«Ellos no entienden que cada vez que expulsan a un palestino en la frontera, ellos reconocen que los palestinos están ahí, ellos tienen que usar sus armas para guardar algo que no les pertenece, ellos tienen miedo a mirar a través de sus ojos, que nosotros estamos aquí, cerca, y siempre estaremos cerca, ¡ellos saben […]
«Ellos no entienden que cada vez que expulsan a un palestino en la frontera, ellos reconocen que los palestinos están ahí, ellos tienen que usar sus armas para guardar algo que no les pertenece, ellos tienen miedo a mirar a través de sus ojos, que nosotros estamos aquí, cerca, y siempre estaremos cerca, ¡ellos saben que Palestina existe!»(Nadia Hassan)
«Un mes de visa», me dijo. «Si no te gusta te vuelves a Chile», ¡no queremos más palestinos aquí!. Pero la misma mujer israeli del viaje anterior se detuvo en la computadora, Nadia habia pasado la frontera el año anterior.
Nadia cruza la frontera jordana sin problemas y cuando llega a la otra parte donde esta establecido el segmento israelí, se le somete a preguntas sin fin, la desnudan, le hablan en árabe, idioma que ella no conoce, le preguntan por la finalidad del viaje, si tiene amigos palestinos y/ o israelíes, si es cristiana o musulmana,la dejan desde las 8 de la mañana hasta las 12.30, y como es sabido que ha estado con anterioridad y fue expulsada del pais sin explicación alguna, no le dan la visa, y por lo tanto tiene que regresar a la parte jordana y fin del viaje. Mientras, un numeroso grupo de turistas tardaban cinco minutos en recoger sus visados. Nadia es hija de palestino, de nacionalidad chilena, palestino-chilena,no habla árabe.
Para llegar a este fin de trayecto que se pudo obviar denegando injusta e ilegalmente la entrada no era necesario deshacerle las maletas, interrogarla rodeada de sedientos soldados, mas de quince de no mas de 22 años de edad, revisando maletas, interrogando a una joven chilena de origen palestino, esperando las órdenes de uno mayor que portaba un enorme M-16. Desnudarla en el cuarto de la «revisión», impedirle ir al baño y hablarle en árabe, de Nablus y de Gaza. Sencillo era, a la luz de los antecedentes de su viaje anterior, fichada,- supongo-, por ser palestina, decir que no se le concedía el visado de entrada y media vuelta..¿Era necesario vejarla y humillarla dando placer a la soldadesca?. Nadia habia hecho todas las gestiones necesarias para su regreso a Palestina, todo estaba de acuerdo con el convenio chileno-israelí.
Palestina ante sus ojos, pero los sionistas no quieren mas palestinos, la reciben con armas, hablan mucho, pero entre ellos claro, violan acuerdos bilaterales y Nadia se queda con sus sueños rotos, ya no podrá viajar a Nablus ni a lugar alguno en el territorio palestino, judío o árabe. Maletas deshechas, ilusiones rotas y a esperar sentada otra oportunidad frente a la patria de tus padres, Palestina.
Según los sionistas, los palestinos no existen, pero que, sin embargo, los reconocen claramente en las fronteras; y además exigen que los palestinos que no existimos reconozcamos a Israel. Majaderías estúpidas porque la existencia de cada cual es la que es, te reconozcan o no.
Saben los israelíes sionistas, de sobra, que los hijos de los palestinos, los nietos y los bisnietos de cuantos están lejos de sus tierras, permanecemos en pie, con nuestra identidad palestina en todo lo alto, clavada en sus pechos sionistas como un puñal, hablando español y sin pajolera idea del árabe. Hemos nacido fuera de Palestina y nos hemos educado en el mundo occidental; pero no nos alejamos ni un ápice de nuestra palestinidad. En cualquier caso, se nos niega el derecho al regreso.
Nadia no está sola, estamos con ella unos cuantos millones de palestinos, hijos del mestizaje, acristianados o no, e hijos de musulmanes, con apellidos a los que no renunciamos ni cambiamos , que revelan nuestra doble condición, la de ser hijos de la patria en la que hemos sido paridos y a no borrar nunca de nuestra memoria el sueño de volver a Palestina, porque Palestina era, y Palestina es, y Palestina será.
Y no nos escondemos ni vivimos en suburbios. Practicamos nuestra palestinidad a cara descubierta. ¿Podrán los sionistas decir lo mismo?.
Nadia regresará a Chile con sus maletas deshechas y el sueño de los abrazos a sus hermanos en la tierra ocupada hecho añicos.
Te valdrá de algo, supongo, saber que estamos contigo, que no estás sola.
No llores hermana. Sigamos luchando. Volveremos un día a donde está nuestra vida, nuestra gente, aunque tengamos que pasar por montañas de amargura.
La tierra es nuestra, el DIA de la Tierra que se conmemora el 30 de marzo pone de manifiesto el enraizamiento de los palestinos con su suelo patrio. Regresaremos, seguro que regresaremos un día (Sanaryau Iauman).