Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística por Carlos Sanchis
¿Dónde exactamente en el mundo, está la «Autoridad Palestina»? ¿En alguna parte de Oriente Próximo? ¿En Israel? ¿O quizás, en Palestina? Todas estas cuestiones se las pueden estar preguntando los estadounidenses cuando se sienten en sus sofás para mirar los Premios de la Academia, el 5 marzo. Al-Janna Al-Aan (Paraíso Ahora) una película de Cisjordania que retrata a dos atacantes suicidas de Nablus, es una de las cinco películas nominadas a mejor película en idioma extranjero.
Dirigida por el palestino Hany Abu Assad, más conocido por La Boda de Rana, Paradise Now cuenta la historia de Khaled y Said, interpretados por Ali Suleiman y Kais Nashef, amigos de infancia que se han ofrecido voluntarios para llevar a cabo un doble atentado suicida en Tel Aviv. La película proporciona una visión de las brutales medidas de la ocupación militar que llevará a los jóvenes hombres a creer que la vida se ha vuelto tan amarga que la muerte es la mejor opción, no obstante rechaza excusar el arma más horriblemente eficaz usada contra civiles israelíes durante la intifada. Centrada en un periodo de 48 horas, la historia le llevará a través de todo el proceso del atentado, marcando un derrotero cuidadosamente orquestado situado en el pánico y el temor al tiempo que va satisfaciendo la curiosidad.
Hasta la fecha, los organizadores de los Oscars no han decidido cómo describir oficialmente el país de la película de origen, inicialmente nominada como una película de la «Autoridad Palestina», aunque la página oficial de la academia en Internet la atribuye a «Palestina». John Pavlik, un portavoz de la Academia de las Artes. el Cine y las Ciencias declaraba que el problema todavía está bajo consideración, y negó que el gobierno israelí o los grupos judíos estadounidenses hubieran estado presionando a funcionarios de la academia para designar al origen de la película como el de «Autoridad Palestina». Un diplomático israelí le dijo a Reuters en Jerusalén que Israel y las organizaciones judías establecidas en los EE.UU. estaban presionando a la Academia para no designar la película con la identidad nacional de «Palestina», puesto que no hay ningún estado palestino.
El co-productor Amir Harel, un judío israelí de Producciones Lama de Tel Aviv, dijo al semanario Al-Ahram que las etiquetas son «artificiales» y no conllevan ningún mensaje realmente político. Augustus Film Production de Holanda, junto con Lumen Films de Francia y Razor Films de Alemania, han contribuido a la producción.
La película humaniza a los atacantes suicidas Khaled y Said, situando sus decisiones en el contexto que la devastadora ocupación ha impuesto a la sociedad Palestina, y retratando el razonamiento individual que hay detrás de su elección. La historia ilustra el proceso ritual, como los dos hombres son fregados a mano, afeitados, y después vestidos con buenos trajes en la preparación del atentado, sugestionados con rituales de entierros islámicos. Incluye un toque de humor negro cuando al final de la filmación de su declaración de despedida, Khaled debe empezar de nuevo porque la cámara no estaba grabando.
Los dos hombres se revuelven a través de alambre de espino israelí, según el plan del líder de la facción, para reunirse en el otro lado con la pareja israelí » bien pagada» en que los enviará a Tel Aviv. La investigaciones para el guión, escrito por Harel y co-producido por Bero Beyer, se fundamentaron en interrogatorios de las fuerzas israelíes a suicidas capturados, hechos públicos y en las entrevistas con el liderazgo de las facciones familiarizadas con el fenómeno.
El casco antiguo de Nablus tiene puestos todos los atavíos de una película de Hollywood; con su oscuridad, pasadizos secretos, historia antigua, y la asolada infraestructura por los implacables bombardeos israelíes; en la vida real es el lugar donde aquellos que están «en búsqueda» se ocultan. Incluso las escenas de un fabricante de bombas con manos mecánicas que alambran los cinturones de explosivos recuerdan al líder de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, Fadi Qafishi de Nablus, que perdió una mano y dos dedos de la otra.
