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Oriente Medio, nudo de contradicciones (y II)

Fuentes: Rebelión

Primera parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245305 Sin embargo, a pesar de todas estas iniciativas diplomáticas, hasta ahora no se han visto frutos significativos de las mismas. Después de siete años de guerra, todavía no se vislumbra un horizonte claro. Ello se debe a varias razones, entre ellas la desconfianza mutua entre EEUU y la UE, por una parte, y […]

Primera parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245305

Sin embargo, a pesar de todas estas iniciativas diplomáticas, hasta ahora no se han visto frutos significativos de las mismas. Después de siete años de guerra, todavía no se vislumbra un horizonte claro. Ello se debe a varias razones, entre ellas la desconfianza mutua entre EEUU y la UE, por una parte, y Rusia y sus aliados por la otra; las acusaciones de EEUU a Rusia de que trata de sustituir la conferencia de Ginebra por la de Astaná; las sospechas del gobierno sirio sobre las verdaderas intenciones de Turquía al invadir el norte de Siria; la ausencia de Arabia Saudita, los Emiratos del Golfo y Qatar, de las reuniones, cuando son dichos países quienes apoyan a una buena parte de los grupos rebeldes islamistas; etc.

Por otra parte, resulta paradójico pero las conversaciones de Astaná están sirviendo para reforzar las relaciones económicas entre Rusia, Irán y Turquía, hasta tal punto que durante el año pasado, el comercio entre Turquía y Rusia creció un 30%, y entre Irán y Turquía se triplicó en relación con el 2014, favoreciendo que la economía turca creciese en un 6% [12].

Además, todo parece indicar que tanto EEUU, como Francia y Gran Bretaña, e incluso también se habla de Alemania, están ampliando sus posiciones en territorio sirio, con objeto de fragmentar el país y así lograr una posición preponderante (de dominio) en Oriente Medio; mientras que las otras dos potencias, Rusia y China (que, según parece, no dispone de tropas sobre el terreno) tratarían de mantener una situación internacional basada en la continuidad de los actuales Estados nacionales [13].

A pesar de todo, con la evolución que está siguiendo la guerra de Siria en los últimos meses, puede decirse que la hegemonía que venía teniendo EEUU en la región de Oriente Medio, desde mediados de los años 40 del pasado siglo, está siendo sustituida por el predominio de la Federación Rusa [14].

En este sentido hemos de resaltar que la participación de Rusia en la guerra de Siria, apoyando al gobierno de Bashar al Assad, también ha contribuido a mejorar su posición geoestratégica en el plano militar. Le ha permitido establecer dos bases militares en aquel país, la base naval de Tartús y la base aérea Hameymim, situadas ambas en la provincia de Latakia, en el noroeste de Siria.

Con estas bases, Rusia viene a reforzar su presencia militar en el Mediterráneo, que hasta ahora sólo estaba garantizada por la flota del Mar Negro, el grueso de la cual se encuentra anclado en la base naval de Sebastopol, en la península de Crimea [15]. Además hay que tener en cuenta que, aunque el Derecho internacional permite el libre tránsito naval por los estrechos, la reciente entente entre Rusia y Turquía (hasta ahora miembro de la OTAN), país que controla los estrechos del Bósforo, que comunica el Mar Negro con el Mar de Mármara, y de los Dardanelos, que permite el paso desde este último al Mar Egeo y al Mediterráneo, viene a consolidar su nueva posición geoestratégica.

En estos momentos, la provincia de Idleb, situada en el noroeste de Siria constituye el último bastión de los rebeldes islamistas ante el avance de las fuerzas sirias, apoyadas por la aviación rusa. En esta provincia se han ido concentrando los distintos grupos rebeldes, después de haberse rendido y retirado de Alepo Oriental, Ghuta Oriental y más recientemente de Derá. La provincia de Idleb, fronteriza con Turquía, acoge a varios cientos de miles de desplazados y se calcula que en ella podrían haber encontrado refugio unos setenta mil combatientes rebeldes.

4.- La situación en Irak

Este importante país de Oriente Medio, estratégicamente situado, limita al sur con Arabia Saudita y Kuwait, al oeste con Jordania y Siria, al norte con Turquía y al este con Irán; aunque sólo dispone de una pequeña salida al mar, por el Golfo Pérsico.

