En los años 80, cuando estudiaba en México, DF, escuché por la primera vez una canción de Silvio Rodríguez que decía: Te doy una canción y digo: Patria. Y sigo hablando para ti. Te doy una canción como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla… como doy el amor (1) Fue una experiencia […]
En los años 80, cuando estudiaba en México, DF, escuché por la primera vez una canción de Silvio Rodríguez que decía:
Te doy una canción y digo: Patria. Y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo,
como un libro, una palabra, una guerrilla…
como doy el amor (1)
Fue una experiencia única, conmovedora e iluminadora: la combinación tan bien hecha por Silvio entre música, poesía, romance y política en la composición «Te doy una canción» me ayudó a quitar lentamente (fue un proceso) de la cabeza el principal ideologema de muchos artistas y estetas brasileños que trataban de inculcarnos el dilema: «no se puede conyugar arte y política; o el uno o el otro». Lógicamente, algunos de ellos creían en eso por convicción ideológica o por razones comerciales, pero otros lo repetían por temor a la represión y la censura del Acto Institucional 5, de las autoridades militares.
Por esa época, antes de salir de Brasil, ya conocía algunas letras y músicas de protesta como «Apesar de Você» de Chico Buarque de Holanda así como otras excelentes composiciones políticas del compositor que también fueron prohibidas por la censura de nuestro país. Eran tiempos de la dictadura militar y uno tenía que engullir muchas directrices (muchas serpientes) fascistas en lo artístico, cultural y político para seguir aguantando la infernal cotidianidad brasileña.
Por estudiar violoncello, saber tocar la guitarra y cantar músicas brasileñas me invitaban frecuentemente para tocar mi guitarra en las serenatas sobre las playas blancas de Salvador-Bahía. Aquí y allá (entre las músicas románticas y sentimentales que predominaban en el repertorio de las serenatas), yo siempre encontraba el espacio para incluir de «contrabando» la extraordinaria música política «Viola Enluarada» de Marcos Valle, además de otras de la misma calidad y género de los compositores Geraldo Vandré, Edú Lobo y el mismo Chico Buarque.
A pesar de todo lo anterior, fue, como decía, cuando me encontraba en México (y empecé a escuchar a Silvio Rodríguez, a Pablo Milanés, y a la «nueva trova cubana») que me fui liberando completamente de la cantiga ideológica del «arte por el arte», encontrando espacio para aprender una estética y una poética que (como nos decía Sartre) fueran comprometidas con los «condenados de la tierra» de nuestro tiempo. Aun recuerdo la fuerte impresión que me dejó el primer concierto de Silvio y Pablo en el Auditorio Nacional de México en Chapultepec. Después, estuve presente en el Festival de Varadero y en el Teatro Karl Marx (lugares donde los dos se presentaban) en la Habana durante mi corto viaje a Cuba.
Para aquellos que tocaban la guitarra española, era un placer adicional aprender a tocar y a cantar las músicas de Silvio Rodríguez («Te doy una canción» «Rabo de Nube», «La Masa», «Sueño Con Serpientes», «Pequeña Serenata Diurna» «Nuestro Tema», «Unicornio», etc.) y de Pablo Milanés («Yolanda», «Yo Pisaré Las Calles Nuevamente», «La Vida No Vale Nada», «Pobre del Cantor», «Años», etc.)
De esta forma, poco a poco, me fui dando cuenta de que los relatos generados no sólo por la poesía y las politonales sino por la estética, por la filosofía, por la literatura y por lo artístico en general, eran discursos culturales ideológicos que atendían a diversas funciones sociales y que como todos los otros discursos producidos por el lenguaje, estaban sujetos a los cambios profundos que se procesaban en la realidad histórica.
Los estudios en México también me ayudaron a conocer y apreciar las corrientes del pensamiento filosófico, económico, social y político, y muchas informaciones que eran prohibidas por la dictadura militar de Brasil(2). Muchas de las noticias e informaciones políticas publicadas por periódicos mexicanos, no se conocían por la mayoría de la población de Brasil, o, cuando las publicaban, lo hacían desde la perspectiva de la imprenta y media de derecha vinculadas a la dictadura, al imperialismo y al gran capital de EUA.
Las noticias sobre la «Guerra de Vietnam» o la «Revolución Cubana», por ejemplo, eran las más distorsionadas por la prensa y media brasileña anti-democrática: trataban de desconocer y esconder las victorias militares y políticas de los dos pequeños países (David) que no sólo desafiaran sino que derrotaran a la mayor potencia imperial (Golias) que ya hubo en la historia de la humanidad. Así, no se podía desconocer y esconder aquellas gigantescas victorias por mucho tiempo. Vietnam y Cuba fueron y continúan siendo gigantescos símbolos de esperanza; símbolos de las extraordinarias luchas victoriosas realizadas por los oprimidos en contra de las agresiones del opresor.
