Aunque no le gusta hacer futuribles, el historiador británico Paul Preston consideró el viernes que los corresponsales extranjeros que cubrieron la Guerra Civil se «quedarían maravillados» por el proceso democrático que vivió España tras el franquismo. Respecto a la polémica surgida por la conocida como Ley de la Memoria Histórica, señaló que «38 años de […]
Aunque no le gusta hacer futuribles, el historiador británico Paul Preston consideró el viernes que los corresponsales extranjeros que cubrieron la Guerra Civil se «quedarían maravillados» por el proceso democrático que vivió España tras el franquismo. Respecto a la polémica surgida por la conocida como Ley de la Memoria Histórica, señaló que «38 años de dictadura han calado muy hondo y han hecho un lavado de cerebro a tres generaciones».
Preston fue nombrado socio de honor de la Asociación de Descendientes del Exilio Español en un acto en la Biblioteca Nacional. El historiador aprovechó la ocasión para recordar a los corresponsales de la Guerra Civil, protagonistas de su último libro: Idealistas bajo las balas. Corresponsales extranjeros en la guerra de España (Debate).
Más de mil
«Durante la Guerra Civil, vinieron a España más de mil periodistas», dijo el hispanista nada más comenzar su discurso. Según él, la mayoría se presentó en nuestro país «sin una ideología previa y luego terminaron siendo partidarios de la República». Los corresponsales extranjeros acababan convirtiéndose en «una especie de brigada internacional intelectual».
Análisis de las consecuencias internacionales
Para Ernest Hemingway, John Dos Passos, Mijaíl Koltsov, W. H. Auden, George Orwell, Herbert Matthews, Martha Gelhorn y Cyril Connolly, entre otros; su trabajo «no consistía simplemente en describir lo que pasaba», declaró Preston. «Analizaban lo que sucedía y sus consecuencias internacionales», matizó. Y alguno que otro acabó incorporándose a las filas de los brigadistas internacionales.
La censura del bando sublevado
Preston informó de que los corresponsales sufrieron la censura, sobre todo en el bando sublevado. De hecho, en él, la trasgresión a la censura era castigada con «hostigamiento, tortura y a veces con la expulsión».
A todos los niveles
Por tanto, «la represión en la zona franquista fue ejercida a todos los niveles; de esta zona fueron expulsados treinta periodistas, mientras que en la republicana sólo echaron a uno».
Limitados por sus propios periódicos
No obstante, los corresponsales también se vieron limitados por sus propios periódicos. «La mayor parte de la prensa internacional estaba en manos de la derecha, por lo que resultaba irónico que una gran proporción de corresponsales apoyaran a la República», sentenció Preston.
¿Propaganda?
Por ejemplo, el hispanista mencionó que a Herbert L. Matthews, corresponsal «meticulosamente sincero» del periódico New York Times, le acosaban continuamente con telegramas en los que le acusaban de «enviar propaganda» a la redacción. Incluso, según parece, cada vez que el periodista escribía que había «tropas italianas» con los rebeldes, la expresión se sustituía por «tropas insurgentes». «Como Matthews trataba de informar de la intervención italiana a favor de Franco, esta coletilla despojaba de sentido a sus despachos», argumentó Preston.
«Desigualdad moral»
Presentando a Preston como catedrático de la London School of Economics & Political Science; Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, señaló que lo más importante, para la gran mayoría, fue la «desigualdad moral» que existía entre los dos bandos de la Guerra Civil.