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Palestina

Otra guerra superflua

Fuentes: zope.gush-shalom.org

Traducido para Rebelión por LB

¿Cómo empezó? Pregunta estúpida.

En la Franja de Gaza las conflagraciones no empiezan. Suelen ser una continua concatenación de sucesos, cada uno de los cuales ocurre supuestamente en «represalia» por otro anterior. A una acción le sigue una reacción, tras ésta viene una venganza y a ésta luego luego le sigue…

Este suceso en concreto «comenzó» con el lanzamiento desde Gaza de un proyectil antitanque contra un jeep semiblindado situado del lado israelí de la valla fronteriza. La operación fue descrita como una represalia por el asesinato de un niño palestino muerto en un ataque aéreo israelí ocurrido unos días antes. Sin embargo, probablemente el momento que se eligió para ejecutar el ataque fue accidental: simplemente se presentó la oportunidad de realizarlo.

El hecho dio lugar a manifestaciones de alegría y orgullo en Gaza. Una vez más los palestinos habían demostrado su capacidad para atacar al odiado enemigo.

Sin embargo, en realidad los palestinos habían caído en una trampa preparada con sumo cuidado. Ya sea que la orden la diera Hamas o alguna de las organizaciones más pequeñas y más extremistas, no fue una decisión inteligente.

Disparar a través de la valla contra un vehículo del ejército israelí significaba cruzar una línea roja (Oriente Medio está trufado de líneas rojas). Lo más seguro era que aquello desataría una importante reacción israelí.

Fue un asunto rutinario. Tanques israelíes dispararon proyectiles de cañón contra la Franja de Gaza. Hamas lanzó cohetes contra ciudades y pueblos israelíes. Cientos de miles de israelíes corrieron a sus refugios. Se cerraron las escuelas.

Como de costumbre, mediadores egipcios y de otros países entraron en acción. Tras las bambalinas se concertó una nueva tregua. Parecía que todo había terminado. Solo había sido un asalto más.

La parte israelí hizo todo lo posible para volver a la normalidad. O al menos eso parecía. El Primer Ministro y el Ministro de Defensa se tomaron la molestia de irse hasta la frontera siria para demostrar que se habían olvidado de lo de Gaza.

En Gaza todo el mundo se relajó. La gente salió de sus refugios. Su comandante militar supremo, Ahmad Ja’abari, se montó en su coche y comenzó a circular por la calle principal.

Y entonces la trampa se cerró. El coche que llevaba al comandante fue volado por un misil lanzado desde el aire.

Un asesinato de esa magnitud no se improvisa. Es la culminación de muchos meses preparándolo, recopilando información y aguardando el momento adecuado para ejecutarlo sin matar a muchos viandantes y sin provocar un escándalo internacional.

En realidad, el plan era matarlo un día antes, pero el mal tiempo obligó a posponer el ataque.

Ja’abari era el hombre que estaba detrás de todas las actividades militares del gobierno de Hamas en Gaza, incluida la captura de Gilad Shalit y su exitoso ocultamiento durante cinco años. Ja’abari aparece el la fotografía de la liberación y entrega de Shalit a los egipcios.

Así pues, esta vez eran los israelíes los que estaban exultantes, como los estadounidenses tras el asesinato de Osama bin-Laden.

El asesinato de Ja’abari fue el pistolezato de salida para iniciar la operación planeada.

La Franja de Gaza está llena de misiles. Algunos de ellos son capaces de alcanzar Tel Aviv, situada a unos 70 km de distancia. El ejército israelí lleva tiempo planeando una gran operación para destruir desde el aire el mayor número posible de esos cohetes. Los servicios israelíes de inteligencia han recopilado pacientemente información sobre su ubicación. Ése es el propósito de la operación «Columna de nubes» (« Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nubes para guiarlos por el camino, [y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche ]». Éxodo 13:21).

Mientras escribo esto, ignoro cómo va a acabar todo esto. Pero ya es posible extraer algunas conclusiones.

En primer lugar, esto no es Plomo Fundido II. Nada que ver.

Al ejército israelí se le da bastante bien extraer discretamente lecciones de sus fracasos. Plomo Fundido fue celebrado [en Israel] como un gran éxito, pero en realidad fue un desastre.

