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Para Burqa, al norte de Nablus, la Desconexión no es nada que se haya que celebrar

Fuentes:

Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis

No habrá celebraciones en Burqa. Se podría pensar que este pequeño pueblo de 4.000 habitantes, al norte de Cisjordania, tendría todas los motivos de gozo en la nueva realidad impuesta por el «Plan de Desconexión» del primer ministro israelí Ariel Sharon. El cercano asentamiento ilegal de Homesh, que durante mucho tiempo ocupó sus tierras y hostigó a sus residentes, fue evacuado el 23 de agosto.

Pero la realidad para Burqa y otras poblaciones de Cisjordania cercanas a los cuatro asentamientos recién evacuados es que van a haber pocos cambios. No hay ningún plan para devolver a sus habitantes las tierras robadas

Burqa se jactaba una vez de una población de más de 30.000 habitantes, según su ayuntamiento. Pero numerosas presiones indujeron a sus residentes a emigrar a Nablus, a unos 10 Km. al sur. Los asentamientos que surgieron en lo alto de las colinas de Nablus en 1980, incluyendo Shave Shomron y Homesh, confiscaron tierras y tomaron el control de valiosos recursos hídricos de los que dependían los agricultores palestinos locales.

Homesh, que se asentaba justo sobre Burqa, comenzó siendo una base militar a mediados de los setenta, cuando sus tierras fueron confiscadas por el ejército israelí. No se dio compensación alguna a los propietarios de dichas tierras. Los colonos israelíes, principalmente seglares, rápidamente comenzaron a establecerse. Era completamente legal bajo las leyes israelíes para los asentamientos construidos sobre propiedades privadas palestinas hasta 1991.

Durante la reciente Intifada, la autopista Jenin-Nablus, la Ruta 60, fue continuadamente cerrada a los conductores palestinos, forzando a la gente a tomar rutas largas y tortuosas a través de las colinas para salir de la ciudad. Tras varios ataques de milicianos contra los colonos ilegales de Homesh, la mayoría de la comunidad seglar huyó, solamente para ser reemplazados por fanáticos religiosos que hostigaron a los habitantes de Burqa y que atacaron y amenazaron con frecuencia a los agricultores en sus campos.

Ahora Homesh ha vuelto al punto de partida. Pero en lugar de revertir la tierra a sus antiguos propietarios palestinos, nuevamente va a convertirse en una base militar israelí.

«Esto es un chiste,» señala Mohammed Abu Rabi del consejo de la ciudad de Burqa. Cuando se sienta frente a los nuevos mapas proporcionados por los israelíes, destaca que hasta al menos el 15 de septiembre, el ejército había confiscado 206 dunums adicionales (52 acres) de tierras locales para sus operaciones y que se había cerrado nuevamente a los conductores palestinos el acceso a la Ruta 60.

Nizar Sayf y sus amigos pasaron la tarde de la evacuación contemplando informalmente la evacuación mirando a distancia. » No pude dormir en toda la noche,» se lamentaba Nizar. «El ejército estaba en cada campo vigilando a los (colonos infiltrados) que trataban de llegar a Homesh.»

Las llamadas entre los vecinos fueron rebotando durante todo el día. «¿ Son del ejército?» , preguntó Nizar a otro residente de Burqa que había observado a cierta gente moviéndose al acecho por sus cultivos. Justo abajo de la casa de Nizar, unos pocos soldados israelíes se mantenían vigilando en algunos arbustos así como un globo de observación estaba flotando cerca.

Pero eso fue tan excitante porque así se montaron las cosas. La realidad para la gente de Burqa es que en el mejor de los casos, la evacuación de los casos. Pero con el ejército israelí transformando las instalaciones nuevamente en una base militar, no hay seguridad de que cualquier tierra o recurso de agua retorne a control palestino.

Nizar es un antiguo mukhtar, o alcalde del pueblo, de Burqa y su familia ha estado aquí desde hace muchas generaciones. Su padre y su tío compararon tierra en los sesenta, que fue confiscada por el ejército. Muestra unas pocas y amarillentas escrituras del gobierno jordano, el cuál controlaba Cisjordania en aquel tiempo, como prueba de su derecho sobre las tierras. Añadida a la pérdida de propiedades de su familia en Homesh (el cuál se expandió con los años hasta ocupar 1.050 dunums), se da la situación de que es incapaz de llegar a sus olivares que están demasiado cerca de la verja del asentamiento. Y el reciente cierre de carreteras hacen casi imposible para él llegar a su almacén de producción en Tulkarem.

Shlomo Dror, del Coordinador de Actividades gubernamentales en los Territorios, afirmaba en el periódico Jerusalem Post el pasado 24 de agosto, que la ampliación de las confiscaciones militares eran sólo temporales. Pero no hay indicios de que el resto de las tierras confiscadas por Homesh vayan a retornar a los palestinos en un tiempo cercano.

«Con los años aprendí una cosa,» dice Nizar mientras mira fijamente sus campos. «Nunca te fíes del ejército israelí» Añade que la base militar original en la colina, también se suponía que iba a ser temporal.

El anciano alcalde entonces empieza a fantasear. » Si los israelíes se fueran del todo, podríamos empezar a construir fábricas, recogiendo inversiones del extranjero.»

Los ojos de Nizar entonces brillan. «¡Podríamos atraer a los pueblos cercanos y construir juntos una ciudad!»