El 9 de diciembre de 2017, el entonces primer ministro del gobierno irakí, Haider Al Abadi, anunciaba la derrota del llamado «Estado Islámico» (ISIS o DAESH), tres años después de que los yihadistas se hubieran hecho con el control de la ciudad de Mosul, donde establecieron la capital de su «califato», y aproximadamente un tercio del territorio de aquel país, así como también de una parte importante de la vecina Siria. De este modo, las fuerzas armadas iraquíes y las milicias populares, recuperaron las últimas áreas aún bajo control del grupo yihadista a lo largo de la frontera con Siria.

Pero en Irak, al igual que ocurriera en Siria, el imperialismo yanqui y las antiguas potencias coloniales, utilizando también el pretexto de la lucha contra el terrorismo, lograron implantar sus propias bases militares, poniendo en peligro la seguridad e independencia del país y contribuyendo a crear una mayor inestabilidad política y militar en toda la región de Oriente Medio.

De hecho, según revelaba un diario árabe [16] en agosto del año pasado, EEUU estaba construyendo cinco bases militares en el norte de Irak, en la región de Nínive, cerca de la frontera con Siria, con el fin de contrarrestar a las fuerzas populares iraquíes (Al-Hasad Al-Shabi) y dificultar su avance hacia las zonas controladas por el ISIS.

Tal como afirmaba el sheij Mozaem al-Hovait, portavoz de las fuerzas árabes tribales de la provincia de Nínive, durante su entrevista al citado diario, en aquellos momentos, los estadounidenses estaban ya a punto de completar la construcción de una de sus bases y que otras cuatro se hallaban en las primeras fases de construcción.

Pero también Turquía hace acto de presencia en el escenario de Irak. El pasado 15 de agosto, cazas turcos bombardearon un convoy de personas que regresaban a las montañas de Sinjar, en Irak, desde zonas próximas, después de haber asistido a la celebración del aniversario de la masacre que perpetró el ISIS en 2014. Entre las víctimas figuraba Mam Zequî Sengalî, líder de la comunidad yazidí y que también había sido dirigente local del PKK desde la década de los 80 [17].

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irak condenó el ataque aéreo de Turquía, según anunció en un comunicado el portavoz de dicha Cartera, Ahmed Mahyub. La Cancillería iraquí, además negó «categóricamente» cualquier coordinación entre Bagdad y Ankara en el ataque, rechazando algunos informes que indicaban que la incursión turca se efectuó con el consentimiento del Gobierno iraquí [18].

En las recientes elecciones celebradas en Irak, el 12 de mayo de 2018, ha resultado vencedora la coalición Sairoon, formada por el movimiento de Muktada al-Sadr, un movimiento chiita radical, nacionalista de izquierda, que ha establecido un acuerdo con el partido comunista y otras facciones chiitas pro-iraníes.

El movimiento sadrista, a diferencia de otras organizaciones chiitas iraquíes, es un celoso defensor de la independencia de Irak y tiene un carácter relativamente transversal ya que también agrupa a sectores sunnitas.

A diferencia del sector chiita mayoritario que, con ocasión de la invasión de Irak por parte de las tropas imperialistas yanquis (conocida como Segunda Guerra del Golfo, que se desarrolló entre 2003 y 2011), adoptó una posición relativamente pasiva, los sadristas organizaron el llamado Ejército de al-Mahdi y se enfrentaron con las armas a las tropas invasoras.

5.- Otros actores, distintos escenarios, un mismo conflicto

Pero, la situación en la región de Oriente Medio es aún más compleja, si cabe. A continuación vamos a considerar otros aspectos de la misma; otras fuerzas en presencia y otros escenarios en los que también se manifiesta el mismo conflicto. Fuerzas y escenarios que, en una u otra medida, con sus actuaciones y los acontecimientos que en ellos se desarrollan, también inciden (mediante una serie de interrelaciones) en el conjunto del problema.

Los principales aliados de EEUU en Oriente Medio, son Arabia Saudita e Israel. El primero de ellos es una monarquía absoluta, una verdadera autocracia que, con apoyo del imperialismo norteamericano y de Gran Bretaña, trata de mantener su hegemonía política, religiosa, económica y militar, en el área del Golfo Pérsico.

