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Papel secundario ante Israel

Fuentes: Exposing Israel

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


Hamas y la Autoridad Palestina han intercambiado duras acusaciones sobre quién tiene la responsabilidad del aplazamiento sine die de las conversaciones para la reconciliación nacional patrocinadas por Egipto que debían haber tenido lugar en El Cairo a principios de la pasada semana.

Al citar la decisión de Hamas de boicotear las muy anunciadas negociaciones, la AP y los dirigentes y portavoces de Fatah denunciaron al movimiento islámico por «no ser serio ni sincero» en cuanto a la restauración de la unidad nacional palestina.

Los oficiales de la AP, incluido el Presidente Mahmoud Abbas y su primer ministro de facto, Salam Fayyed, han negado de plano la existencia de detenidos políticos bajo vigilancia de la AP, el principal factor que Hamas considera dificulta la convocatoria de las negociaciones. Hamas denominó esas negaciones de «mentiras», afirmando que cientos de sus miembros y simpatizantes se pudren y sufren torturas en las cárceles de la AP.

Riyad Al-Maliki, ministro de asuntos exteriores en funciones del gobierno con sede en Ramala, reconoció que las agencias de seguridad de la AP estaban deteniendo a cientos de seguidores y activistas de Hamas. Sin embargo, defendió que no se les había detenido por sus puntos de vista o afiliaciones políticas sino por «saltarse la ley e implicarse en actividades ilegales e ilícitas».

Al-Maliki no especificó cuáles eran esas supuestas violaciones, pero el portavoz de la OLP, Yasser Abed Rabbo, afirmó que se sospechaba que muchos de los detenidos estaban en posesión de armas ilegales, y por incitar contra el gobierno, poniendo así en peligro la unidad nacional palestina.

«Eso son estupideces», dijo el portavoz de Hamas y diputado Mushir Al Masri. «Si nuestros hermanos hubieran poseído armas de fuego ilegales, hace mucho tiempo ya que habrían sido detenidos por el ejército de ocupación israelí».

«Estamos hablando de cientos de intelectuales, profesores, estudiantes y activistas políticos. Están arrestando a todos aquellos que participaron en la campaña de las elecciones de Hamas en 2006. Quieren castigar a Hamas retrospectivamente. Y, desde luego, están haciendo esto en estrecha coordinación y colusión con Israel», añadió Al Masri.

«La AP y sus dirigentes y portavoces», acusó, «están mintiendo a sabiendas».

En realidad, la AP ha venido actuando a partir de la premisa de que Hamas, el enemigo supremo de Israel, es una organización a la que se ha ilegalizado en toda Cisjordania, por lo cual sus seguidores y miembros, excepto unos cuantos dirigentes, tienen que ser arrestados, acosados, insultados y humillados.

Hace dos semanas, las fuerzas de la AP empezaron, en coordinación con el ejército israelí, una implacable campaña por toda Cisjordania a fin de erradicar todas las infraestructuras culturales y políticas de Hamas. No es seguro que la campaña persiguiera frustrar las conversaciones de El Cairo. Sin embargo, esa ha sido al parecer una de sus consecuencias.

En la región de Hebrón, las fuerzas de la AP asaltaron casi cada ciudad, pueblo, aldea y campo de refugiados para arrestar a «personas buscadas» y «fugitivos», basándose en las listas proporcionadas por el Shin Bet, la principal agencia de la inteligencia interior de Israel. La forma en que se produjeron los arrestos semejaba las operaciones rutinarias que Israel lleva a cabo en Cisjordania.

No se sabe exactamente cuántos activistas y seguidores de Hamas han sido arrestados en la última campaña -que aún continúa- y que se llamó «Ishraqato Watan» (Amanecer de la Patria). Sin embargo, puede asegurarse que la cifra ronda los 400-500, la mayoría de los cuales siguen detenidos.

El gran número de arrestos se deduce claramente del hecho de que las agencias de seguridad de la AP tuvieron que acabar alquilando casas y apartamentos, e incluso casetas y almacenes comerciales para albergar a los detenidos.

Por ejemplo, en Taffuh, un suburbio de Hebrón, un antiguo taller de aluminio se convirtió en una prisión improvisada donde están encarcelados docenas de activistas de Hamas de la región.

La pasada semana, hasta 300 vehículos de cuatro ruedas suministrados por EEUU, con el emblema de la OLP, asaltaron pueblos y aldeas a lo largo de la anterior línea del armisticio al oeste de Hebrón, Las tropas, armadas en su mayoría con ametralladoras AK-47, asaltaron los hogares de activistas de Hamas, muchos de ellos veteranos de los centros de detención y cárceles israelíes.