Enviar tropas a una zona densamente poblada provoca necesariamente numerosas víctimas civiles. Los crímenes de guerra son casi inevitables. La reacción mundial fue catastrófica. El daño político, inmenso. El Jefe de Estado Mayor de la época, Gabi Ashkenazi, fue ampliamente aclamado, pero en realidad era un militar bastante primitivo. Su sucesor actual tiene otro calibre.

Por otro lado, esta vez los israelíes se han abstenido de hacer declaraciones grandilocuentes sobre cualquier intención de destruir a Hamas y de entregar el poder de la Franja de Gaza al liderazgo de Ramallah.

El objetivo israelí, se ha dicho, es causar a Hamas el máximo daño provocando un mínimo de víctimas civiles. Se esperaba que ello podría lograrse casi totalmente utilizando el poder aéreo. En la primera fase de la operación parece que el objetivo se ha logrado. La pregunta es si eso puede mantenerse así mientras la guerra continúa.

¿Cómo terminará? Sería temerario intentar adivinarlo. Las guerras tienen su propia lógica. Como dijo alguien, las cosas suceden.

Benjamin Netanyahu y Ehud Barak, los dos hombres al mando, confían en que la guerra vaya perdiendo fuelle a medida que los principales objetivos se alcancen. Así que no habrá ninguna razón para utilizar tropas terrestres, entrar en la Franja de Gaza, matar a la gente y perder soldados.

La disuasión se restaurará. Otra tregua entrará en vigor. La población israelí que rodea la Franja podrá dormir sin sobresaltos por la noche durante varios meses. Hamas será recortada al tamaño deseado.

Pero ¿todo este ejercicio modificará en algo la situación de partida? No lo creo.

Ja’abari será reemplazado. Israel ha asesinado a docenas de líderes políticos y militares árabes. De hecho, es el campeón mundial de ese tipo de asesinatos, eufemísticamente denominados como «prevenciones selectivas» o «eliminaciones». Si esto fuera un deporte olímpico el Ministerio de Defensa israelí, el Mossad y el Shin Bet estarían cubiertos con medallas de oro.

A veces uno tiene la impresión de que los asesinatos son un fin en sí mismos y las demás operaciones algo meramente incidental. Un artista se siente orgulloso de su arte.

¿Cuáles han sido los resultados? En general, nada positivo. Los israelíes mataron al líder de Hezbollah Abbas al-Moussawi y consiguieron que lo reemplazara el mucho más inteligente Hassan Nasrallah. Mataron al fundador de Hamas, el jeque Ahmad Yassin, y fue reemplazado por personas más capaces. El sucesor de Ja’abari puede que sea más o menos capaz que él. Pero la diferencia será mínima.

¿Se pondrá freno al incesante avance de Hamas? Lo dudo. Es posible que ocurra lo contrario. Hamas ya ha logrado un avance significativo, cuando el emir de Qatar (el dueño de Aljazeera) realizó una visita de Estado a Gaza. Ha sido el primer jefe de Estado en hacerlo. Otros le seguirán seguramente. Justo ahora, en mitad de la operación, el primer ministro egipcio se ha presentado en Gaza.

La operación «Columna de nubes» fuerza a todos los países árabes a arropar a Hamas, o por lo menos a fingir hacerlo. Esto desacredita las acusaciones lanzadas por las organizaciones más extremistas de Gaza en el sentido de que Hamas se ha vuelto blanda y perezosa disfrutando de los frutos del gobierno. En la batalla por la opinión palestina Hamas ha ganado otra victoria sobre Mahmud Abbas, cuya cooperación en materia de seguridad con Israel será vista como algo aún más despreciable.

En términos generales nada fundamental va a cambiar. Sólo será otra guerra superflua más.

Se trata, por supuesto, de un acontecimiento de alto contenido político.

Igual que la operación «Plomo Fundido» esta otra tiene lugar en vísperas de las elecciones israelíes (lo mismo ocurrió, por cierto, con la guerra de Yom Kippur, pero entonces eso lo decidió la otra parte).