El otro aliado esencial de EEUU para llevar a cabo sus planes de control sobre toda la región Oriente Medio, es el Estado sionista de Israel. Un Estado creado en base al exterminio y la expulsión de su patria (la Nakba) del pueblo palestino.

Y el enemigo acérrimo de ambos, al que los dos pretenden aniquilar por todos los medios, contando para ello con el pleno apoyo de EEUU, es la república islámica de Irán. Se trata, como en el caso de Arabia Saudita, de una potencia de tipo regional, aunque en este caso, todo hay que decirlo, aunque se trate de un país capitalista, sus actuaciones están teniendo una marcada orientación antiimperialista.

6.- Arabia Saudita

Este es un inmenso país de Asia occidental, de más de 2 millones de Km2, y que está situado en la Península arábiga. En él existe un régimen político de monarquía absoluta, en el que la mayoría de su población profesa la religión musulmana, en su variante sunita pero en su interpretación más rigorista, el wahhabismo. Además, en Arabia Saudita se encuentran los lugares sagrados del Islam, la Gran Mezquita de la Meca y la Mezquita del Profeta en Medina, lo que le permite contar con un gran ascendiente sobre los cientos de millones de musulmanes a nivel mundial.

Se trata de un régimen político que también se puede definir como de una monarquía teocrática en la que está implantada la sharia (ley islámica). Está regido por la familia Saud, que tiene una concepción patrimonialista del país y del propio Estado. El rey actual es Saimán bin Abdulaziz. Siendo su príncipe heredero Mohámed bin Salmán (nacido el 31 de agosto de 1985) y que a sus treinta y tres años, ya ostenta los cargos de asistente segundo al Primer Ministro y de Ministro de Defensa (el más joven del mundo).

Arabia saudita limita al noroeste con Jordania, al noreste con Irak, por el este con Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Qatar y el Golfo Pérsico, por el oeste con el Mar Rojo, y por el sur con Omán y Yemen. Su población actual es de unos 34 millones de habitantes. Este país, además de pertenecer a la ONU desde 1945, es miembro fundador de la Liga Árabe, del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, de la Liga Mundial Islámica, de la OPEP y de la Organización para la Cooperación Islámica.

Por la importancia de su economía, como país productor y exportador de petróleo, forma parte del G-20 (el único país árabe) y juega un destacado papel tanto en el Fondo Monetario Internacional (FMI) como en el Banco Mundial (BM).

Si ahora Arabia Saudita es uno de los principales aliados de EEUU en Oriente Medio, las relaciones entre ambos países no siempre han sido tan buenas. De hecho, los atentados del 11 de septiembre de 2001, contribuyeron en buena medida a enturbiarlas. De los diecinueve autores de dichos atentados, quince eran de nacionalidad saudí.

Incluso el propio Osama Bin Laden, el máximo dirigente de Al Qaeda «nació en Arabia Saudí en 1957, en el seno de una familia multimillonaria vinculada a la casa real saudita. Su padre, el jeque Mohammed Bin Laden, era el propietario y fundador de una empresa constructora llamada Saudi Binladin Group, que pasó a ser conocida como la «constructora real». Entre otras obras, se le encargó la reconstrucción de la mezquita de al-Aqsa, en Jerusalén» [19].

Aunque la administración de George W. Bush ocultó información comprometedora sobre el papel del gobierno saudí, desviando la atención hacia Sadam Hussein, durante la presidencia de Obama, las relaciones EEUU-Arabia Saudita empeoraron significativamente [20]. Hasta el propio Donald Trump, en 2001, acusó al gobierno de Riad de ser «el mayor proveedor de fondos del terrorismo a nivel mundial» [21].

Sin embargo, con su acceso a la presidencia de EEUU, en noviembre de 2016, la actitud de Donald Trump hacia Arabia Saudita dio un giro de ciento ochenta grados. Así, sólo siete meses después de haber sido elegido, el presidente estadounidense eligió Ryad para su primera visita al extranjero. Una vez allí, confirmó el giro de la política exterior estadounidense, exigiendo un cambio de régimen en Irán y anunciando un contrato de 110.000 millones de dólares (más de 98.000 millones de euros) con Arabia Saudita para venta de armamento a dicho país.