No me recuerdo, mientras vivía en Brasil hasta fines de 1978, haber leído nunca una noticia referente a una de las más importantes victorias militares y políticas de Cuba (después de la revolución) contra el imperialismo de EUA. Me refiero aquí al intento de invasión de Cuba a través de la «Bahía de Cochinos» o de «Playa Girón» y a la derrota de millares de cubanos gusanos armados por los militares estadounidenses en el litoral cubano.
Para aquellos de la generación de jóvenes que aun no lo saben, Playa Girón es una pequeña playa en la Bahía de Cochinos, situada al centro sur de Cuba. La Bahía y su playa pasaron a la historia nacional e internacional en el 17, 18, 19 de 1961, cuando fue escogida como uno de los puntos de desembarco para la invasión de Cuba. La invasión realizada aproximadamente por 1500 exiliados cubanos, patrocinados por el gobierno de EUA y la CIA, fue derrotada por las fuerzas del gobierno de Fidel Castro y Che Guevara. A lo largo de 3 días, se desarrollaron combates en numerosos lugares de la Bahía, siendo Playa Girón el último punto ocupado por los invasores antes de su derrota.
Muchos años después, Silvio Rodríguez, compuso la música «Playa Girón», dedicada a los pescadores de un barco con este nombre en el que estuvo trabajando durante 1969. Sin embargo, como ya sugerimos, el tema Playa Girón tiene más de un sentido. Se refiere tanto al barco como a la batalla ganada por los cubanos. Una vez más, Silvio Rodríguez vino a despertar mi curiosidad sobre la historia cubana a través de su extraordinaria composición intitulada «Playa Girón». Una vez más, Silvio creaba un poema y una música que lograba mezclar artísticamente su experiencia personal (y corporal), la discusión estética moderna y la historia política de Cuba (en contra del imperialismo internacional) con una maestría sin igual.(3)
En un modesto homenaje a los 50 años (1961-2011) de la heroica victoria de los cubanos en Playa Girón, al barco del mismo nombre y al papel ejemplar de la música de resistencia política cubana, me gustaría, reproducir en seguida la extraordinaria composición «Playa Girón»(3) con la esperanza de que pueda provocar en los jóvenes estudiantes la misma curiosidad y el mismo entusiasmo que me han despertado desde 1980.
Compañeros poetas,
tomando en cuenta
los últimos sucesos
en la poesía,
quisiera preguntar
-me urge-,
¿qué tipo de adjetivos
se deben usar para hacer
el poema de un barco
sin que se haga sentimental,
fuera de la vanguardia
o evidente panfleto,
si debo usar palabras
como Flota Cubana de Pesca
y «Playa Girón»?
Compañeros de música,
tomando en cuenta
esas politonales
y audaces canciones,
quisiera preguntar
-me urge-,
¿qué tipo de armonía
se debe usar para hacer
la canción de este barco
con hombres de poca niñez,
hombres y solamente
hombres sobre cubierta,
hombres negros y rojos
y azules los hombres que pueblan
el «Playa Girón»?
Notas
1) Aquí está la letra completa de «Te doy una canción». Si el lector también quiere escuchar la música, doy en seguida el link correspondiente: ww.youtube.com/watch?v=G1KZOxS7i9Q
Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me vea nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo
que de pronto son años
sin pasar tú por mí
detenida.
Te doy una canción
si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción
de madrugada
cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción
cuando apareces
el misterio del amor
y, si no lo apareces,
no me importa:
yo te doy una canción.
Si miro un poco afuera me detengo,
la ciudad se derrumba y yo cantando,
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo,
que me juego la vida
porque no te conocen
ni te sienten.
Te doy una canción
y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción
con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción
y digo: Patria.
Y sigo hablando para ti.
Te doy una canción
como un disparo,
como un libro,
una palabra,
una guerrilla…
como doy el amor.
2) Ya he hablado anteriormente sobre este tema durante una entrevista sobre el filósofo y maestro Manuel Sacristán Luzón, realizada por el profesor, periodista e intelectual Salvador Lopez-Arnal para rebelión.org. Ver el link: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69805
3) La música «Playa Girón» no debe ser confundida con Preludio Girón, otra bella canción también de Silvio Rodríguez que trata el tema de la invasión de la Bahia de Cochinos. Para los lectores que quieran escuchar la música «Playa Girón» aquí está el link apropiado: http://www.youtube.com/watch?v=KeifnFAjuEo