Operación «salvar al alto mando de Israel»

En el año 1982, apareció algo inusual en el horizonte mediterráneo. Como una nave de la muerte en La Guerra de las Galaxias un buque de guerra de la II Guerra mundial amenazaba la costa libanesa. Voceros de la Marina de Estados Unidos alegaban que el USS New Jersey era la plataforma de artillería más temible en los altos mares. La Administración Reagan la había re-comisionado junto a otros dinosaurios marítimos para impulsar la diplomacia de Nicaragua hasta Irán. La propaganda de avanzada del New Jersey impresionó a los libaneses, que habían sufrido ya siete años de guerra civil., la ocupación siria, y dos invasiones israelíes. Los cañones de dieciséis pulgadas, decía la Marina, llevaría cargas del tamaño de Volkswagens a arrasar áreas tan grandes como campos de football. Nunca se explicó porque un Volkswagen en vez de un Ford pequeño, o si se referían al fútbol jugado por los libaneses. Un oficial de los Marines que conocí apuntó a la cima del Monte Líbano un día. Me dijo que si el New Jersey le disparaba a esa montaña dejaría de existir. Me parecía una pretensión extravagante, pero la mayoría de nosotros estábamos dispuestos a creerle-hasta que el New Jersey efectivamente disparó.

Cuando el New Jersey soltó sus Volkswagens el 14 de diciembre de 1983, vimos a una milla de distancia, llamas salir de sus cañones. Lo que no vimos fue demasiada destrucción- al menos no según los estándares libaneses. Unas pocas casas en las colinas drusas del Shouf fueron demolidas. Centenares de personas, mayoritariamente shiitas y drusos, murieron. La cima del Monte Líbano permanecía intacta. No habían volkswagens voladores, ni campos de fútbol. Los libaneses, ante el bluff descubierto, perdieron su miedo al New Jersey y a los Estados Unidos. Continuaron destruyendo con bombas embajadas norteamericanas y cuarteles militares. En Febrero de 1984, el New Jersey mató a un general del ejército sirio mientras cubría la salida de los marines de Beirut. Se les ordenó abandonar el Líbano, como a los franceses, británicos e italianos que habían sido manipulados por el Secretario de estado para ir al país como «fuerza multinacional». Los voceros del gobierno de EEUU insistieron que reubicación no significaba retiro. Pero a nosotros en el Líbano nos parecía que se retiraban, especialmente cuando la flota y los marines fueron reubicados en los Estados Unidos. El New Jersey pasó a la historia en 1991, el año en que EEUU sacó a Irak de Kuwait e invitó a los sirios a terminar la Guerra asumiendo el control de la mayor parte del Líbano.

El peor error militar de los EEUU en Líbano fue el haber usado al New Jersey. Como amenaza, generó miedo. En la realidad, causó algo de daño. No entraré a considerar los muchos errores políticos, que fueron tantos que los especialistas reaganianos sobre Oriente Medio casi logran hacer que los neoconservadores de George W. Bush parezcan competentes (dije: casi). Un ejército puede asustar a la gente con un arma devastadora, hasta que la usa. Israel ha utilizado tanto sus armas en Líbano que a los libaneses no les importa, Sufren, pero enfrentan el desplazamiento de medio millón de personas y la pérdida de centenares de hombres, mujeres y niños. «la resistencia no juega el rol de víctima» escribió Azmi Bishara, un palestino árabe miembro del Knesset israelí en Al Ahram Weekly. «No pidió simpatía internacional con las víctimas sino solidaridad» Así, que otros trucos puede hacer Israel que no sean conocidos para los libaneses? Bombardeos? Lo han estado haciendo desde finales de los sesenta. ¿Invasión? Esa carta la jugaron en 1978 y 1982 y dejaron mil soldados muertos en el campo hasta retirarse en el 2000. Qué les queda en el arsenal? Ocupación, ¿de Nuevo? Los libaneses se dieron cuenta en algún momento de 1983 que soldados israelíes en suelo libanés no eran guerreros feroces sino blancos expuestos. Israel podría darles más, como los ocho o nueve soldados que murieron el miércoles en la pequeña aldea fronteriza shiita de Bint Jbeil (lugar que donde se fabricaban zapatos hasta que la ocupó y casi vació Israel en 1978).

La propaganda israelí, excepto en los Estados Unidos donde no existe otra, ya no funciona con su vieja magia. En 1982, alguna gente puede haber creído que Ariel Sharon envió sus tropas al Líbano para vengar el ataque al embajador de Israel en Gran Bretaña, pero nadie está creyendo en el cuento de que la devastación actual es una operación para rescatar a dos soldados israelíes capturados. Los planificadores tienen tantos problemas con este flaco pretexto que, algo inusual, no le han dado un nombre hasta ahora a la operación. La operación que no se atreve a decir su nombre aún no se une a sus predecesores inmediatos, la operación rendir cuentas en 1993, y la Operación uvas de la ira en 1996, en la lista de ataques creativamente denominados. ¿Porqué no llamarla «Repetición infinita»? Operación encubrimiento puede servir, también, dado que los soldados entrando al Líbano a los que ha disparado Hezbollah tratan de compensar la incompetencia de oficiales que dejaron que tres hombres bajo su mando fueran capturados por Hamas y Hezbollah. ¿A dónde van los impuestos que pagan los estadounidenses si los oficiales no pueden resguardar a sus tropas de raptos por parte d e guerrilleros jóvenes que pueden vigilar día y noche con los aparatos más sofisticados que pueden producir el genio Estadounidense-israelí? Si el ejército no hubiese sido tan descuidado, no estarían hoy arrasando con bombas Gaza y El Líbano- al menos, por supuesto, que eso sea lo que los políticos querían hacer de todos modos. Siendo así, ¿qué mejor excusa que los soldados?