¿A que se debió este cambio en la política exterior de EEUU? Indudablemente, a dos tipos de factores. Por una parte, los de tipo económico:

– EEUU, a pesar de la obtención de gas de esquisto, sigue dependiendo en buena medida de la importación de petróleo saudí (alrededor de un millón de barriles diarios).

– Los intereses de la industria armamentística norteamericana, especialmente interesada en continuar exportando a Arabia Saudita los misiles Patriot y helicópteros Blackhawk, muy apreciados por el Estado saudí.

– La existencia de un enemigo común, tanto para EEUU y Arabia Saudita como para el Estado sionista de Israel, que es la República islámica de Irán.

– El clima de simpatías y apoyos que Arabia Saudita ha sido capaz de ir creando en EEUU, a lo largo de los años, a lo que también han contribuido, en buena medida, las otras satrapías del Golfo Pérsico.

Por otra parte, y en estrecha relación con lo anterior, está la potente red de «think tanks» (laboratorios de ideas, gabinetes de pensamiento o institutos de investigación, generalmente vinculados a grupos de presión financieros o a sectores de la administración, medios de comunicación, etc.) encargados de ir modelando la opinión pública e influyendo en la actitud de los miembros del congreso o el senado, en pro de la aplicación de determinadas políticas.

Unos «lobbys» que desde 2015 han recibido de Ryad, al menos, la nada desdeñable cantidad de 15 millones de dólares [22]. Algunos de los «think tanks» más importantes en este campo, son los siguientes: El Consejo Atlántico, que en 2015 recibió de los Emiratos Árabes y «benefactores» próximos a Ryad, la cantidad de dos millones de dólares; el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés), que en 2015 recibió 600.000 dólares de Ryad y de Abu Dabi; el Centro para el Progreso Americano (CAP por sus siglas en inglés) que recibió un millón de dólares. Este think tank ha sido creado por John Podesta, exdirector de la campaña de Hilary Clinton; y la Brookings Institution, que recibió desde 2011 alrededor de 21,5 millones de dólares de Qatar, y en 2014 alrededor de 3 millones de los Emiratos Árabes [23].

También hay que decir que en la región nororiental de Arabia Saudita que, por cierto, es la mayor productora de petróleo, predomina la religión chiita entre su población. Es por ello que en esta región han estallado movimientos de protesta contra el gobierno saudí que han sido ferozmente reprimidos.

Igualmente es necesario destacar que, Arabia Saudita también mantiene relaciones económicas, de cierta importancia, con Rusia. Por ejemplo, en la visita que el actual monarca de Arabia realizó a la Federación Rusa el año pasado, formalizó acuerdos con este país para comprarle armas, los conocidos sistemas de misiles antiaéreos SS-400, así como para recibir de Rusia una transferencia de tecnología militar para la coproducción de armamento en Arabia Saudita [23 bis].

6.1.- La invasión de Bahrein

El 14 de marzo de 2011, Arabia Saudita y sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo, enviaron tropas y tanques, así como vehículos blindados, a Bahrein con objeto de aplastar el creciente movimiento popular (de mayoría chiíta) que se estaba desarrollando en aquel país y ayudar así a la despótica dinastía de los Al-Khalifa a mantenerse en el poder.

Da la casualidad de que en este país, de poco más de un millón de habitantes, tiene su sede la Quinta Flota de EEUU encargada de defender los intereses del imperialismo en una zona de vital importancia estratégica que comprende el Mar Rojo, el Mar Arábigo y la costa de África del este hacia el Sur. Una zona por la que se transporta el petróleo del Golfo Pérsico. Aproximadamente el 33% del petróleo mundial transita por el Golfo de Hormuz (situado entre Irán y Omán). EEUU ya utilizó sus bases en este país para atacar a Irak, con ocasión de las dos guerras de agresión que llevó a cabo contra aquel país, en 1990-1991 y en 2003-2011. Lo cual nos dará una idea de la vital importancia estratégica de este pequeño país.

6.2.- La Guerra de Yemen

Durante el mes de agosto de 2014 tuvieron lugar en Yemen importantes movilizaciones populares como consecuencia de la carestía de los combustibles y en ellas jugó un destacado papel el movimiento Ansar Allah (también llamado movimiento hutí), formado mayoritariamente por chiítas zaídíes, pero del que también forman parte sectores sunnitas.

