El histórico líder del Partido de los Tabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, anunció ayer que da vía libre a los miembros de la formación para actuar como lo consideren conveniente si no se mejoran sus condiciones en la prisión de la isla de Imrali, en el mar de Mármara, donde cumple cadena perpetua, según […]
El histórico líder del Partido de los Tabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, anunció ayer que da vía libre a los miembros de la formación para actuar como lo consideren conveniente si no se mejoran sus condiciones en la prisión de la isla de Imrali, en el mar de Mármara, donde cumple cadena perpetua, según informó la agencia Firat.
Öcalan es uno de los interlocutores en representación del pueblo kurdo en el incipiente proceso que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, inició de cara a realizar un reconocimiento de la realidad kurda y que actualmente se encuentra atascado. Los otros interlocutores eran el PKK y el DTP, formación que representaba a los electos kurdos en el Parlamento de Ankara y que acaba de ser ilegalizada por los tribunales turcos.
Desde el primer momento, Öcalan dejó claro que sus condiciones de vida en la prisión de Imrali, caracterizadas por el aislamiento extremo, no le permitían participar de manera normalizada en el incipiente proceso. El Gobierno turco trasladó a otros cinco presos políticos kurdos a Imrali, pero el aislamiento respecto al exterior sigue siendo extrema.
En la nota publicada ayer, Öcalan deja en evidencia que sus condiciones de vida en Imrali no han mejorado, por lo que delega el liderazgo político en la dirección del PKK que se encuentra en libertad.
«En el exterior de mi celda funciona a todas horas un generador que hace mucho ruido, lo que me provoca muchas molestias. La ventilación es mala, apenas puedo dormir», se quejó Öcalan a través de sus abogados.
Además, Öcalan denunció que no se respeta el tiempo que tiene disponible para hablar con sus abogados, ni se permite a los presos hablar en kurdo.
El líder del PKK acusa al Gobierno de Erdogan de falta de voluntad para solucionar el conflicto kurdo, al considerar insuficientes las medidas presentadas en el marco del incipiente proceso.
En el mensaje difundido ayer, Öcalan señala que dejará de dar órdenes a los miembros del PKK a partir de los meses de febrero y marzo.
«No pediré que luchen ni que lleguen a un acuerdo de paz. No doy instrucciones. Que ellos mismos tomen las decisiones», agregó.
En una carta dirigida por Öcalan al presidente turco, Abdullah Gül, y fechada el pasado martes, el dirigente kurdo alertaba del riesgo que corre el incipiente proceso, «que está bloqueado por la rígida línea nacionalista de Ergenekon».
«Estamos a las puertas de febrero. Aunque el PKK lo desee, puede que no sea capaz de prevenir la reacción del pueblo», señala Öcalan, que subraya que el objetivo de esta misiva es realizar una aportación para que el conflicto entre kurdos y turcos se resuelva de una manera democrática y pacífica y señala que el AKP de Erdogan lleva a cabo «un exterminio suave» de los kurdos frente al «duro» de MHP y CHP.
Dos de los kurdos militantes del PKK que retornaron el pasado mes de octubre al Estado turco desde Irak fueron detenidos por las autoridades de Ankara por «delitos relacionados con el terrorismo» al haber pronunciado un discurso, según informó la agencia Anadolu.
Nurettin Turgut fue detenido el lunes en el aeropuerto de Ferin Melen, en la provincia de Van, en Kurdistán Norte, y posteriormente trasladado a una comisaría en virtud de una orden de detención emitida a raíz de un discurso pronunciado en la ciudad de Dogubayazit, según informó el diario «Hürriyet» citando fuentes policiales.
El pasado domingo fue detenida en Diyarbakir Gulbuhar Cicekci también por una orden de arresto relacionada con una alocución en Dogubayazit. Cicekci se dirigía a Ankara junto a otro de los retornados en octubre, Serif Gencdal, cuando su vehículo fue parado por policías que le solicitaron su identificación.
En total, fueron 34 los kurdos que regresaron el 19 de octubre al Estado turco desde el campamento de refugiados de la ONU de Majmur, en las montañas de Qandil, en Kurdistán Sur, autónomo dentro de Irak.
Algunos de ellos fueron arrestados en un primer momento, pero fueron puestos en libertad poco después.
El arresto de Turgut y Cicekci por intervenir en un acto político es otra evidencia más del colapso del proceso impulsado por Erdogan, que ya quedó profundamente tocado tras la ilegalización del DTP, la principal formación que representa a la población kurda, por parte del Tribunal Supremo turco por «sus vínculos con el PKK».