La Ocupación israelí de Palestina tiene un aliado estratégico en las políticas de normalización cuidadosamente diseñadas por el Gobierno de Israel. La normalización pretende borrar la historia, el derecho internacional y la noción misma de justicia para consumar a nivel internacional el estado de cosas interno: Israel es la sola realidad, y los palestinos, si […]
La Ocupación israelí de Palestina tiene un aliado estratégico en las políticas de normalización cuidadosamente diseñadas por el Gobierno de Israel. La normalización pretende borrar la historia, el derecho internacional y la noción misma de justicia para consumar a nivel internacional el estado de cosas interno: Israel es la sola realidad, y los palestinos, si acaso, un apéndice molesto, y con fecha de caducidad. La voracidad de los colonos y la creciente agresividad del apartheid se encargarán de ello. De legislar para que así sea ya se ocupa el Gobierno, el actual, el anterior y el que venga. Tal es la lógica israelí: cuestión de tiempo y Palestina será una palabra proscrita. Ya alertaba de ello Mahmud Darwish, que no sin sorna corregía al que le llamaba «poeta palestino», y se reclamaba «poeta de Palestina».
En el terreno de la cultura, uno de los últimos episodios de esta normalización impune es la Feria Internacional del Libro que se celebra en Guadalajara (México) del 30 de noviembre al 8 de diciembre de 2013. Se trata del mayor evento económico y promocional del mercado editorial en lengua española, y uno de los mejores escaparates de la cultura iberoamericana. El país invitado de honor en esta ocasión ha sido Israel, al que, según reza la información oficial, se le franquean las puertas para que muestre lo mejor de su producción intelectual de la mano de sus escritores, editores, investigadores y artistas. Ni una mención a Palestina, por supuesto, pero ni una sola referencia tampoco a los palestinos, ni a los del Interior, el 20 % de la población israelí, ni mucho menos a los que viven bajo el régimen de Ocupación en Cisjordania, Jerusalén Este o Gaza. Porque es sabido que la «marca Israel» presenta la cultura y la democracia israelíes como un oasis de civilidad en medio de la barbarie oriental. Palestina vive quiere sumarse a las iniciativas que ha habido en México para denunciar esta ausencia de la producción intelectual palestina en la FIL. Quiere con ello recordar que el activismo internacional por Palestina es un instrumento fundamental para desenmascarar la lógica perversa de la ocupación-normalización. Los testimonios de Rachel Corrie y Vittorio Arrigoni recogidos en estas páginas son, por desgracia, tan actuales como su propia lucha.
Pero además, y sobre todo, Palestina vive quiere mostrar cómo dentro de la sociedad palestina la lucha contra la Ocupación y por la consecución de una resolución justa del conflicto viene desarrollando su propia dinámica intelectual y cultural. El año 2005 supuso un importante punto de inflexión. Fue entonces cuando más de un centenar de asociaciones cívicas, sindicatos y grupos palestinos de diversas tendencias lanzaron la campaña Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) para canalizar la presión interior y exterior contra Israel, siguiendo el modelo de la campaña internacional contra el régimen segregacionista de Sudáfrica. El BDS ya está teniendo sus consecuencias en el ámbito sindical, empresarial, académico y cultural europeo, también en España. A su vez, a nivel interno palestino, es notorio cómo la campaña del BDS ha facilitado la incorporación a la lucha contra la Ocupación de sectores de la sociedad tradicionalmente marginados. Haneen Maikei, en una certera entrevista que reproducimos, da cuenta de cómo se ha producido esta evolución entre los grupos LGBT, lo cual refleja la vitalidad de los debates políticos e intelectuales palestinos en marcha. Igualmente vibrante es la cuestión de la futura configuración estatal, que Edward Said replanteó en 1999 con su reflexión sobre la necesidad de actualizar la idea binacional. Hoy, bien muerto y enterrado Oslo, el Estado binacional concita el interés tanto de los palestinos israelíes como de la diáspora, aunque suscita más dudas entre quienes viven día a día la Ocupación y cifran en la solución de los dos Estados su futuro. Todo ello está cambiando, y Mustaphá Barghouthi así lo discute con Eric Hazan en el diálogo aquí recogido.
Por último, y no con menor interés, Palestina vive también quiere asomarse a la creación literaria palestina. Los autores que se recogen en esta selección hablan de la injusticia, de la guerra, del absurdo y de las formas de resistir y elevarse. Hablan de Palestina, y ya se sabe que sólo existe lo que se nombra.
Luz Gómez García, arabista, es profesora de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid, Premio Nacional de Traducción por su trabajo En presencia de la ausencia, de Mahmud Darwix (Pre-Textos, 2011) y autora del Diccionario de Islam e Islamismo (Espasa, 2009). Palestina vive es una iniciativa de la Asociación de editores independientes de libro político Contrabandos.