El movimiento se fue radicalizando y el 21 de septiembre, los hutíes tomaron la sede del Gobierno, dimitiendo el entonces Primer ministro Mohamed Salem Basandowa. Pocas horas más tarde, con el auspicio de la ONU, se firmaba un acuerdo entre las autoridades yemeníes y el movimiento hutí. Apenas tres semanas después, era nombrado Primer ministro Jalez Mahfuz Bahah, que contaba con el apoyo de los hutíes. Y poco más de dos meses después, dimitía el Presidente Abd Rabbuh Mansur al- Hadi, así como el nuevo Primer ministro Mahfuz Bahah.

Al tomar el poder los hutíes, apoyados por una parte del ejército, procedieron a disolver el Parlamento (06-02-2015), mientras el expresidente al-Hadi, que había huido del país en dirección a Adén (21-02-2015), se retractaba de su dimisión. Poco más de un mes después, alegando que el movimiento de los hutíes recibía apoyo de Irán, las tropas de Arabia Saudita y de otros países del Golfo Pérsico, iniciaron la operación «Tormenta de la firmeza», procediendo a bombardear Yemen y, posteriormente, invadieron el país. Los hutíes, junto a partidarios del expresidente Alí Abdalá Saleh [24], se opusieron a la invasión [25].

En la coalición de países invasores, además de Arabia Saudita, también participan Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Egipto y Jordania, así como Marruecos, Sudán y Senegal. Todos ellos países de religión musulmana sunnita. Algunos de estos Estados sólo participan en bombardeos, pero otros también han enviado tropas a Yemen para combatir en el terreno. Al parecer, la coalición de Arabia Saudita también ha recibido apoyo logístico y de inteligencia por parte de EEUU, Reino Unido y Francia [26]. La guerra de Yemen ha costado hasta ahora más de 10.000 muertos, buena parte de los cuales han sido niños-as.  

6.3.- La crisis del Golfo

El 5 de junio de 2017, Arabia Saudí, apoyada por los EAU, Bahréin y Egipto, rompieron sus relaciones diplomáticas con Qatar (otra de las «petro monarquías» del Golfo Pérsico), acusando a este país de «apoyar el terrorismo» y de colaborar con Irán en la desestabilización de la zona del Golfo Pérsico. Además le aplicaron un rígido bloqueo económico, cerrando sus fronteras terrestres aéreas y marítimas [27].

Hay que tener en cuenta que por la pequeña península de Qatar pasan el 90% de los productos básicos que necesita este país, incluidos los alimenticios. Ello ha obligado a Turquía y a Irán a acudir en ayuda de Qatar.

El ultimátum que Arabia Saudita y sus aliados habían enviado, previamente, a Qatar, incluía condiciones tales como: el cierre de la cadena de Tv Al Jazeera, el desmantelamiento de la base militar turca (aunque no la base de Al-Udeid, de EEUU que mantiene en Qatar la sede del CENTCOM), la ruptura de todos sus vínculos con los Hermanos Musulmanes, el cese de su apoyo a los palestinos Hamas, etc.

Es preciso resaltar lo paradójico de que tanto Arabia Saudita como Qatar, han venido apoyando a diferentes facciones y grupos rebeldes de la oposición islamista que lucha contra el gobierno Sirio [28]. En definitiva, las medidas de bloqueo contra Qatar responden claramente a una lucha por la hegemonía en la zona del Golfo Pérsico, en la que este país no es el único reacio a aceptar el predominio omnipotente de los Saud. Este es el caso de Omán.

6.4.- La peculiar situación de Omán

Hasta el momento, el sultanato de Omán viene manteniendo una posición de estricta neutralidad en la zona del Golfo Pérsico. Por una parte, tiene relaciones económicas, comerciales y políticas, tanto con Arabia Saudita, los EAU, Kuwait, Qatar y hasta con el propio Irán; con el que está construyendo conjuntamente un gaseoducto submarino por el lecho del Golfo Pérsico.

Omán ha sido el intermediario entre EEUU e Irán, en las conversaciones preparatorias del Pacto nuclear que recientemente rompió Donald Trump, de forma unilateral. También está actuando de mediador en la guerra del Yemen, en las negociaciones entre Arabia Saudita y los hutíes.