En el relato de la película, Said salió solo una vez de Cisjordania, cuando tenía seis años para una operación de rodilla; nada irreal puesto que Nablus está eficazmente sellado. «Yo he sido asesinado, y soy un asesino,» anuncia Said e indica que la muerte ya se le ha convertido. El líder de la facción encargado de la operación informa a los atacantes suicidas, les explica a los hombres que no tengan miedo de los soldados israelíes porque ellos son ahora, en un cambio de relaciones de poder, los que temen a la muerte. El padre de Said fue acusado de «colaborador» con el ejército israelí, mientras que al padre de Khaled le fue ofrecida, por los soldados israelíes, la elección de qué pierna quería conservar, brindando una visión gráfica de la paranoia y la humillación que encierra la vida bajo la ocupación en Nablus.
Pardise Now capta la aprehensión de una bomba de relojería, aún negando el alivio de la presión. El público espera una explosión, pero según Harel, «todos somos totalmente conscientes de lo que pasa [después de un atentado suicida], y a en ese punto los medios de comunicación cubren el relato.»
La película fue estrenada en el Teatro de la Kasaba de Ramallah en abril, la única sala de cine comercial en los territorios palestinos. En la película, Said explica cómo el cine de Nablus fue «accidentalmente» quemado hasta el desplome, durante una protesta contra los cierres israelíes que prohíben a los obreros palestinos entrar en Israel durante la segunda Intifada. La mayoría de los palestinos no han visto la película, y muchos que han afirmado que no proporciona suficiente información sobre la ocupación y su sufrimiento, esperan que pueda entregar su mensaje a los públicos en el extranjero.
Entretanto, después de varias amenazas de muerte, el director Abu Assad y su familia han regresado a los Países Bajos. En la primavera del 2004, el rodaje en Nablus fue interrumpido, las escenas restantes se rodaron en la ciudad mayoritariamente árabe-israelí de Nazareth, después de que las facciones palestinas exigieran al personal que deshalojara; esto a pesar del hecho de que el guión obtuviera la aprobación del difunto Yasser Arafat, según la segunda asistente del director, Enas Muthaffar. El equipo tenía que dejar de filmar casi diariamente debido a las incursiones israelíes y al fuego cruzado, dijo ella.
Publicada en Tel Aviv en noviembre, la película ha suscitado reacciones apasionadas del público israelí, etiquetándola incluso como «propaganda nazi». En una proyección que agotó las entradas la semana pasada en la Cinemateca de Jerusalén Oeste, en el lado judío de la ciudad, una muchedumbre israelí joven, liberal, la mayoría de los cuales nunca se han aventurado a ir Nablus, estaba visiblemente conmovida por la película. El ejército israelí prohíbe a los ciudadanos israelíes entrar en Cisjordania y en la Franja de Gaza. Una mujer joven que abrió la boca y se la tapó durante varias escenas, rechazó hacer comentarios a lo que ella llama «un periódico árabe [noticias],» mientras que Noa, una asistente social de 31 años declaraba, «me siento avergonzada,» cuando ahogaba sus lágrimas.
Roi, un objetor de 19 años, un «refusnik», ( término usado para ciudadanos israelíes que rechazan servir, cuando son alistados, en el ejército en protesta contra sus políticas) declaró, » no sabía que la vida en Nablus era tan dura… es una ciudad cerrada; como una prisión, o una jaula». La película también está rodada en Haifa y Nazareth, y han sido fijadas más proyecciones durante marzo.
Anas Shallal, un estadounidenses con raíces iraquíes que activa un diálogo mensual sobre el conflicto Israelo-palestino llamado el «café de la paz» en su restaurante de Washington DC, dedicó la discusión de este domingo a la película. «Pone las cosas en el contexto de la ocupación para un público norteamericano,» explicó Shallal y agrega que los estadounidenses que participaron en la discusión notaron «la influencia de religión en las opciones que las personas [es decir los palestinos] hacen». Según Harel, la película se proyectará en más de 60 salas de los EE.UU. después de su estreno en noviembre, y si se lleva a casa un Oscar recibirá una atención mayor.
A pesar de la controversia que rodea a la película, los espectadores de todo el mundo parecen estar de acuerdo en su alta calidad, particularmente de las interpretaciones. Ha ganado múltiple premios en el Festival de Cine de Berlín y ganó el Globo de Oro a la mejor película extranjera en enero. No importa en que el lado del debate caiga uno, es imposible alejarse de la película sin concienciarse que los palestinos están viviendo bajo la ocupación del ejército israelí; una ocupación destructiva en ambas sociedades.