Según algunos de los detenidos que ya han sido liberados, fueron sometidos a duras palizas. También fueron ridiculizados por su religiosidad.

«Uno de los soldados nos dijo que nos liberaría si memorizábamos cinco capítulos del Corán. Otro nos dijo que nos liberarían si repetíamos cien veces ‘La paz sea con Mohammad'», confesó uno de los detenidos.

En muchos lugares, los soldados entraron en las salas de estar de los hogares con perros adiestrados, un insulto para las comunidades tradicionales.

El noventa por ciento de los detenidos son activistas políticos afiliados a Hamas y a la Yihad Islámica. Hace tres semanas, las tropas de la AP actuaron en la ciudad de Yatta, al suroeste de Hebrón, donde según se informó arrestaron a un bien conocido agente local del Shin Bet. Al cabo de unas horas, un oficial de coordinación israelí ordenó al oficial palestino que dirigió la operación, el Teniente General Diab Al Ali (alias Abul-Fatah), que «liberara a nuestro hombre porque se suponía que sólo iban a arrestar a la gente de Hamas».

Al Ahram Weekly habló con varios detenidos que habían sido liberados recientemente. Dijeron que les estuvieron preguntando por su afiliación política y actividades en Hamas. Algunos dijeron que se les había pedido que renunciaran públicamente a esa afiliación o aceptaran trabajar como informantes sobre las actividades de Hamas en sus áreas locales.

En muchos de los casos, las fuerzas israelíes asaltaban las mismas localidades unas cuantas horas antes o después de que lo hicieran las tropas de la AP.

Muchos palestinos de a pie han empezado a llamar a las fuerzas de seguridad de la AP «omala», colaboradores de Israel. Ese es sin duda el peor insulto que un palestino puede utilizar. Otras están comparando a los aparatos de seguridad de la AP con el extinto Ejército Libanés del Sur (SLA, por sus siglas en inglés), la milicia apoyada por Israel que operó en el Sur del Líbano durante la ocupación israelí a lo largo de las décadas de los ochenta y los noventa del pasado siglo.

La última semana, la principal noticia en el canal israelí de TV la constituyeron las medidas represivas contra Hamas en el norte de Cisjordania, con los presentadores alertando a los televidentes de que «esto no es una operación de las IDF contra terroristas en Judea y Samaria sino de tropas de la AP atacando los hogares de activistas de Hamas».

En septiembre, según se informó, los jefes de la seguridad palestina mantuvieron un encuentro con sus «colegas» y «homólogos» israelíes en el asentamiento judío de Beit El, cerca de Ramala. Según el periodista israelí Nahum Barnea, a quien se permitió estar presente en la reunión, Abul-Fatah dijo a los comandantes del ejército israelí que, «Somos aliados, no enemigos» y «tenemos un enemigo común: se llama Hamas».

Los dirigentes de la AP se negaron a comentar la vergonzosa reunión. Sin embargo, un dirigente importante de Fatah, Qaddura Fares, llamó «traidores» a los jefes de la seguridad palestina y pidió al Presidente Abbas que les despidiera de inmediato. Abbas ignoró la petición de Fares.

Algunos observadores creen que la radical campaña contra los seguidores de Hamas en Cisjordania perseguía precisamente frustrar los esfuerzos egipcios para tender puentes sobre el abismo existente entre Hamas y Fatah. La AP es consciente de que ese acercamiento a Hamas podría provocar, antes o después, una crisis con Israel y probablemente también con la administración estadounidense.

De ahí que mediante la represión contra Hamas, Fatah parece querer conseguir tres objetivos: Primero, acusar a Hamas del colapso de las conversaciones por la reconciliación incluso antes de que empezaran. Segundo, mantener el apoyo de Occidente. Tercero, liberar a Israel de una de sus cargas como potencia ocupante con la esperanza de que el estado judío recompense a la AP en términos de concesiones políticas que puedan reactivar su legitimidad.

Sin embargo, observando la conducta de Israel, especialmente desde los Acuerdos de Oslo de hace quince años, resulta una obviedad que Israel ha venido considerando sistemáticamente a la AP nada más que como una entidad títere y colaboracionista. Por tanto, la inmisericorde expansión de las colonias israelíes, especialmente en Jerusalén Este, así como la negativa del ejército israelí a suavizar sus duras medidas contra los palestinos normales y corrientes, no debería dejar ninguna duda en cuanto al estatuto de la AP frente al estado judío.

Enlace con texto original:

http://www.xpis.ps/Uploadarticles/339articles%20Second%20fiddle%20to%20Israel.doc