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Parodia de negociaciones en Ginebra

Fuentes: Anticapitaliste

Finalmente, el encuentro internacional sobre Siria llamado Ginebra II comenzó el 22 de enero, como estaba previsto,… pero en unas condiciones penosas desde muchos puntos de vista. Sobre el terreno, las fuerzas de Bachar el-Assad y de sus aliados multiplican las ofensivas para imponer una correlación de fuerzas irrevocable. Mientras se desarrolla Ginebra II, el […]

Finalmente, el encuentro internacional sobre Siria llamado Ginebra II comenzó el 22 de enero, como estaba previsto,… pero en unas condiciones penosas desde muchos puntos de vista.

Sobre el terreno, las fuerzas de Bachar el-Assad y de sus aliados multiplican las ofensivas para imponer una correlación de fuerzas irrevocable. Mientras se desarrolla Ginebra II, el régimen aplasta las ciudades que no controla bajo un diluvio de fuego y mata poco a poco a los refugiados impidiendo que les llegue cualquier ayuda humanitaria, en particular alrededor de Damasco, Homs, Alepo… Sistematiza los bombardeos de los civiles mediante barriles de TNT desde helicópteros. Se aprovecha plenamente del debilitamiento del Ejército Sirio Libre y del agotamiento de una población que lucha en condiciones espantosas desde hace ya casi 3 años, víctima de una segunda contrarrevolución llevada a cabo por fuerzas fundamentalistas infiltradas como el Estado Islámico de Irak y de Levante (EIIL o «Daesh»).

A pesar de los desgarradores llamamientos de socorro de la población en lucha a la «comunidad internacional», esas milicias integristas han monopolizado una ayuda militar exterior que les conceden, sobre todo Arabia Saudí, y utilizan su fuerza contra el movimiento revolucionario. El régimen no les ataca militarmente, a la vez que no deja de hacer referencia a ellas para reducir la insurrección a una maniobra terrorista extranjera.

Una oposición obligada a estar presente

Desde hace mucho tiempo, los Comités Locales de Coordinación de la Revolución y el Ejército Sirio Libre pusieron en cuestión la credibilidad de quienes dicen representarles en el extranjero. La negociación anunciada en Ginebra, que incluye el corazón del poder asesino, el círculo más cercano a Assad, ha sido repudiada por la mayor parte de los revolucionarios de todas las sensibilidades sobre el terreno. Es la razón por la que han sido necesarias fuertes presiones, llegando incluso a amenazarles con el abandono completo por parte de los autodenominados «Amigos de Siria», gobiernos occidentales y países del Golfo, para obtener que una delegación de la oposición siria en el exilio fuera a Ginebra.

Finalmente, la Coalición de la oposición siria se ha resignado a acudir a la conferencia para, al menos, intentar evitar el reforzamiento de la posición de un régimen cuya capacidad para maniobrar y ganar tiempo sin ceder en nada conoce de sobra. No ha obtenido más que una concesión: el rechazo de la presencia iraní cuyo apoyo militar al régimen ha sido decisivo para salvarlo. E incluso si la población anhela esperar al menos algunas concesiones humanitarias inmediatas para mejorar sus condiciones de supervivencia, partes significativas de la oposición se han negado a avalar unas negociaciones tan falseadas.

Las grandes potencias, jueces y partes

A partir de lo anterior, ¿quién negocia en Ginebra? Ante todo los Estados Unidos y Rusia. La delegación estadounidense, y más en general occidental, dirigida por el secretario de Estado John Kerry, se adorna con la defensa de los derechos humanos para, de hecho, defender una transición política que mantenga al régimen, pero sin su cabeza, y salvaguarde los intereses de Israel. La delegación rusa dirigida por Sergei Lavrov, aún más juez y parte, repite la mayor parte de los argumentos del régimen sirio.

Las dos grandes potencias tienen intereses imperialistas divergentes, pero tienen también como puntos comunes la exclusión de la armas químicas para zanjar las correlaciones de fuerzas, la disminución de las «amenazas terroristas» de Al Qaeda… y la voluntad de una derrota de las revoluciones populares de la región árabe. Lo mismo se puede decir de los estados vecinos de Siria, con algunas contradicciones.

Por su parte, el gobierno francés representado por Laurent Fabius quiere reforzar su posición específica ante los estados árabes y una imagen de primer defensor de la democracia. Pero no renuncia ni un segundo al cierre de las puertas de Europa a los refugiados, y en particular a los «boat people» del siglo XXI, que se ahogan por centenares en el Mediterráneo.

La solidaridad, más necesaria que nunca

Así, tras el discurso particularmente cerrado y provocador del representante del régimen sirio Walid Mouallem, el negociador en jefe de la ONU Lakhdar Brahimi prosigue unas conversaciones que tienen muchos problemas incluso para obtener de la dictadura la llegada de ayudas humanitarias de urgencia a las zonas más devastadas. La dictadura no se interesa más que por la toma del control total de esas zonas, que incluye la eliminación física de los opositores.

En el mejor de los casos se podrán arrancar algunas entradas de camiones de víveres totalmente insuficientes como en Yarmuk la semana pasada y, eventualmente, intercambios de prisioneros, para ser presentados como victorias tanto por Assad como por las grandes potencias.

Esto servirá para justificar la prosecución indefinida de un proceso que excluye las aspiraciones de los pueblos a la paz en la justicia, a la libertad y a los derechos sociales. Es la razón por la que la solidaridad internacional entre movimientos sociales y democráticos es una alternativa, cada vez más indispensable, a la diplomacia de los poderosos.

Hebdo l´Anticapitaliste http://npa2009.org/content/syrie-parodie-de-negociations-geneve

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR