Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.
La pregunta no es por qué Noruega retiró su inversión de Elbit Systems, sino por qué no lo hizo antes y por qué sólo de esta empresa proveedora de los equipos de control del muro. El país que dio el nombre de su capital a lo que el mundo creyó un proceso de paz, todavía sigue invirtiendo en empresas que participan en la construcción y el desarrollo de las colonias en Cisjordania -el principal escollo que destruye cualquier posibilidad de paz (definición de paz que no tiene nada que ver con un servil agradecimiento de los palestinos a lo que Israel está dispuesto a concederles)-.
En principio, en vez de reprender al embajador noruego, el ministro de Defensa y Exteriores Ehud Barak debió dar las gracias a los ciudadanos noruegos. A través del Fondo Global de Pensiones del gobierno, que invierte las ganancias petroleras en 8.000 empresas de todo el mundo en beneficio de las futuras generaciones noruegas, los ciudadanos continúan siendo socios activos de Israel en las construcciones de Cisjordania.
«África Israel» (sus acciones no se vendieron por puras razones económicas), los bancos israelíes que financian a los colonos, una compañía mexicana que posee plantas industriales en las colonias y es socia en la minería en los territorios ocupados, compañías israelíes cuyas plantas están ubicadas en la Cisjordania ocupada, son algunas de las más de 40 empresas israelíes e internacionales que intervienen en la consolidación de la ocupación y se benefician de inversiones del gobierno noruego, según informes de «Who Profits» (Quién se beneficia, N. de T.), proyecto auspiciado por la Coalición de Mujeres por la Paz.
El Consejo de Ética del ministerio de Finanzas noruego que recomendó retirar la inversión del Fondo de Pensiones de Elbit, explicó la razón de esa retirado y por qué no se retira, por ejemplo, de la empresa estadounidense Caterpillar. Elbit -dijeron- desarrolló equipamiento utilizado específicamente en la construcción del muro de separación, mientras que los equipos que vende Caterpillar al ejército israelí tienen utilizaciones legítimas y no se puede responsabilizar a la compañía si se usan con fines ilegales (como la destrucción sistemática de viviendas palestinas).
El Consejo extendió sus conclusiones a otras compañías que también se benefician de las inversiones noruegas y están involucradas en la construcción del muro de separación. Esto se debe indirectamente a las actuaciones de activistas noruegos de izquierda junto con activistas israelíes y palestinos que se oponen a la ocupación, con sospechas fundamentadas de que violan las directrices de la guía ética. Dicha guía prohíbe las inversiones en compañías que «contribuyen a graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos» y están en flagrante contradicción con la voluntad o la pretensión de llevar a Israel y a los palestinos hacia un acuerdo justo.
Aún así, parece que el ministerio de Asuntos Exteriores y Barak sabían la razón de la prisa para reprender al embajador e intentar sembrar el temor, una vez más, obligando a Noruega a bajar el listón de las decisiones tomadas para sí misma y para otros países, bloqueando de esta manera el sendero abierto por esas recomendaciones. Es la primera vez que una nación adopta -activamente y no sólo con palabras- la decisión de la Corte Penal Internacional de la Haya sobre el muro de separación, del que el 87% está construido en territorio ocupado, lo que contraviene el derecho internacional.
Si la construcción del muro es ilegal en sí misma, se deduce que también son ilegales las colonias, las carreteras y las fábricas al servicio de la ocupación. La ministra de Finanzas noruega también señaló que la Corte Penal Internacional decretó que los países firmantes de la Cuarta Convención de Ginebra tienen la obligación de evitar la violación sus estatutos.
Se dice que los miembros del Consejo de Ética no están influenciados por presiones sociales o políticas. Pero la propia creación del Consejo, en 2004, se debió a las presiones y luchas públicas. Esperamos que las fuerzas ciudadanas noruegas continúen diciéndole a su gobierno (incluso aunque se produzca un cambio en el mismo hacia una administración más de derecha) que su obligación es no arrastrarlos en la violación de las leyes.