El pasado martes 8 de junio, Osama Barghothi fue agredido por la policía cuando regresaba del trabajo a su casa en la aldea de Kufr Ein al norte de la ciudad de Ramallah.Osama, de 21 años, se desplazaba a través del área de Surda en un taxi colectivo palestina con otros 12 pasajeros cuando un […]
El pasado martes 8 de junio, Osama Barghothi fue agredido por la policía cuando regresaba del trabajo a su casa en la aldea de Kufr Ein al norte de la ciudad de Ramallah.
Osama, de 21 años, se desplazaba a través del área de Surda en un taxi colectivo palestina con otros 12 pasajeros cuando un automóvil militar israelí empezó a seguirles. El conductor detuvo el vehículo y personal militar fue a inspeccionar a los pasajeros. En ese momento un soldado comenzó a golpear a Osama a través de una ventanilla abierta del taxi.
Osama fue entonces sacado del vehículo y otro soldado empezó a golpear su cabeza contra un muro. Esto le causó al joven varias heridas graves en la cabeza pero lo peor de la agresión llegó cuando fue golpeado en la cara con la culata de un fusil. Después de esto, dice no saber lo que ocurrió. Inconsciente, fue trasladado al hospital donde permaneció ingresado hasta el sábado. Tras operar a Osama. Los doctores del hospital Jeque Zayed confirmaron que tenía tres fracturas en la mandíbula.
Osama que está trabajando en el Consejo de Ministros en Ramallah, y que es también un estudiante de servicios sociales en la Universidad Abierta de Al Quds, no tiene ni idea de porque fue atormentado de este modo. Fue atacado, dice, antes de que los soldados le pidieran que se identificase.
Hoy Osama ha regresado a su trabajo, pero todavía tiene grandes dolores y no será capaz de comer alimentos sólidos en dos meses.
Las palizas y humillación de la población local son extremadamente comunes, y a menudo quedan sin ser castigados por las autoridades responsables.
Estos actos deliberados de agresión sistemáticamente perpetrados por la policía israelí y por las fuerzas militares constituyen, de forma clara e inexcusable violaciones, de los patrones para los derechos humanos establecidos internacionalmente, todavía cientos de palestinos sufren abusos a manos del personal de seguridad israelí en su vida cotidiana. Tales apalizamientos son rara vez informados por la población que en gran parte viene a aceptar tal violencia física como una realidad de la ocupación.
Miércoles 16 de junio de 2004
Traducido para El Observatorio de Palestina: Carlos Sanchis