El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, propuso ayer la creación de corredores humanitario en Siria protegidos por «observadores» armados. Juppé reconoció que estaba trasladando una propuesta del Consejo Nacional Sirio, la principal alianza opositora, con cuyo presidente, Burhan Ghalioun, se reunió la vísperas. «Es lo mismo que se hizo en Libia, pasillos por los […]
El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, propuso ayer la creación de corredores humanitario en Siria protegidos por «observadores» armados.
Juppé reconoció que estaba trasladando una propuesta del Consejo Nacional Sirio, la principal alianza opositora, con cuyo presidente, Burhan Ghalioun, se reunió la vísperas. «Es lo mismo que se hizo en Libia, pasillos por los cuales las organizaciones humanitarias, por ejemplo la Cruz Roja, puedan hacer llegar material médico».
«Hay dos fórmulas posibles. La primera es que la comunidad internacional, la ONU, la Liga Arabe, consiga que el régimen autorice estos corredores humanitarios», indicó.
Pero si el Gobierno sirio no está de acuerdo, «habrá que considerar otras soluciones» como la de «proteger los convoyes humanitarios», aventuró. Preguntado acerca de si la idea es que esos convoyes deberían contar con protección militar, Juppé contestó con un «lógicamente».
En la misma línea, el líder de la organización armada Ejército Sirio Libre se mostró favorable a bombardeos aéreos extranjeros «contra ciertos objetivos estratégicos» sirios.
«No estamos a favor de la entrada de tropas extranjeras como fue el caso de Irak, pero queremos que la comunidad internacional nos suministre un apoyo logístico», declaró a la agencia AFP el coronel Riad al-Assad, refugiado en Turquía.
«Queremos además una protección internacional, la puesta en marcha de una zona de exclusión aérea y de una zona tapón, sin olvidar bombardeos contra objetivos estratégicos que el régimen considera cruciales», añadió el desertor.
Inquirido para que concretara esos supuestos «objetivos estratégicos», el coronel Riad al-Assad acusó al régimen de desplegar misiles en zonas costeras con mayoría aleví. «Preferimos que esos misiles sean alcanzados por bombardeos extranjeros, porque si los atacamos nosotros, nos acusarán de atacar a las regiones alevíes, lo que serviría de excusa al régimen para provocar un conflicto entre la minoría de esa confesión chií y la mayoría suní, de la que se nutre la revuelta.
Otro ultimátum árabe
La Liga Árabe dio a Siria un plazo de 24 hotras para firmar el protocolo sobre la misión de observadores que planea enviar a ese país y amenazó con la imposición de sanciones si Damasco rechaza esa iniciativa.
Paralelamente, pidió a la ONU que apoye sus esfuerzos para lograr una salida a la crisis.
Sobre el terreno, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde el exilio en Londres, cifró en 25 los muertos en una nueva jornada de violencia en el país.
Doce serían civiles muertos por la represión en la región de Homs. Once militares y policías habrían muerto en enfrentamientos con los grupos armados en la localidad de Houlé. donde murieron dos desertores.
Damasco reconoce una grave crisis económica
El ministro sirio de Economía y Comercio, Mohamad Nedal Alchaar, reconoce, en entrevista a la agencia AFP, que Siria sufre la peor crisis económica de los últimos años, pero asegura que podrá remontarla si progresa en términos de autosuficiencia.
Junto con las sanciones económicas severas adoptadas por EEUU y la UE, la Liga Árabe ha amenazado con medidas de presión económica, lo que supondría un duro golpe para Siria, la mitad de cuyas exportaciones -y un cuarto de las importaciones- tienen su destino u origen en los vecinos árabes.
«Si esto se produce finalmente, será muy malo (…) y provocará graves pérdidas para Siria, pero también para otros países árabes». En previsión de que se cumplan estas amenazas, Alchaar preconiza un repligue del país sobre sí mismo. «Tenemos que depender de nuestros propios recursos (…) concentrarnos en la puesta en valor de nuestras riquezas».
Con todo, el ministro desmiente que Siria pudiera retrotraerse a los años sesenta, cuando la economía siria vivía en la autarquía y en un sistema que se pretendía socialista. «Ni hemos tomado medidas en ese sentido ni vamos a hacerlo».