La Universidad de Birzeit, situada a 7 km. al norte de Ramallah, es la Universidad más conocida entre las academias de los Territorios palestinos, aunque la más grande es Al-Najah, la Universidad de Nablus. Fundada en 1924 como escuela y ascendida al rango de principal universidad árabe en Palestina en 1972, Birzeit es un nombre […]
La Universidad de Birzeit, situada a 7 km. al norte de Ramallah, es la Universidad más conocida entre las academias de los Territorios palestinos, aunque la más grande es Al-Najah, la Universidad de Nablus. Fundada en 1924 como escuela y ascendida al rango de principal universidad árabe en Palestina en 1972, Birzeit es un nombre ligado a la intelectualidad palestina y a la resistencia a la ocupación militar a través del ejercicio del pensamiento. Considerada una «institución nacional», se ha abierto camino como palestra para la formación de una futura sociedad palestina civil y democrática. Pero esta fama le ha costado cara, y entre marzo de 2001 y diciembre de 2003 su actividad ha sido fuertemente reducida porque el ejército israelí cerraba las verjas e impedía el acceso. En Palestina he podido comprender que es más difícil llegar a la Universidad y seguir los cursos que pasar los exámenes. Obstaculizar los estudios de los jóvenes palestinos ha sido uno de los objetivos de la estrategia de la ocupación israelí.
«El año pasado, cada mañana tomaba el autobús a Ramallah para ir al campus de Birzeit, y con frecuencia me obligaban a bajar a mitad camino, pasar un puesto de control militar a pie y caminar dos Km. antes de poder tomar otro autobús hasta el campo. ¡Qué faena!».-cuenta Eliana Manca, profesora de italiano en Birzeit.
«El objetivo del famoso checkpoint de Surda, a medio camino entre Ramallah y la Universidad, era el de hacer la vida difícil a nuestros estudiantes y profesores. 2/3 de las clases no se dieron durante dos semestres, y un semestre entero en verano se interrumpió, mientras durante los otros días estudiantes y profesores llegaban con retraso, perdiendo cursos o exámenes»- declara Helen Murray, inglesa, coordinadora de la «Campaña por el derecho a estudiar» en Birzeit.
En estos últimos años, la política israelí de restricción de los movimientos ha cambiado la naturaleza de Birzeit. Si en 2000 el 60% de los estudiantes provenía de Cisjordania excluyendo Ramallah, y el 10% de la Franja de Gaza, en este momento la mayoría viene de Ramallah»- añade Murray. En otras palabras, los estudiantes escogen el lugar de estudio en función de los controles militares israelíes y no en función de sus ambiciones académicas.
El pueblo palestino es el más instruido entre las naciones árabes, y la cultura es para ellos un arma esencial de supervivencia y de identidad. Solo el 1,8% de los jóvenes entre 15 y 25 años son analfabetos, mientras entre los adultos no superan el 10%, cuando la media para los países árabes es cerca del 30% para los hombres y del 50% para las mujeres (datos de la UNESCO, 2000). Un tercio de los palestinos son estudiantes y la mitad tienen menos de 18 años, por lo que hablar del derecho a estudiar no es una cuestión marginal, sino al contrario.
Yo incluso, durante un día gris de noviembre, me encontré bloqueado en el tráfico por la imposición de un checkpoint volante, y a los pies de la última colina antes del campus, tuve que bajar del autobús y subir la pendiente de la colina a pié, entre el fango.
«Esta situación impone cambiar el modo de enseñar, y para continuar ofreciendo la enseñanza, debemos ofrecer cursos académicos por internet»- añade Murray.
Entre 1987 y 1992 (primera Intifada contra la ocupación israelí) la instrucción pública era considerada incluso ilegal por la autoridad israelí, escuelas y universidades se cerraron por tiempo indeterminado por orden militar, y los estudiantes que seguían cursos en casas privadas o en centros comunitarios fueron arrestados. Algunas instituciones como las dos Universidades de Hebrón (Hebrón University y Palestine Polytechnic University) han tenido la misma suerte durante la Intifada en curso, y en 2003 han sido cerradas durante ocho meses, ¡ y su entrada sellada con la llama oxhídrica!
La política de segregación escolar continua también ahora, a pesar del «nuevo curso político».
Entre el 10 y el 16 de marzo de 2005, los soldados bloquearon tres veces los accesos a la Universidad de Birzeit, utilizando en una ocasión los habituales gases lacrimógenos.
En noviembre de 2004, cuatro estudiantes de ingeniería de Birzeit originarios de Gaza fueron arrestados en casa por los soldados durante la noche, y deportados a Gaza en pocas horas sin ser acusados formalmente de ningún delito. Walid, Mohammad, Bashar Abu Salim y Bashar Abu Shahala hubiesen terminado sus estudios al final del semestre. Los cuatro estudiantes no veían a sus padres desde hacía cuatro años y Bashar Abu Salim no pudo ni siquiera ir a casa por la muerte de su padre. Pero un regreso tan violento no se lo hubiesen esperado nunca. Los cuatro estudiantes no han vuelto más a Birzeit.
