Recomiendo:
0

La reserva de Gaza

¿Otra generosa oferta?

Fuentes: El Observatorio de Palestina

Al regreso de la fracasada cumbre de Camp David en el 2000, El Primer Ministro israelí Ehud Barak acuñó inicialmente el mantra que se ha vuelto la piedra angular de Sharon y de los gobiernos israelíes intermedios que le sucedieron: «No tenemos socio para la paz.» Citando este mantra habitual el actual Primer Ministro de […]


Al regreso de la fracasada cumbre de Camp David en el 2000, El Primer Ministro israelí Ehud Barak acuñó inicialmente el mantra que se ha vuelto la piedra angular de Sharon y de los gobiernos israelíes intermedios que le sucedieron: «No tenemos socio para la paz.»

Citando este mantra habitual el actual Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, anunció en febrero que el estado israelí, sin un socio creíble con el que negociar, estaba ahora obligado a tomar pasos unilaterales para romper el sangriento estancamiento que atenaza el conflicto israelo-palestino.

En los meses siguientes a febrero sin embargo, la retórica que rodea la desconexión unilateral de Sharon ha cambiado notoriamente. Anunciando inicialmente una inmediata, unilateral, sin precedentes e intrépida retirada, de todos los asentamientos e instalaciones militares de La Franja de Gaza la cabalgata política israelí entre entonces y el 6 de junio no sólo ha producido una revisión suficientemente imprecisa de un prolongado plan de redespliegue; también ha quitado el embalaje a un dispositivo que verá la aplicación de un sistema de control sobre Gaza, igual de cruel, que el existente en la actualidad bajo la ocupación.

Así mientras el lenguaje puede haber cambiado, uno podría defender, el propio plan nunca lo ha alterado palpablemente. Una vez más las confluencias más críticas del conflicto están siendo agotadas a través de una batalla narrativa e Israel está fomentando los malos entendidos. La «Retirada» no sólo está demostrando que es difícil de yuxtaponer con los continuos hechos sobre el terreno, sino que se contradice por las mismas decisiones que salen del Gobierno israelí; todavía está por conceder cualquier autorización para evacuar el más pequeño de los asentamientos. Por el contrario, varias facciones del gobierno israelí están inmensamente preocupadas con mantener el estricto control israelí de las fronteras palestinas, las aguas territoriales, el espacio aéreo y las relaciones internacionales.

Es más, todas las evidencias sugieren que en el caso de cualquier «retirada» israelí, los residentes palestinos de Gaza permanecerán innegablemente bajo un riguroso estado de sitio. El existente sistema de estrictas restricciones de movimientos de personas y mercancías para los palestinos permanecerá intacto con la posibilidad de empeoramiento si Israel decide cortar los flujos de trabajadores o interrumpir los suministros de agua y electricidad. Este sería el caso vaticinado por el Banco Mundial ya que el plan de desconexión únicamente puede intensificar aún más la asfixia económica de los 1.3 millones de habitantes, llevando la pobreza y el desempleo a los niveles más altos; empeorando gravemente las perspectivas económicas, humanitarias y sociales palestinas.

Con los cierres interiores sólo aliviados parcialmente y con el régimen de fronteras externas inalterado, el plan de desconexión no puede, bajo ningún enfoque, ser visto como una retirada del territorio palestino de Gaza.

De hecho las intenciones de Sharon no son retirarse de Gaza; su retórica ha demostrado ser un señuelo excepcional, en todo caso para los medios de comunicación y para la comunidad internacional y ha distraído eficazmente la atención de la rápida construcción del Muro del Apartheid israelí a través de Cisjordania: quizás el elemento más significativo del plan de Sharon.

La construcción continuada del Muro, bajo la apariencia de la seguridad israelí es un pretexto notorio para la anexión sigilosa de terreno de Cisjordania y una determinación unilateral de la frontera. El gobierno israelí por primera vez, de forma clara y abierta muestra sus intenciones para anexarse grandes partes de Cisjordania, incluyendo los grandes bloques de asentamientos israelíes y declara estas intenciones abiertamente por vía de una Resolución Gubernamental, imprudentemente descrita por observadores internacionales como una apertura para la paz.