Por otra parte, Omán también se ha opuesto a algunos proyectos económicos y político-militares de Arabia Saudita. En concreto, se opuso al proyecto de crear una moneda única para el Golfo (2010), aunque el proyecto acabó fracasando debido a la retirada del mismo de los EAU. También se ha opuesto a la transformación del Consejo General del Golfo (CGC) en una Unión del Golfo, en la que todos sus miembros tuviesen una misma línea política, diplomática y de seguridad (militar). Todo lo cual hace que este pequeño país se encuentre sometido a fuertes presiones por parte de Arabia Saudita y sus aliados más incondicionales.  

7.- El Estado sionista de Israel

El pasado 14 de mayo, se cumplieron 70 años de la creación del Estado de Israel. Un Estado que, en un principio, contó con el reconocimiento y apoyo de los aliados que participaron en la Segunda Guerra Mundial, contra el nazi-fascismo. Entre ellos la URSS. Fue David Ben Gurión quien, en 1948, declaró unilateralmente su constitución. Al día siguiente comenzó la Nakba (catástrofe) para el pueblo palestino.

Previamente, durante el periodo que va de 1936 a 1939, las organizaciones armadas judías (sionistas), muchas veces en connivencia con el propio colonialismo británico, lucharon para aplastar la resistencia árabe-palestina a la usurpación de sus tierras.

El Estado de Israel, desde sus mismos orígenes, a pesar de la apariencia progresista que durante algún tiempo trató de dar, sobre todo de cara a la izquierda europea, fue siempre un fiel lacayo del colonialismo británico y del imperialismo yanqui. Su objeto fue y sigue siendo, el de servir de instrumento para el control de toda la región del Oriente Medio.

Una vez que la ONU estableció la partición de Palestina, cediendo a los representantes sionistas el 52% de su territorio, las milicias judías arrasaron más de 500 aldeas palestinas forzando a marchar al exilio a más de un millón de personas. Con el tiempo, los exiliados palestinos, repartidos por numerosos países, especialmente por Líbano, Jordania, Egipto, etc., que teniendo en cuenta a sus descendientes, representan una cifra de 5,3 millones de personas.

Pero el Estado sionista no tuvo bastante con esto, porque unos años más tarde y con el pretexto de que temía una agresión por parte de los países árabes vecinos, lanzó una guerra relámpago «preventiva» (que se desarrolló entre el 5 y el 10 de junio de 1967), que le permitieron ocupar el este de Jerusalén, arrebatar a Egipto la península del Sinaí y la franja de Gaza, ocupar los Altos del Golán sirios y arrebatar Cisjordania y Jerusalén oriental a Jordania. La guerra finalizó con 23.000 muertos, 45.000 heridos y 6.000 prisioneros por parte de los árabes y tan sólo 777 muertos, 2.500 heridos y 15 prisioneros por parte israelí.

Inmediatamente, Israel proclamó a Jerusalén como su capital «única e indivisible», aunque no formalizó esta declaración hasta 1980. Este hecho no ha sido reconocido por la comunidad internacional y hasta el propio Consejo de Seguridad de la ONU lo declaró nulo. Sin embargo, en abril de 2016, el ministerio de Exteriores de la Federación Rusa declaró que reconocía a Jerusalén occidental como la capital de Israel, aunque consideraba a Jerusalén oriental como la capital del futuro Estado palestino.

Hace ya más de 51 años que Israel ocupó los territorios antes citados. Pero, además de esto, el Estado sionista está promoviendo una verdadera colonización de los mismos, creando asentamientos (viviendas, granjas, empresas) en el interior de los propios territorios que teóricamente se consideran palestinos bajo administración israelita. Unos asentamientos protegidos por los propios colonos armados y que cuentan con el apoyo del ejército. Por otra parte, la represión contra el pueblo palestino se ha ido incrementando sin respetar mínimamente la llamada «autonomía» con que cuentan sus territorios.

Por ejemplo, el 25 de enero de 2006 se celebraron elecciones para el parlamento autónomo palestino. En ellas resultó vencedor el partido islamista Hamás (al que apoyan Turquía y Qatar) que logró obtener el 44,45% de los votos, tanto en Cisjordania como en la franja de Gaza, y 74 de los 132 escaños; seguido por Fatah, con el 41,43% y 45 escaños. Pues, ni Israel ni EEUU, ni otros países de la UE dieron por buenos los resultados. Varios de los candidatos de Hamás fueron detenidos y encarcelados por los sionistas.