Uno de los espectáculos más miserables de los últimos días han sido las apariciones televisivas de Shelly Yachimovich y Yair Lapid. Las dos nuevas fulgurantes estrellas del firmamento político israelí parecían politiqueros repitiendo como loros la propaganda de Netanyahu y dando su aprobación a todo lo que se ha hecho.

Ambos se subieron al carro de la protesta social con la esperanza de que las cuestiones sociales desplazarían de la agenda asuntos como la guerra, la ocupación y los asentamientos. Cuando el público está preocupado por el precio del queso de cabaña(1), ¿a quién le importa la política nacional?

Entonces dije que una bocanada de acción militar barrería todas las cuestiones económicas y sociales como frívolas e irrelevantes. Es lo que ha ocurrido ahora.

Netanyahu y Barak aparecen varias veces al día en la pantalla. Parecen responsables, sobrios, resueltos y experimentados. Verdaderos machos alfa al mando de las tropas, moldeando los acontecimientos, salvando a la nación, derrotando a los enemigos de Israel y del pueblo judío. Como Lapid aventuró en directo por televisión: «Hamas es una organización terrorista antisemita y debe ser aplastada».

Netanyahu lo está haciendo. Adiós, Lapid. Adieu Shelly. Adieu Olmert. Adieu Tzipi. Fue agradable veros.

¿Había alternativas? Obviamente, la situación en la Franja de Gaza se había hecho intolerable. No se puede enviar a toda la población a los refugios cada dos o tres semanas. ¿Qué cabe hacer salvo golpear a Hamas en la cabeza?

Mucho.

En primer lugar, puede uno abstenerse de «reaccionar». Simplemente, córtese la cadena.

Luego, puede uno ponerse a hablar con Hamas en su calidad de gobierno de facto de Gaza. En realidad, el gobierno israelí ya lo hizo cuando negoció con Hamas la liberación de Shalit. ¿Por qué no buscar un modus vivendi permanente con la colaboración de Egipto?

Es posible conseguir una hudna. En la cultura árabe una hudna es una tregua vinculante santificada por Alá que puede durar muchos años. Una hudna es inviolable. Incluso los cruzados concertaron hudnas con sus enemigos musulmanes.

Al día siguiente del asesinato [del dirigente militar de Hamas], el activista por la paz israelí Gershon Baskin, que había intervenido en las negociaciones para la liberación de Shalit, reveló que había estado en contacto con Ja’abari hasta el último momento. Ja’abari se había mostrado interesado por un alto el fuego prolongado. Se informó de ello a las autoridades israelíes.

Sin embargo, la verdadera solución es la paz. La paz con el pueblo palestino. Hamas ya ha declarado solemnemente que respetaría un acuerdo de paz suscrito por la OLP -es decir, por Mahmoud Abbas- que instaure un Estado palestino a lo largo de las fronteras de 1967, a condición de tal acuerdo sea refrendado por los palestinos mediante referéndum.

Sin paz el derramamiento de sangre sólo continuará, asalto tras asalto. Eternamente.

La paz es la respuesta. Pero cuando la luz está oscurecida por columnas de nubes, ¿quién puede verlo?

 

NOTA:

(1) Avnery alude aquí al movimiento llamado «Boicot al queso de cabaña» (cottage cheese), iniciado en junio de 2011 cuando un grupo de ciudadanos israelíes hizo en Facebook un llamamiento para protestar contra la subida de precios e invitó a boicotear la compra de queso de cabaña, un alimento considerado básico en Israel. El llamamiento fue ganando adhesiones a medida que más gente se animaba a protestar contra una serie de cuestiones que afectaban de forma particularmente severa a la juventud y a la clase media israelí (vivienda, fiscalidad elevada, bajos salarios y deficientes servicios sociales). La protesta pasó de ser virtual a real a raíz el desahucio de una joven, expulsada de su piso de Tel Aviv por impago de alquiler. La mujer plantó una tienda en el boulevard Rotschild y pronto fue secundada por cientos de personas, iniciándose un ciclo de manifestaciones que acabó arrastrando a las calles a más de 300.000 personas en protesta contra las políticas económicas y sociales del gobierno. (Fuente: Wikipedia).

Fuente: http://zope.gush-shalom.org/home/en/channels/avnery/1353080494