Tras la legítima y limpia victoria electoral en las legislativas de las candidaturas sostenidas por HAMAS en enero de 2006, es conocido que Fatah nunca aceptó la derrota. Los palestinos que pudieron participar en esos comicios dieron la victoria a HAMAS tanto en Gaza como en Cisjordania, no porque abracen mayoritariamente sus tesis islamistas sino […]
Tras la legítima y limpia victoria electoral en las legislativas de las candidaturas sostenidas por HAMAS en enero de 2006, es conocido que Fatah nunca aceptó la derrota. Los palestinos que pudieron participar en esos comicios dieron la victoria a HAMAS tanto en Gaza como en Cisjordania, no porque abracen mayoritariamente sus tesis islamistas sino por su lucha de resistencia nacional y por haber prestado mucha más atención a las acuciantes necesidades diarias del pueblo que los corruptos dirigentes de Fatah. Todo ello no les convierte obviamente en revolucionarios, pero en cierta medida si les coloca como una fuerza antiimperialista, como así lo entienden las propias organizaciones de la izquierda palestina. Pero sobre todo la derrota de Fatah fue consecuencia de su corrupción galopante, de la traición, fracasos, trampas y mentiras derivadas del sistema establecido por los Acuerdos de Oslo en 1993, que han servido únicamente para empeorar las condiciones de vida del pueblo y dañar al movimiento nacional palestino y su lucha de liberación.
Los recientes sucesos en la Franja de Gaza han sido un contragolpe defensivo de HAMAS, anticipándose a la fase final de la estrategia de golpe de estado (aunque éste sea un término dramáticamente inexacto ya que el pueblo palestino no dispone de estado) diseñada por EE.UU. y la entidad sionista. Si se analiza la acción militar de las fuerzas leales a HAMAS, que en menos de una semana ha arrollado a las fuerzas de Fatah en Gaza, parece ésta más fruto forzado por circunstancias impuestas que la consecuencia de una decisión deseada. La crisis alimentaria en este territorio, y la posibilidad cierta de que la ocupación sionista decida recrudecer el bloqueo y concentrar allí sus acciones armadas de terrorismo de estado, así como las tensiones que la actual situación eventualmente puede provocar con el vecino régimen lacayo egipcio, con el que Gaza comparte frontera, hacen más bien pensar que los movimientos de los nacionalistas islamistas palestinos apuntan en la dirección antes apuntada.
Tras los intermitentes pero cada vez más graves y frecuentes enfrentamientos entre HAMAS y Fatah, el 8 de febrero de 2007 bajo el auspicio de la monarquía saudí, ambas partes firmaron los Acuerdos de La Meca, que traerán como consecuencia la formación de un «Gobierno de Unidad nacional» formalizado a mediados de marzo. La formación de este gobierno da lugar a un impasse, ya que más allá del reparto de carteras ministeriales y funcionariales no había ningún acuerdo real en cuanto a la estrategia a seguir ante la ocupación colonialista del sionismo. De hecho los reiterados llamamientos tanto de HAMAS como de la izquierda palestina a establecer un diálogo nacional y un gobierno de unidad nacional han sido invariablemente desoídos por la presidencia de la AP y los dirigentes de Fatah.
Fatah con el Presidente Abbas y el jefe de los cuerpos de seguridad Muhammad Dhalan a la cabeza, siguió manteniendo a pesar de la formación del nuevo gobierno de coalición, una política de desestabilización cada vez más violenta en connivencia abierta con el férreo boicot financiero y político impuesto desde el exterior por EE.UU., el estado sionista de Israel, la UE, Japón y Canada, sin denunciarlo en ningún momento. Lo cierto es que mientras esto sucedía y golpeaba con dureza a la población palestina, ya de por sí acostumbrada a vivir en condiciones de gran precariedad dinero abundante, entrenamiento militar y numerosas armas estadounidenses han llegado a manos de Fatah en los últimos meses y semanas tanto a Cisjordania como a la Franja de Gaza a través de Israel.