Fatah, con el apoyo de la ANP y el beneplácito de Israel, dio un golpe de Estado y tomó el control en Cisjordania, lo que dio lugar a enfrentamientos armados entre los propios palestinos. De esta manera, Hamás quedó relegado en Gaza. Inmediatamente, el Estado sionista inició el bloqueo de la franja, que ha continuado hasta la actualidad. Un bloqueo que ha provocado el paro del 95% de la producción industrial en Gaza.

A partir de entonces, al bloqueo y la represión contra los palestinos de Gaza, hay que añadir el lanzamiento de operaciones militares de castigo que, periódicamente, ha ido lanzando el Estado sionista, de las que las más importantes han sido las de 2008 y 2014 que llegaron a saldarse con millares de muertos y heridos entre la población.

Hoy en día, con el apoyo de EEUU y de Arabia Saudita (que durante años ha venido manteniendo negociaciones secretas con Israel), el aislamiento de Hamás se ha visto recrudecido. Además, en diciembre de 2017, Donald Trump anunciaba el reconocimiento de Jerusalén como la capital del Estado de Israel y anunciaba el traslado de la embajada de EEUU desde Tel Aviv a dicha ciudad.

Por último, EEUU junto con sus aliados más fieles, Arabia Saudíta e Israel, acompañados en esta ocasión por Jordania, prepara un plan para lograr la neutralización de los sectores palestinos más combativos y que Israel tenga una plena aceptación en el mundo árabe.

Su plan consiste en preparar la creación de una «confederación» de la que formasen parte el futuro «Estado palestino» (que dispondría de los territorios y la población que Israel se dignase reconocerle) así como Jordania, que probablemente recibiese a cambio de su aceptación los territorios que los sionistas le ocuparon en la Guerra de «los seis días», con una población mayoritariamente palestina. Este plan es visto con buenos ojos por parte de la ANP, que considera imprescindible que Israel forme parte de dicha «confederación». A ello se ha opuesto rotundamente Hamás [29].

Y, para presionar mejor a los palestinos para que acaben sometiéndose a sus planes, EEUU ha declarado que a partir de este mes de septiembre dejará de contribuir económicamente a los fondos de la Unrwa (Agencia de las NN. UU. para los Refugiados Palestinos), al mismo tiempo que sólo reconocerá como refugiados a medio millón de personas, los supervivientes de los éxodos de 1948 y 1968 [30].

8.- La República Islámica de Irán

En 1941 , el sha Reza Pahlaví abdicó en su hijo Mohammad Reza Pahlaví . Finalizada la Segunda Guerra Mundial empezó a tomar fuerza el movimiento nacionalista. En 1953 , el entonces primer ministro del sha, Mohammad Mosaddeq , fue derrocado por un golpe de estado organizado por Gran Bretaña y EEUU, cuando trataba de nacionalizar el petróleo. Con el apoyo del imperialismo yanqui y el colonialismo británico, el sha eliminó prácticamente todo tipo de oposición.

A partir de enero de 1978 se comenzó a reactivar el movimiento popular que un año más tarde provocaría la caída del régimen y la huída del sha. Semanas más tarde, el 1 de febrero, un dirigente religioso chiita, el ayatolá Jomeini, regresaba del exilio. A partir del 1 de abril, se proclamaba la República Islámica de Irán.

Este hecho, el triunfo de la llamada Revolución Islámica, supuso un grave peligro para los intereses económicos y geoestratégicos del imperialismo yanqui y de sus aliados británicos, que trataron por todos los medios de derrocar al nuevo régimen, empleando para ello todo tipo de sanciones económicas, aislamiento y bloqueo.

Tanto EEUU y Gran Bretaña como algunos países árabes, instigaron una guerra entre Irak e Irán, un conflicto que duró ocho años (1980-1988) y que acabó desangrando a ambos países, sin que hubiese un claro vencedor. Más tarde, con el pretexto de que Irán podría estar en condiciones de fabricar armas nucleares, le impusieron gravísimas sanciones económicas y un fuerte aislamiento económico y político.

