Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R.
Hoy, 27 de diciembre, se conmemora el segundo aniversario de la Operación Plomo Fundido, la brutal ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza. Durante 22 días de implacables ataques aéreos y terrestres, más de 1.400 habitantes de Gaza, en su mayoría civiles, fueron asesinados en lo que el «Informe Goldstone» de las Naciones Unidas describió como crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad.
Dos años después, el perpetrador -Israel- sigue impune. Dos años después Gaza sigue en ruinas, en gran parte por la renuencia de la comunidad internacional de enfrentarse al matón y entregar los materiales necesarios para la reconstrucción de Gaza.
A pesar de sus recursos, y de toda su autoridad moral, las Naciones Unidas y numerosas organizaciones humanitarias internacionales no han suministrado más que retórica, dejando en manos de los ciudadanos comunes del mundo, en forma de convoyes de ayuda humanitaria, la tarea de romper el bloqueo de Gaza y entregar medicinas, recursos educativos y equipamiento a su población sufriente. Es una fracción de lo que necesita -sistemas de agua y de tratamiento de aguas residuales, cemento y materiales de construcción para reparar y reconstruir casas, hospitales, escuelas y edificios públicos, energía para generar electricidad, incluso harina para hacer pan. Todo se necesita desesperadamente- y es bloqueado por Israel.
La comunidad internacional acepta dócilmente los dictados de ese Estado delincuente, y su imposición de un bloqueo ilegal, inmoral e inhumano. Lo respetan, actúan en complicidad con él, y no lo desafían estableciendo un corredor de ayuda a través de Egipto o directamente por mar hacia Gaza, para entregar los materiales que se requieren para cumplir con sus propias funciones y mandatos independientes e imparciales como proveedores de ayuda humanitaria.
Mientras tanto, otro convoy de ayuda civil llega a Gaza, esta vez desde Asia. Otro grupo de ciudadanos del mundo disgustados con que sus gobiernos, sus ONG y organizaciones internacionales no alivien los sufrimientos y reconstruyan alguna apariencia de normalidad en Gaza, otro grupo de ciudadanos del mundo que expresa su apoyo y solidaridad con las víctimas del flagrante expansionismo de Israel y su cruel desprecio por el derecho internacional, para no hablar de los estándares mínimos de decencia humana. Otro grupo de ciudadanos del mundo que muestra su valor y hace el trabajo que sus gobiernos, sus organismos internacionales, sus agencias de ayuda humanitaria deberían estar haciendo, pero no lo hacen.
El bloqueo ilegal debe levantarse de inmediato, o ser desafiado por todos, incluidas las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, de manera que la ayuda esencial se entregue de inmediato a Gaza.
Hay que responsabilizar a Israel por sus crímenes de guerra. Mientras los tanques israelíes se movilizan a lo largo de la frontera de Gaza y aumentan los ataques aéreos y las incursiones por tierra, lo que sugiere que es inminente otra gran ofensiva, tenemos que recordar lo que pasó hace exactamente dos años, y hacer lo posible para que no vuelva a ocurrir lo mismo.
Julie Webb-Pullman es escritora independiente de Nueva Zelanda que ha informado para Scoop desde 2003. Fue elegida para formar parte del contingente neocelandés en el Convoy Viva Palestina – es decir Kia Ora Gaza.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/