«En 2000 los estudiantes provenientes de Gaza eran más de trescientos, hoy 35 a causa de las restricciones a la movilidad. Tememos que los pocos estudiantes de Gaza que permanecen en Birzeit sean también secuestrados y expulsados como los últimos cuatro»- se lee en un comunicado oficial de la Universidad sobre el hecho. En otras palabras, la política de la autoridad militar es la de «provincializar» la Universidad.
Los niños no lo pasan mejor. Según el Ministerio de Educación de la Autoridad Palestina (AP), en los últimos cuatro años 48 escuelas han sido transformadas en cuarteles a manos de los militares israelíes, 10 han sido cerradas.
La construcción del Muro ha reducido la accesibilidad a las escuelas de las aldeas circundantes. Según la organización Defence for Children Internacional, los 88 niños de la aldea de Jebara, cerca de Tulkarem, deben presentarse a los pasos del Muro pronto para esperar que los soldados abran las verjas, sin poder saber a que hora pasarían. Los soldados abren diez minutos por la mañana y diez minutos por la tarde, y los niños de 5 años que terminan sus clases hacia las once de la mañana deben esperar hasta las dos de la tarde para volver a casa. Y esto no es un caso aislado. Un sondeo llevado a cabo por la Oficina Central de Estadística de la AP en diciembre de 2003 estimaba en un 50% el número de alumnos, estudiantes y educadores que faltan a las clases escolares y universitarias a causa de la dificultad de circulación a través de los pasos del Muro.
Y estudiar puede costarte la vida. No sólo en el camino hacia la escuela, también en clase. Tres niños y una niña fueron asesinados mientras estaban sentados en los bancos de una escuela de las Naciones Unidas en la Franja de Gaza en las incursiones de los últimos meses de 2004.
Las peores consecuencias de esta situación de estrés consisten en el empeoramiento generalizado de los resultados escolares. Mohannad Beidas, Jefe del Departamento de Educación de la Agencia de la Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), cuenta que la Agencia ha debido cambiar los criterios de contratación de los profesores dando prioridad a la proximidad de la escuela para reducir el riesgo de que los mismos enseñadores no puedan llegar a la escuela. La Agencia ha llevado a cabo en la primavera de 2003 un estudio comparativo sobre los niveles de aprobados en las propias escuelas, examinando las escuelas de los campos de refugiados de Tulkarem y Shams, y ha encontrado que bajo mayor presión militar (Tulkarem), las tasas de aprobados son netamente inferiores (hasta 10 veces más bajas que en Shams).
«Los niños en particular están mucho más distraídos y el ambiente de la escuela no se considera seguro, por lo que los padres pueden preferir dejar a los niños en casa»- comenta Helen Murray.
La política de restricción a la educación viene justificada por la autoridad militar con el argumento de la seguridad y de la lucha contra el terrorismo. «No hay derecho. No existen pruebas ni se han hecho investigaciones para demostrar que la escuela y en particular la universidad estén ligadas al terrorismo»- reacciona Murray. «En realidad se trata de desacreditar y deslegitimar el sistema educativo palestino»-añade.
«¿Y cuál es por lo tanto el objeto de vuestra campaña?»- le pregunto. «Buscamos construir una red internacional de apoyo de universidades de todo el mundo, que se exprese en acciones demostrativas, campañas de presión, intercambios académicos, campos internacionales de trabajo y estudio, y exposiciones. A Berkeley (California), por ejemplo, han simulado un checkpoint a la entrada de la universidad para experimentar lo que puede significar no poder ir a estudiar. Nuestra campaña para el retorno a Birzeit de los cuatro estudiantes de Gaza deportados en noviembre de 2004, además, ha recogido más de mil adhesiones internacionales en el mundo académico y estudiantil. 150 profesores y estudiantes israelíes publicaron el 4 de marzo de 2005 en el diario israelí Haaretz una carta abierta, pidiendo el retorno de los cuatro estudiantes»- explica la coordinadora de la Campaña por el derecho a estudiar de Birzeit.
Aunque si la calle es empinada, estudiantes y padres no ceden, y en Nablus por ejemplo, han aprendido a desafiar el toque de queda para ir a la escuela o acompañar a los niños a la escuela. Estudiar no ha sido nunca algo placentero para niños y estudiantes, pero las dificultades les han supuesto un desafío, y han transformado aquello que era una medicina amarga en un dulce de cumpleaños.
«Aunque ir a la escuela es difícil, hago y haré todo para que mis hijos puedan continuar haciéndolo»- cuenta Munira, madre de dos niños pequeños que deben pasar a través del Muro todos los días en la aldea de Masha para ir a la escuela.
Información:
Birzeit University http://right2edu.birzeit.edu
Defence for Children International www.dci-pal.org
http://www.mundoarabe.org/educación_palestina.htm