En abril de 2015, Irán llegó a un acuerdo nuclear con los cinco Estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) más Alemania (en representación de la UE), que supuso un respiro para Irán ya que vino a aliviarle de la mayor parte de las sanciones, desbloqueando también los recursos financieros procedentes de la venta de petróleo que tenía en otros países y de los que no podía hacer uso debido al bloque.

Sin embargo, e l pasado 8 de mayo, Donald Trump, siguiendo las indicaciones de sus dos principales aliados en Oriente Medio, rompió el acuerdo nuclear que mantenía con Irán y restableció al máximo nivel las sanciones a que habían estado sometidos tanto el pueblo como gobierno iraní.

Notas

12.- Ver: Nazanin Armanian. «¿Por qué las conferencias de Astaná, Sochi y Ginebra no llevan la paz a Siria?». Diario Público (11-04-2018).

13. Idem.

14.- Sobre esta cuestión, ver el artículo de Jesús Argumosa Pila. General de División (res.) y ex jefe de la EALEDE (CESEDEN): «Rusia desplaza a EEUU en Oriente Medio». Revista Ejércitos (05-12-2017).

15.- Hay que destacar que dicha península perteneció a Ucrania hasta 2014 pero da la «casualidad» que, en el referéndum de autodeterminación celebrado (unilateralmente) el 16 de marzo de dicho año, Crimea optó por integrarse en la Federación Rusa. Tanto EEUU como la mayoría de los Estados pertenecientes a la UE, rechazaron la validez de dicho referéndum. Sin embargo, todos ellos olvidan que poco tiempo atrás, ellos mismos apoyaron la declaración de independencia (también unilateral) del Parlamento de Kosovo (17-02-2008), que permitió que EEUU pudiera instalar en aquel país la base militar de Camp Bondsteel, una de las mayores bases militares del mundo, orientada a una posible intervención del imperialismo yanqui en los Balcanes y/o en Oriente Medio.

16.- Diario Asharq Al-Awasat (13-08-2017).

17.- Ver diario GARA (17-08-2018).

18.- Ver: HispanTV (18-08-2018).

19.- Ver: Revista Diagonal (04-09-2008).

20.- Ver: Daniel Lazare. «La temible influencia de Riad en Washington». Le Monde Diplomatique -en español- (Julio 2017).

21.-Idem.

22.- Idem.

23.- Idem.

23 bis.- Ver: Pilar Bonet. «Arabia Saudí pacta una compra de armas en un acercamiento a Rusia». El País (06-10-2017).

24.- El expresidente Saleh se había visto obligado a ceder el poder a Rabbuh Mansur al- Hadi, en 2012, en virtud de un acuerdo impuesto por los países del Golfo, la mayoría de los cuales participó posteriormente en la invasión de 2015.

25.- En diciembre de 2017 se rompió la coalición entre el expresidente y los hutíes, al tratar aquel de llegar a una negociación por separado con las fuerzas invasoras. En un enfrentamiento armado entre los hutíes y partidarios de Saleh, este resultó muerto.

26.- Ver: «5 claves para entender qué está pasando en Yemen, el país en guerra civil donde se enfrentan Arabia Saudita e Irán, las dos potencias de Medio Oriente». Redacción BBC Mundo (05 Diciembre 2017).

27.- Ver: Fatiha Dazi-Hení. «El extraño conflicto del Golfo». Le Monde Diplomatique -en español- (Julio 2017).

28.- Así, tenemos que mientras Qatar y Turquía, por medio la influencia del movimiento de los Hermanos Musulmanes, lo han venido haciendo con grupos como Jaysh al Muyahidin, Fastaquin Kama Umirt, Fauj al Awwal, Jabhat al Shamiya o Failak al Sham; Arabia Saudita lo ha hecho con otros como el llamado Frente Islámico, el Ejército de la Conquista (antiguo Frente Al Nusra), Frente Fatah al Sham, Ahrar al Sham, Jabhat Ansar al Din, etc. Para más información, ver: Bachir El-Khouri. «¿Quiénes son los rebeldes sirios?». Le Monde Diplomatique -en español- (Diciembre 2016).

29.- Ver diario GARA (04-09-2018).

30.- Idem (27-08-2018).

 

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