El cambio climático frenó la capacidad que tiene el océano Antártico de absorber los gases de efecto invernadero de la atmósfera, advirtieron investigadores este jueves.
Este fenómeno dificultará la estabilización de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, así como la reducción del riesgo de que se registre un recalentamiento planetario como el previsto en los escenarios más extremos.
El océano Antártico absorbe menos CO2 de la atmósfera desde 1981, aunque su presencia en el aire ha aumentado 40 por ciento debido a las emisiones producidas por la quema de combustibles fósiles, según la mayoría de los científicos.
Los océanos absorben la mitad de todas las emisiones humanas de dióxido de carbono, pero el Antártico incorpora cada vez menos y está llegando a su punto de saturación, informó un equipo de investigadores internacionales, según un estudio publicado por la revista Science.
Esta es la primera evidencia de una retroalimentación positiva temida durante mucho tiempo, la cual podría acelerar rápidamente el ritmo del cambio climático, llevando el impacto del fenómeno al último extremo de la escala.
«Esto es serio. Todos los modelos climáticos pronostican que esta clase de retroalimentación continuará y se intensificará durante este siglo», dijo Corinne Le Quéré, de la británica Universidad de Anglia Oriental y principal autora del documento.
«Al alcanzar el océano Antártico su punto de saturación, más CO2 permanecerá en nuestra atmósfera», afirmó Le Quéré en una declaración escrita.
Las conclusiones de esta investigación no llegaron a tiempo para su inclusión en los tres informes publicados este año por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), red internacional de científicos dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
«Este hallazgo podría señalar una diferencia significativa en algunas proyecciones del IPCC», sostuvo el coautor del estudio Thomas Conway, de la División de Control Mundial de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos, con sede en Boulder, estado de Colorado.
«Si este estudio se sostiene, significará que la proporción del aumento de CO2 en la atmósfera será más rápida», dijo Conway a IPS.
El estudio de cuatro años se basó sobre datos recogidos en 51 estaciones de control de dióxido de carbono en todo el mundo, para dilucidar cómo respondía el océano Antártico a los valores cada vez más altos de CO2 en la atmósfera.
Antes se creía que el océano Antártico, el cuarto en tamaño de los cinco existentes, absorbía 15 por ciento de todas las emisiones humanas de CO2, pero en realidad absorbe cada vez menos desde 1981.
Los océanos deberían ser capaces de absorber CO2 durante cientos de años en el futuro antes de saturarse. «Esto es algo que no debería estar ocurriendo», dijo Conway.
Así que, ¿por qué se constata ahora este fenómeno en el océano Antártico? La respuesta está en el viento.
Desde 1958 se ha registrado un aumento de los vientos en el Hemisferio Sur, producto inesperado del agotamiento de la capa de ozono y del recalentamiento planetario.
«El agujero de ozono causó un fuerte enfriamiento de la estratósfera antártica», dijo Le Quéré a IPS.
Las emisiones de productos químicos tales como clorofluorocarbonos (CFC), junto con otros compuestos que contienen cloro y bromo, agotaron los valores de ozono estratosférico, lo que resultó en un afinamiento masivo o «agujero» sobre la Antártida.
Eso, a su vez, provocó produjo un enfriamiento de la atmósfera, entre 20 y 40 kilómetros por encima de la superficie helada del continente, lo cual fortalece los vientos estratosféricos.
Eso fue lo que fortaleció los vientos del oeste hacia la superficie, dijo Le Quéré.
«Los gases invernadero también cambiaron la estructura de temperaturas de la atmósfera. Los modelos climáticos muestran que estos cambios también fortalecen los vientos del oeste sobre el océano Antártico», señaló.
Los océanos absorben CO2 en la superficie y lo transportan hacia las profundidades. A veces, terminan almacenando el gas en las profundidades oceánicas.
Sin embargo, el aumento de los vientos provoca remolinos en el océano Antártico, por lo que el CO2 almacenado en las profundidades sube y sale a la superficie.
Al saturarse de CO2, la superficie absorbe cada vez menos gas de la atmósfera.
Como el océano Antártico absorbía 15 por ciento de todas las emisiones humanas, si la reducción continúa acelerándose eso podría llevar a un aumento aún mayor del CO2 atmosférico en unas decenas de partes por millón, dificultando la concreción de los objetivos de estabilización, dijo Le Quéré.
La actual concentración de dióxido de carbono en la atmósfera a 383 partes por millón, y aumentan aproximadamente dos partes por año.
El IPCC, la Unión Europea y otras organizaciones creen que los niveles de CO2 deben estabilizarse en 450 partes por millón para minimizar el impacto y los riesgos extremos de la retroalimentación positiva.
Ésta es la respuesta del planeta a niveles más elevados de CO2 y el IPCC concluyó que probablemente será positiva, lo que significa que el recalentamiento se potenciará.
«La posibilidad de que en un mundo más cálido el océano Antártico se esté debilitando es motivo de preocupación», dijo Chris Rapley, director del British Antarctic Survey, en una declaración escrita.
Un aspecto secundario –pero no por eso menos importante– de este cambio en el océano Antártico es que la superficie se está volviendo más ácida con mayor rapidez, porque cuando el CO2 se combina con agua de mar forma un ácido.
Aunque esta acidificación fue documentada en todos los océanos, los científicos creen que no afectará la vida marina hasta después de 2050. Pero con este reciente hallazgo, el océano Antártico podría sufrir el impacto mucho más rápido de lo previsto.
Otros océanos también pueden estar reaccionando de modo similar, absorbiendo menos CO2, dijo Le Quéré, observando que hay evidencias de ese efecto en el Atlántico Norte.
Esto significa que los modelos climáticos que usa el IPCC calculan de más la cantidad de carbono que absorben los océanos, y de menos la proporción en que aumentará el CO2 en el futuro.
«Dependemos de sumideros de carbono como los océanos para absorber una enorme cantidad de nuestras emisiones. Esto significa que hay más urgencia que nunca por reducirlas», afirmó.