La respuesta de Mahmud Abbas a las acciones defensivo-preventivas de los nacionalistas islamistas (con toda seguridad diseñada y prevista con anterioridad), Presidente de la Autoridad Palestina (AP) ha sido la de disolver el legítimo Gobierno de Unidad Nacional encabezado por el Primer Ministro de HAMAS Ismail Haniyeh el pasado 14 junio y decretar ese mismo día el estado de emergencia en la Franja de Gaza y en Cisjordania. Es elocuente que el nuevo (ilegal) Primer Ministro palestino sea Salam Fayad, un ex alto funcionario del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que cuenta con nacionalidad estadounidense. El día 18 la UE decide el levantamiento del bloqueo financiero sobre Cisjordania en la reunión de ministros de exteriores a la que asiste invitada la ministra de defensa israelí Tzipi Livni y, el representante de política exterior de la UE el criminal Javier Solana hace referencia al nuevo gobierno palestino golpista y lo califica como legítimo. EE.UU. anuncia también ese mismo día el levantamiento del bloqueo financiero a Gaza. El gobierno sionista ha hecho declaraciones en la misma dirección. El día 19 Bush y Olmert se reúnen en la Casa Blanca. El día 20 de Junio Abbas en una escalada verbal llama traidores y asesinos a HAMAS, y afirma cínicamente que «se han rebelado contra la legitimidad»; el claudicante y sumiso Abbas y los serviles limpiabotas del imperialismo y del colonialismo sionista que son los dirigentes de Fatah, prefieren la falsa legitimidad, el reconocimiento político y los halagos envenenados de Washington y de los dirigentes sionistas, así como de los imperialistas europeos, que la legitimidad verdadera otorgada por el pueblo palestino. Una vez más los amos del mundo chantajean e intentan humillar al pueblo palestino y aplauden a un dirigente como Abbas, siempre dispuesto a aceptar el chantaje a cambio de una palmadita en la espalda y de alguna migaja que el sionismo y los imperialistas dejen caer, incapaz de reflejar lo más mínimo la dignidad de un pueblo al que dice representar.
La cumbre regional del pasado día 25 de junio en el balneario egipcio de Sharm el-Seij, es la enésima demostración del orden imperialista en el Medio Oriente. La reunión que congregó al Primer Ministro israelí Ehud Olmert, al Presidente de la AP Mahmud Abbas, al monarca jordano Abdala II y, al Presidente egipcio Mubarak ha tenido como único fin el respaldo al gobierno títere de Abbas, se ha ajustado perfectamente al conocido guión en el que la alianza entre el imperialismo estadounidense y la entidad sionista israelí dirige y, los estados reaccionarios árabes aliados («moderados» según la terminología imperialista) se subordinan y obedecen, pues saben las clases dirigentes de éstos últimos que su supervivencia está indisolublemente unida al imperialismo, saben que son odiados por las inmensas masas populares de sus países, sobre las que ejercen la más salvaje opresión. Tampoco ha habido ninguna sorpresa en las reuniones del llamado Cuarteto de Madrid, compuesto por EE.UU., Rusia, UE y la ONU que ahora nombra «Enviado especial para Oriente Medio» a uno de los criminales de las Azores, el ya ex primer ministro británico Blair. Mientras tanto sigue el clamoroso silencio ante los asesinatos planificados, la destrucción de los medios de vida, el robo de más tierras y el asentamiento de más de 400.000 colonos en Cisjordania desde la firma de Oslo, y todas las formas de violencia imaginables para expulsar al pueblo palestino de su país con el vano objetivo de humillarlo y de quebrar su heroica y tenaz resistencia. Una burla más al pueblo palestino, a la nación árabe, a la comunidad internacional y a todos los pueblos del mundo.
El prolongado drama del pueblo palestino y los tormentos diarios a los que está sometido es el espejo de la naturaleza criminal del sistema capitalista imperialista. Los revolucionarios y progresistas de todos los países del mundo debemos estar al lado del pueblo palestino y apoyar su lucha, una victoria del imperialismo sería un duro golpe para todos los pueblos de la región y del mundo entero, por el contrario aquellas victorias del pueblo palestino y de su resistencia son motivo de alegría y esperanza para las masas oprimidas en todo el mundo.
Es improbable que la estrecha estrategia de los nacionalistas islamistas palestinos, por más hábiles e inteligentes que sean sus dirigentes y sus cuadros, cosa que han demostrado, pueda alcanzar victorias significativas contra el imperialismo y el colonialismo sionista; incluso su misma naturaleza ideológica y de clase hace difícil el mantenimiento de cierta coherencia antiiiperialista y, aunque hoy sigan siendo una resistencia digna, su naturaleza les empuja a la conciliación con el imperialismo o a atenuar el grado de enfrentamiento que contra éste mantienen. De hecho quien esté atento a los posicionamientos de HAMAS conocerá la tendencia cada vez más posibilista en cuanto a sus reclamaciones territoriales sobre la Palestina histórica.
Únicamente las clases populares, a través de sus vanguardias pueden generar cambios verdaderamente revolucionarios, destruir todos los regímenes reaccionarios y lacayos del imperialismo a través de la lucha popular, sacudirse el yugo imperialista y colonial como base que garantice los derechos nacionales y democráticos de los pueblos que constituyen la región, en especial los del pueblo palestino, construyendo en Palestina un solo estado, laico, independiente y socialista, para árabes y judíos, sin discriminaciones ni base religiosa o étnica y consecuentemente, poniendo fin a la existencia del estado sionista israelí, colonialista, racista y proimperialista.