevolución interna por las actitudes provocadoras de otros de sus congéneres como Guillermo (Coco) Fariñas y las alborotadoras Damas de Blanco, Yoani Sánchez trata de mantenerse como útil opción, luego del deterioro de imagen que han sufrido en los últimos tiempos los connotados contrarrevolucionarios como Elizardo Sánchez Santacruz, Vladimiro Roca, Marta Beatriz Roque y otros. Sobredimensionada con premios inmerecidos como el Premio Ortega y Gasset (2008), el BOB, categoría como el mejor Weblog por parte de la Deutsche Welle de la Radio y TV alemanas (2008), Reconocimiento como una de las 10 «¿intelectuales?» más influyentes de América, por parte de la Revista Foreign Policy (2009), Mención en el Premio María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, en octubre de 2009, así como una deshonrosa condecoración del grupo terrorista de Miami, el Consejo por la Libertad de Cuba, logró ser invitada a un encuentro de la Academia Española de la Lengua a realizarse en Santiago de Chile.
Como el Premio Nobel de la Paz se ha convertido en una parodia desde que ha sido entregado inmerecidamente a personajes como Óscar Arias y al propio Barack Obama, la nueva farsa mediática es la solicitud de postular para dicho reconocimiento a las Damas de Blanco de Cuba, para su edición 2010, nada menos que por un grupo de contrarrevolucionarios y anticubanos de oficio radicados en Miami, entre los que se encuentran Pedro Pablo Alvarez, Miguel Sigler Amaya, Oscar Peña, Ariel Hidalgo, Heriberto Leyva, Eduardo Mesa, Adrián Leiva, Miguel Saludes y Tete Machado.
CONSIDERACIONES FINALES.
Obama acaba de comprometerse hasta los tuétanos con los representantes de la ultraderecha norteamericana y de la mafia miamense en el arreciamiento de la política anticubana, dejando atrás toda la retórica sobre un posible acercamiento hacia la Isla, a cambio de los compromisos políticos asumidos en cuanto a su política interna y externa.
Este paso actual, emanado de sus declaraciones, abre las puertas a un enrarecimiento en las relaciones bilaterales entre nuestros dos gobiernos, lo que favorece a los enemigos tradicionales de la Revolución y afecta directamente al acercamiento entre nuestros dos pueblos.
Cuba, por su parte, espera serena el desenvolvimiento de los acontecimientos, segura de que, como lo intentaron fracasadamente otras administraciones norteamericanas, la administración de Obama no podrá ver jamás la derrota de la Revolución.
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