Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Inspirado en los movimientos a favor de los derechos civiles y en contra del apartheid, el [movimiento de] BDS aboga por la liberación de Palestina en términos de plena igualdad con [las y los ciudadanos] israelíes y se opone tajantemente a toda forma de racismo, incluido el antisemitismo.
El pasado jueves [25 de julio de 2019] la Cámara de Representantes [de Estados Unidos] aprobó una resolución, la H.Res, 246, que ataca al movimiento de base e internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en favor de los derechos palestinos que contribuí a fundar en 2005. Por desgracia, la resolución H.Res. 246, que en esencia distorsiona nuestros objetivos y tergiversa mis propias opiniones personales, no es sino el último intento de criminalizar y eliminar nuestra lucha pacífica por parte de las personas partidarias de Israel en el Congreso [estadounidense].
La resolución H.Res. 246 es una condena generalizada de las y los estadounidenses que defienden los derechos palestinos utilizando tácticas de BDS. Refuerza otras medidas anticonstitucionales en contra del boicot, incluidas las aprobadas por unas 27 legislaturas estatales, que recuerdan a las «tácticas de la era McCarthy», según la American Civil Liberties Union [Unión Estadounidense por las Libertades Civiles]. También exacerba el ambiente opresivo al que se enfrentan las personas palestinas y quienes las apoyan, y enfría aún más el discurso crítico con Israel en un momento en que el presidente Donald Trump difama públicamente a aquellos miembros del Congreso que expresan abiertamente su apoyo a la libertad palestina.
En respuesta a la resolución H.Res. 246 y a otras medidas legislativas igual de represivas, el miembro de la Cámara Ilhan Omar, junto con Rashida Tlaib, el icono de los derechos civiles John Lewis y otras 12 personas presentaron la resolución H.Res. 496, que defiende «el derecho a participar en boicots en la lucha por los derechos humanos en nuestro país y en el extranjero, tal como esta salvaguardado por la Primera Enmienda de la Constitución» .
Inspirado en los movimientos estadounidense a favor de los derechos civiles y el movimiento sudafricano en contra del apartheid, el BDS aboga por el fin de la ocupación militar por parte de Israel iniciada en 1967, la plena igualdad de las y los ciudadanos palestinos de Israel, y el derecho estipulado por la ONU de las personas refugiadas palestinas a volver a su patria de la que fueron desarraigadas.
El BDS se opone tajantemente a toda forma de racismo, incluido el antisemitismo. Contrariamente a lo que afirma falsamente la resolución H.Res. 246, el objetivo del BDS no son individuos, sino instituciones y corporaciones implicadas en las violaciones sistemáticas por parte de Israel de los derechos humanos palestinos.
La resolución H.Res. 246 también incluye una calumnia específica contra mi persona promovida por grupos de presión israelíes como AIPAC por medio de la cita de una sola frase, sacada de contexto, de una conferencia que impartí en 2013. La misma afirmación falsa se repite en una Resolución similar del Senado, la S. Res. 120 .
En aquella charla yo defendía un Estado democrático único que reconozca y acepte a las y los judíos israelíes como ciudadanos iguales y como socios plenos en la construcción y desarrollo de una nueva sociedad compartida, libre de todo sometimiento colonial y de discriminación racial, y que separe Iglesia y Estado. Se concederían a todo el mundo, incluidas las personas palestinas refugiadas a las que se habría repatriado, iguales derechos con independencia de la identidad étnica, religiosa, de género, sexual o de otro tipo. Yo argumentaba que cualquier «Estado musulmán», «Estado cristiano» o Estado judío» excluyente y supremacista denegaría, por definición, derechos iguales a ciudadanos y ciudadanas de identidades diferentes, y excluiría la posibilidad de una verdadera democracia, que son las condiciones de una paz justa y duradera. Tanto las resoluciones de la Cámara y del Senado, como la propaganda de la AIPAC, suprimen todo este contexto y distorsionan intencionadamente mis opiniones.
No obstante, esta es mi opinión personal, no la postura del movimiento BDS. Al ser un movimiento de derechos humanos amplio e inclusivo, el BDS no toma postura acerca de la solución política fundamental para palestinos e israelíes. En este movimiento se incluyen personas que defienden tanto la solución de dos Estados diferentes como la de un solo Estado con derechos iguales para todas las personas.
Como defensor de los derechos humanos, no solo estoy sometido a una vilificación constante por parte de Israel y sus partidarios antipalestinos, sino que también se me ha condenado de facto a una «prohibición arbitraria de viajar por parte de Israel», en palabras de Amnistía Internacional, incluso en 2018, cuando se me impidió viajar a Jordania para estar junto a mi difunta madre durante una operación de cáncer. En 2016 el ministro de Inteligencia de Israel me amenazó con una «eliminación civil selectiva«, lo que provocó la condena de Amnistía Internacional. Y por primera vez, el pasado mes de abril se me prohibió la entrada en Estados Unidos, con lo que no pude asistir a la boda de mi hija ni a una reunión en el Congreso. Israel no sólo intensifica su sistema, en marcha desde hace décadas, de ocupación militar, apartheid y limpieza étnica contra los palestinos sino que cada vez deja más en manos del gobierno estadounidense sus tácticas represivas.
Trump apoya y protege sin inmutarse el hecho de que el gobierno de extrema de derecha de Israel no asuma sus responsabilidades mientras destroza las vidas y el sustento de millones de personas palestinas que viven bajo la ocupación y el asedio en Gaza, se enfrentan a la desposesión y al desplazamiento forzado en Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, y niega derechos iguales en el Israel actual. Hace apenas dos semanas aumentó su instigación contra las personas partidarias de los derechos palestinos y atacó a cuatro nuevas miembros progresistas del Congreso, todas ellas mujeres de color, a las que dijo que «pidieran disculpas» a Israel y «volvieran» a sus países de origen, a pesar de que tres de ellas habían nacido en Estados Unidos.
A pesar de todo esto, está fracasando la desesperada guerra de Israel contra el BDS, que se lucha con mentiras, criminalización e intimidación, tal como demuestra la recién aprobada resolución de la Cámara. Seguimos teniendo esperanza ya que estamos asistiendo a un inspirador cambio en la opinión pública a favor de los derechos humanos palestinos, también en Estados Unidos. La atroz realidad del régimen de apartheid de Israel y sus alianzas con fuerzas xenófobas y a todas luces antisemitas se está volviendo incompatibles con los valores liberales y democráticos en cualquier parte del mundo.
Muchas personas estadounidenses, guiadas por comunidades de color, grupos judíos progresistas, las iglesias preponderantes, sindicatos, asociaciones académicas, grupos LGBTQI, movimientos de justicia indígena y estudiantes universitarios, están abandonando la postura insostenible desde el punto de vista ético de ser «progresistas excepto acerca de Palestina» y en vez de ello están adoptando el principio consecuente desde el punto de vista moral de ser progresistas incluso acerca de Palestina.
Ser progresista hoy en día implica ser moralmente consecuente, estar en el lado correcto de la historia apoyándonos mientras luchamos por lograr nuestra libertad, justicia e igualdad negadas durante mucho tiempo.
Omar Barghouti es un defensor palestino de los derechos humanos y cofundador del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a favor de los derechos palestinos. Recibió [junto con Ralph Nader] el Premio Gandhi de la Paz de 2017.
Fuente: https://www.thenation.com/article/bds-house-resolution-trump-squad-omar-aoc/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.