Israel parece estar encontrando legitimidad para esta extensa anexión de tierras palestinas vistiendo su redespliegue de Gaza como una «dolorosa concesión.» La maniobra es ‘una de las partes’ de Sharon, pensada para pacificar a la comunidad internacional, rechazar presiones territoriales adicionales durante mucho tiempo y lo más importante, dejar bajo el control de Israel más de la mitad de Cisjordania.

La desconexión de Gaza está lejos de ser un movimiento dirigido hacia la paz general y un compromiso justo al conflicto. Sharon ha pensado el plan para facilitar claramente una consolidación israelí más profunda e irreversible de su ocupación.

Sharon parece haber sacado el premio gordo.

Su objetivo de crear hechos sobre el terreno, para ser reconocidos como tales después, se ha reforzado sin ningún límite por el apoyo del gobierno de Bush a estos planes idiosincrásicos israelíes para apropiarse del 58% de Cisjordania.

La carta de garantía ofrecida por los Estados Unidos a Israel el 15 de abril dejó de forma abundantemente clara que EE.UU. había hecho un monumental giro en política, un abandono completo del derecho internacional y una apropiación por parte de los EE.UU. del papel de negociador en nombre de los palestinos. El presidente norteamericano cancelaba las resoluciones de la ONU que dieron el derecho de retorno a los palestinos, las que otorgan el derecho para establecer un estado palestino y el derecho para acabar con la ocupación, sancionando al mismo tiempo la expansión de los ilegales asentamientos israelíes sobre dos terceras partes de Cisjordania.

Además, a diferencia en la progresión de la retirada planeada para los asentamientos de Gaza, ésta es una área donde ninguna retención está siendo excluida. La construcción del Muro y la expansión continuada de los asentamientos sigue día y noche.

La retirada de Gaza será un proceso mucho más largo. El 6 de junio, la votación no autorizó ninguna evacuación de asentamientos. Las diferencias de opinión dentro del gabinete israelí no han estado resueltas, sino meramente aplazadas. Aunque el gabinete aprobó el plan reformado que tomará ahora la forma de redespliegue en cuatro fases, ninguna decisión final fue hecha para evacuar realmente asentamiento alguno. Después de completar las preparaciones para retirarse de los asentamientos, el gabinete ministerial se reunirá de nuevo para decidir si de hecho se evacuan, cuántos y a qué ritmo. La aplicación estará principalmente condicionada a la actuación palestina en asuntos de seguridad. El único juez del progreso será, por supuesto, Israel que consigue guardar su pastel y también comérselo. Mientras se niega a considerar la idea de negociaciones con los palestinos el gobierno israelí permanece bastante feliz de adaptar las condiciones en la aplicación de sus actos unilaterales a la conducta palestina.

Uno no fracasaría por sospechar que Sharon tiene un as en su manga.

Así como Ehud Barak había determinado un elemento significativo de su ‘generosa oferta’ a un referéndum israelí y diez meses de maniobras políticas para culpar entonces al sistema de política doméstica israelí de cualquier estancamiento, Sharon también ha mantenido ahora su propio plan para ser dilatado por encima de un periodo de tiempo, con cada fase sujeta a la aprobación gubernamental.

Durante ese tiempo el Muro en Cisjordania habrá sido completado.

Habiendo llevado a cabo semejante robo y exigiendo un 58% extra de Cisjordania bajo la legitimidad de dejar la Franja de Gaza a los palestinos (sin quitar realmente un solo asentamiento) la única carta que le queda por jugar a Sharon es que esto salvará su propia carrera.

Puede tener un buen éxito anexándose la mitad de Cisjordania pero su plan de retirada habrá sido un fracaso político. Qué mejor manera de tergiversar esto que hacer recaer la culpa sobre los hombros de los palestinos.

Esto muy bien podría ser su próxima maniobra.

Pareciendo pacificar otro elemento de su desmoronada coalición quitando el elemento unilateral de la desconexión, Sharon necesita sólo presentar ahora este redespliegue, Gaza convertida en uno o varios guetos y la anexión del 58% de Cisjordania a los palestinos como otra «generosa oferta.»

El seguro rechazo palestino a uno bantustanes incongruentes, disminuidos y sitiados como si fueran un estado jugará directamente en las manos de Sharon la batalla de la propaganda israelí continuada de negar la existencia de un socio palestino para la paz.

<>* Dr. Mustafá Barghouthi, Secretario General la Iniciativa Nacional Palestina
Traducción para El Observatorio de Palestina: Carlos Sanchis