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¿Por qué se permite que el Departamento de Estado USA financie una operación anticubana en Guatemala?

Fuentes: Rebelión

El Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés), dependiente del financiamiento del Departamento de Estado de EEUU a través de la NED y cuya sede principal radica en Washington DC, ha comenzado a usar el territorio guatemalteco para ofrecer «capacitación» y entrenamiento en materia subversiva a varios de los más connotados contrarrevolucionarios cubanos. […]

El Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés), dependiente del financiamiento del Departamento de Estado de EEUU a través de la NED y cuya sede principal radica en Washington DC, ha comenzado a usar el territorio guatemalteco para ofrecer «capacitación» y entrenamiento en materia subversiva a varios de los más connotados contrarrevolucionarios cubanos.

La tapadera legal para realizar estas actividades ha sido la invitación de los mismos para que participaran como «observadores» en las elecciones presidenciales en Guatemala. El objetivo real es que dichos mercenarios acumulen «experiencias electorales» con vistas a emplearlas posteriormente en sus planes para derrocar a la Revolución Cubana -supuestamente- mediante las urnas.

El grupo de contrarrevolucionarios que se dedicaron a estas actividades de capacitación -más allá de su pretendida presencia como observadores- fueron Eliécer Ávila, Fernando Palacios Mogar, Carlos Oliva, Rolando Ferrer, Yasnay Lozada, Michel Armando González Camacho y Zuleydis Pérez. Todos ellos fueron invitados por el NDI, la cual se encargó de sufragarles todos los gastos en que incurrieron, así como ponerlos en contactos con miembros de varios partidos políticos representados en el Congreso guatemalteco, con vistas a poner en práctica una actividad conspirativa contra Cuba y recabar apoyo para la misma.

Mucho fue el dinero desembolsado por el NDI en este caso, llegando incluso a alojar a los mercenarios en el hotel Intercontinental. De la misma manera contaron con un presupuesto de lujo para su estancia en el país.

El escoger una vez más el territorio guatemalteco para conspirar contra Cuba, aunque en esta oportunidad haya sido de manera solapada, constituye una violación elemental de las normas internacionales de respeto a la soberanía y a la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones. Las fuerzas progresistas de esa nación hermana deben repudiar estas acciones y pedir explicaciones al respecto.

Poco podrán aprender los contrarrevolucionarios cubanos de un sistema político lastrado por la corrupción y la exclusión de la mayoría de sus ciudadanos. Pero la actividad peligrosa del NDI se extiende a actividades que están organizando contra Cuba, utilizando en los próximos meses países como México, El Salvador, Costa Rica, Perú, Argentina y otros. Esos planes los conocemos al detalle.

Lo más cuestionable de todo es que la administración Obama ha continuado financiando a través de la NED, del NDI y otras tapaderas a la subversión anticubana, a pesar de su discurso hipócrita encaminado a propiciar un honesto acercamiento con la Isla.

Los detalles de la conspiración anticubana en Guatemala involucran directamente a Herman Alberro, ciudadano argentino y vicepresidente del Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina (CADAL), quien fue el encargado de atender y propiciar el entrenamiento a los contrarrevolucionarios cubanos durante su estancia en Guatemala, transcurrida desde el 1 al 9 de septiembre pasados. La presencia de estos «observadores» movilizados por CADAL y el NDI pasó casi inadvertida para los medios. Uno de los pocos que hizo referencia a la presencia de cubanos como observadores fue el Canal 7 de Guatemala, quien destacó el día 5 de septiembre sobre la presencia de 60, 000 observadores, entre ellos varios cubanos, aunque sin especificar la condición de contrarrevolucionarios de los mismos.

En esta misma encubierta actividad participaron directamente Jim Swigert y Matt Dipell, director y subdirector, respectivamente, del NDI y ambos ex funcionarios del Departamento de Estado norteamericano, quienes participaron también como supuestos «observadores». Ellos, durante sus encuentros con los mercenarios, precisaron que su encuentro debía realizarse en el mayor silencio absoluto y que se abstuvieran de dar detalles de lo tratado en los mismos. Sin embargo, una fuente -de la que solo podemos decir que es un amigo guatemalteco-, pudo acceder a esta información.

Otra maniobra anticubana desnudada por nosotros y el reclamo -insisto- para que los guatemaltecos discutan el carácter cuestionable de este tipo de conspiración contra una nación hermana.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.