Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
En la conmemoración de 2010 una mujer palestina lleva el retrato de un ser querido asesinado durante la masacre de Sabra y Chatila (Sharif Karim Reuters)
Esta semana se conmemora el 33 aniversario de uno de los crímenes más atroces de Israel. En septiembre de 1982 el ejército israelí rodeó el barrio de Sabra y el contiguo campo de refugiados [palestinos] de Chatila en el sur de Beirut. Israel dio a sus aliados de la milicia cristiana de derecha conocida como la Falange (1) carta blanca para masacrar a gran cantidad de civiles palestinos y libaneses que vivían en esta zona. Los soldados israelíes incluso lanzaron bengalas durante la noche para ayudar a los falangistas a encontrar sus objetivos.
Sigue sin saberse cuántas personas fueron asesinadas exactamente entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982. Los cálculos fluctúan entre 800 y 3.500 personas. Es difícil determinar la cifra exacta porque los cuerpos fueron quemados rápidamente en fosas comunes o no se encontraron nunca y muchos hombres fueron obligados a salir del campo y «desaparecieron». A día de hoy no se ha dado información alguna sobre ellos.
Poco antes de la masacre la Organización para la Liberación de Palestina había sido evacuada de Líbano a consecuencia de un acuerdo al que se había llegado tras la invasión israelí de este país. Eso significaba que los habitantes de Sabra y Chatila se quedaban sin protección a pesar de la promesa que les había hecho Philip Habib, enviado del entonces presidente de Estados Unidos, de que se garantizaría su seguridad.
Ellen Siegel, una enfermera judía estadounidense, trabajaba en Chatila cuando se produjo la matanza. Testificó ante la Comisión Israelí de Investigación Kahan (2) que en 1983 concluyó que Israel era responsable indirectamente de la masacre. Cada año vuelve a Líbano para participar en las conmemoraciones.
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Zeina Azzam: ¿Puede hablarnos de la conmemoración de las masacres de Sabra y Chatila que se celebra cada año en Bairut el mes de septiembre?
Ellen Siegel: Es desgarrador ver a los supervivientes, que perdieron a sus hijos, sus parejas, sus padres y otros miembros de la familia durante la masacre. Año tras año acuden a la conmemoración y llevan unos envejecidos marcos que contienen fotos amarillentas de sus seres queridos muertos durante la masacre hace 33 años.
En sus recuerdos sus hijos permanecen en sus corazones y en sus mentes como si el tiempo no hubiera pasado.
Para las personas supervivientes es muy importante saber que la gente todavía les recuerda y se preocupa por ellos, es importante venir a expresarles su solidaridad. Quieren que el mundo no olvide la masacre.
Fui a visitar a una mujer que todavía vive en el campo. Era una niña cuando ocurrió la masacre. Le hicieron ponerse en fila durante la redada de la gente del campo que hicieron los falangistas en 1982. O bien los milicianos le dejaron salir o escapó. Me dijo que en 32 años nunca había hablado de aquellos días y empezó a llorar. Como tantas personas de los campos compartieron la misma tragedia, no hablan de ello ni comparten sus experiencias. Parecen creer que sería casi autocompasivo.
Sigue habiendo personas que no saben qué ocurrió con sus seres queridos que «desaparecieron».
ZA: ¿Qué cree que quieren estas mujeres que sepa el mundo cuando se manifiestan con las fotos de sus hijos asesinados?
ES: Dirían que recuerdan a sus seres queridos tal como eran entonces, que no tienen edad, siguen siendo unos maridos guapos, unos hijos queridos y unos familiares magníficos que en sus mentes permanecen tal como están en las fotos. Los siguen echando de menos y siempre los echarán de menos.
ZA: ¿Qué cree que los supervivientes de la masacre quieren del gobierno libanés en términos de responsabilidad por la masacre? ¿Qué cree que quieren de Occidente?
ES: Quieren que sean castigados los libaneses que participaron en esta masacre. Quieren saber qué les ocurrió a todas la personas «desaparecidas» desde 1982.
Ahora los falangistas han obtenido la inmunidad jurídica del gobierno, no pueden ser juzgados. Algunos de quienes participaron en la masacre conducen ahora taxis por Beirut, venden perfumes y hacen compras en Chatila los sábados porque es barato.
También querrían se impute a Israel la responsabilidad y no solo la denominada responsabilidad indirecta. Justo antes de la masacre y durante esta hubo una comunicación fluida entre Líbano, Estados Unidos e Israel.
También hay que imputar a estados Unidos la responsabilidad. Sigue habiendo documentos no clasificados al respecto.
ZA: ¿Cuál es la experiencia de los refugiados palestinos de Siria que están en los campos?
ES: Como sabemos la mayoría de nosotros, la situación en los campos de refugiados de Líbano ha empeorado mucho. Antes de la crisis de los refugiados sirios los campos de refugiados ya estaban extremadamente superpoblados y ahora uno de cada cuatro personas en Líbano son sirias, la mayoría de ellas pobres.
Muchos refugiados de Siria están escondidos en los campos. No pueden salir de ellos porque no tienen papeles y temen ser detenidos y/o deportados.
Se puede imaginar lo pésima que se ha vuelto la situación en los campos y en las calles. Algunas calles están abarrotadas de mendigos (mujeres con bebés, muchos refugiados acampados en la entrada del aeropuerto y otros que venden cosas como bolígrafos de coche en coche por las calles con mucho tráfico).
El pasado mes de septiembre visité a una familia procedente del campo de Yarmouk cerca de Damasco. Vivían en un espacio diminuto en Chatila, dos habitaciones muy pequeñas, un cuarto de baño pequeño y una cocina, sin muebles, prácticamente solo había colchones por los suelos. El padre tenía un buen trabajo en Siria: tenía varias gasolineras. Aquí se ve reducido a alguien que apenas puede sobrevivir o cuidar de su familia, incluido un niño enfermo. Le pregunté si había traído la llave de su casa en Siria. Me dijo que sí y también la llave de su casa en Palestina.
Me temo que no volverán a ninguna de las casas. Los hechos de 1948 se producen una y otra vez.
ZA: ¿Por qué vuelve cada año para la conmemoración? ¿Qué significa para usted personalmente?
ES: Para mostrar solidaridad, para recordar a las víctimas, para dar esperanza a los supervivientes, para hacerles saber que está bien llorar la pérdida y estar enfadado. Y, sobre todo, para decirles que seguiré luchando por la justicia.
Tengo un enorme respeto por las personas supervivientes. Quiero rendir tributo tanto a sus seres queridos como a ellas. Me siento muy agradecida de tener su amistad, el hecho de conocerlas y de formar parte de su historia me hacer sentir mejor persona. Les agradezco la oportunidad de tenerlas como parte de mi vida.
Notas de la traductora:
(1) Esta milicia cristiana libanesa tomó su nombre de la Falange española fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera como homenaje a esta.
(2) Véase «Informe de la ‘Comisión Kahan’ sobre la responsabilidad de Ariel Sharon en las matanzas de Sabra y Chatila (extractos)», http://www.nodo50.org/csca/palestina/com-kahan_83.HTML
Zeina Azzam es directora ejecutiva [de la ONG estadounidense] The Jerusalem Fund.
Fuente: https://electronicintifada.net/content/why-have-killers-sabra-and-shatila-escaped-justice/14841