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Editorial de Gara

Obligada solidaridad con Palestina

Fuentes:

Aisheh al Zedben, una mujer de 55 años a la que ni su edad ni las advertencias médicas consiguieron convencer de que no pusiera su vida en juego solidarizándose con su hijo preso en Israel, ha muerto tras doce días en huelga de hambre. Es la primera víctima mortal de esta magna protesta que desarrollan […]

Aisheh al Zedben, una mujer de 55 años a la que ni su edad ni las advertencias médicas consiguieron convencer de que no pusiera su vida en juego solidarizándose con su hijo preso en Israel, ha muerto tras doce días en huelga de hambre. Es la primera víctima mortal de esta magna protesta que desarrollan miles de presos en las cárceles israelíes, y gran número de familiares y personas solidarias en los territorios palestinos; pero, la dureza de las condiciones en que se realiza una acción que ya en sí misma supone un deterioro de las condiciones de salud y un riesgo para la vida de quien la desarrolla, hace pensar que esta madre muy posiblemente no será la única víctima.

Cuando han transcurrido ya 16 días desde que se iniciara la protesta, el Gobierno israelí no muestra voluntad alguna para entablar conversaciones de cara a resolver esta crisis. Es más, la respuesta que está dando desde el inicio de la huelga de hambre en las cárceles son los castigos, las presiones físicas y síquicas, las coacciones, los aislamientos, los continuos traslados para generar inestabilidad… todo ello con el objetivo de romper la voluntad de los prisioneros. Nada de conversaciones para estudiar las demandas de los huelguistas, nada de visitas de abogados, nada de visitas de familiares, en definitiva, cerrazón y opacidad, dos actitudes típicas del Gobierno de Ariel Sharon. El trato que se da a los presos en las cárceles israelíes viola la legislación internacional y la propia del Estado de Israel, y es una parte más de la política genocida de Sharon, que no reconoce autoridad ni ley que le impida seguir con su estrategia contra el pueblo palestino.

La acción emprendida el pasado día 15 por los presos palestinos cuenta con el apoyo masivo e incondicional de su pueblo, que día a día realiza actos de solidaridad, incluidas huelgas de hambre como la realizada por Aisheh al Zedben. Pero el pueblo palestino no puede romper por sí solo el cerco informativo impuesto por Israel y asumido con más o menos entusiasmo por los grandes medios de comunicación del mundo. El mundo se movilizó masivamente contra el inicio de la agresión a Irak, asumiendo un reto puntual de gran importancia. Sin embargo, pocas veces se ha mostrado el mismo empuje para denunciar otro conflicto, el palestino-israelí, que obedece a los mismos intereses de los mismos protagonistas que el que la ocupación ha creado en Irak. Es hora de la solidaridad, porque la supervivencia del pueblo palestino está en juego.