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Palestina: Hamas es la resistencia, Al Fatah la claudicación

Fuentes: Kaos en la red

Dado el carácter supersticioso y reaccionario, en general, de las religiones, es lógico que en un enfrentamiento entre elementos religiosos y laicos, éstos últimos cuenten, a priori, con la simpatía de la izquierda atea. Pero los tiempos cambian. Por eso es oportuno hacer una reflexión sobre los acontecimientos que se producen en Palestina, que tienen […]

Dado el carácter supersticioso y reaccionario, en general, de las religiones, es lógico que en un enfrentamiento entre elementos religiosos y laicos, éstos últimos cuenten, a priori, con la simpatía de la izquierda atea. Pero los tiempos cambian. Por eso es oportuno hacer una reflexión sobre los acontecimientos que se producen en Palestina, que tienen como protagonistas a Hamas, Al Fatah, Mahmud Abbas- presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP)- y el omnipresente imperialismo capitalista. Esta reflexión pretende advertir en que bando están situados actualmente, los implicados en el conflicto.

Al-Fatah es una organización nacionalista laica, muy influyente en el seno de la ANP, que durante años fue una referencia en la lucha contra el imperialismo. Pero a finales de los 80 comenzó- junto a la ANP- a variar su posición respecto a Israel, lo que desembocó en la firma de la Declaración de Principios con Tel Aviv en el año 1993 donde, además de renunciar a sus reivindicaciones históricas, abandonaron el recurso a lucha armada, algo que, dicho sea de paso, sirvió de bien poco, pues Israel continúa con los ataques y asesinatos selectivos cada vez que le viene en gana sin preocuparse por la afiliación de sus víctimas. Actualmente, muchos líderes de Al Fatah viven en instalados en la corruptela y el hurto, lo que constituye una afrenta para la inmensa mayoría de los palestinos que subsisten en la miseria.

Por su parte, Hamas practica un islamismo nacionalista que intenta compatibilizar con políticas sociales de educación y asistencia sanitaria. A pesar de contar con pocos recursos, ha logrado establecer una red asistencial de la que se benefician miles de personas. Su victoria en las elecciones generales del 2006 fue intachable y está avalada por observadores internacionales. El éxito electoral no sólo se debió a que continúe la lucha armada contra el invasor sionista, sino también a su denuncia implacable de la corrupción que salpica a los dirigentes palestinos históricos, que despilfarran las ayudas internacionales. Hamas está considerada como terrorista por la Unión Europea (UE) y por Estados Unidos (EEUU) país que, paradójicamente, lidera el ranking mundial de genocidios terroristas.

En Oriente Medio convergen notables rivalidades entre las potencias imperialistas, encabezadas por EEUU, que compiten por controlar una zona estratégica, vital para sus respectivos intereses expoliadores. No hay sino que ver cómo pocas horas después de que la UE levantara el bloqueo económico, para apoyar el golpe de Estado del presidente Mahmud Abbas, EEUU- temeroso de perder terreno- hizo lo mismo, y entre todos se han apresurado a bloquear la franja de Gaza con la intención de desesperar a sus pobladores para utilizarlos contra Hamas. Con el levantamiento del bloqueo en Cisjordania se abonarán los sueldos atrasados (armas ya tenían, se las entregó Israel) a los miles de pistoleros integrados en las Fuerzas de Seguridad palestinas y en la Fuerza 17, cuerpo de elite que ha cambiado de bando alineándose con el imperialismo, frente a sus hermanos.

Durante la Guerra Fría, el capitalismo utilizó recursos parecidos con el fin de debilitar a los comunistas. En Oriente Medio existían organizaciones marxistas palestinas muy activas y países, como Siria e Iraq, con partidos de corte socialista (baazistas) que representaban un peligro debido a sus relaciones con la Unión Soviética. En consecuencia, EEUU utilizó una estrategia cívico-religiosa. Aprovechó por una parte, el inicio de la deriva reaccionaria de la ANP, y por la otra consintió la existencia de Hamas (además de apoyar a Al Qaeda y los talibanes en Afganistán). No era nada nuevo. Pocos años antes había secundado al presidente egipcio Anwar El Sadat y a grupos fundamentalistas de ese país (que terminaron asesinando a Sadat) para contrarrestar la impronta legada por Nasser. Tras la desaparición del campo socialista la situación ha cambiado, y ahora Hamas reclama el derecho a ocupar un espacio político y económico en su tierra.

Después de su victoria electoral, los dirigentes de Hamas propusieron a Al Fatah formar un Gobierno de Unidad Nacional que nunca cuajó al ser torpedeado desde el exterior por Occidente, consciente de que esa organización no aceptaría una política conciliadora como la de la ANP. Después de promover múltiples enfrentamientos armados entre palestinos- que Hamas ha tratado de resolver mediante la creación de nuevos gobiernos de unidad-, EEUU conminó al cónsul general norteamericano en Jerusalén, para que trasmitiera al presidente Mahmud Abbas la orden de liquidar Hamas, orden que fue trasladada en una reunión que mantuvieron en Cisjordania. Pocas dudas pueden quedar al respecto, después de ver a Mahmud Abbas eligiendo Primer Ministro de su «Gobierno», a Salam Fayyad, ex miembro del Banco Mundial y de nacionalidad estadounidense.

A pesar de que Mahmud Abbas- debido a los ataques indiscriminados de Israel- ha acusado a Tel Aviv de practicar el «terrorismo de Estado» contra los palestinos, nunca ha dudado en sentarse a dialogar con los asesinos de su pueblo, ni ha puesto reparo alguno en aceptar armas israelíes que le fueron entregadas para agravar el conflicto inter-palestino. Al Fatah, a través de Mahmud Abbas, está pisoteando el equilibrio democrático palestino con el apoyo de Occidente, que pretende presentar como legítimo al Gobierno proclamado por el presidente de la ANP, aunque ya sabemos que las pretendidas cualidades democráticas de los capitalistas, sólo se manifiestan cuando vencen en las urnas sus compinches (recordemos su apoyo al golpe de Estado contra Hugo Chávez).

Hamas, tiene derecho a existir, y como ganador de las elecciones generales debe controlar y ejercer el poder. Su religiosidad no debe generar tanta confusión. En el mundo islámico no existe un Papa inquisidor y ello facilita una mejor utilización social de los sentimientos religiosos. Es absurdo sostener que el apoyo popular a determinados movimientos islámicos de Oriente Medio se debe sólo a una regresión fanática y no a una comunión programática entre lo social y el combate antiimperialista el cual no tiene por qué ser vinculado, necesariamente, con una actitud revolucionaria. Comentamos en otro artículo, que lo que nos interesaba de la experiencia venezolana no era la retórica mística de Chávez, sino su lucha por la independencia de Venezuela; por tanto hay que tratar de ser comprensivos ante el peso que tiene la religión en los movimientos populares.

Hamas no ha escogido el camino del suicidio político para controlar el poder, porque éste ya se lo había entregado el pueblo palestino democráticamente. Ha tenido que optar por el mismo camino que el de la Insurgencia iraquí, es decir, la resistencia armada contra el imperialismo, porque es la única vía posible para quienes se niegan a vivir de rodillas. Si Hamas no lo remedia, los dirigentes de la ANP-que optaron por la claudicación y el compadreo corrupto- harán de Palestina un protectorado mendicante de Occidente o, lo que es peor, un Estado vasallo, sujeto a los vaivenes de las contradicciones inter-imperialistas en la región.