Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
El exalcalde de Londres Ken Livingstone
Hace dos días el exalcalde de Londres Ken Livingstone fue condenado a un año de suspensión después de una audiencia del Comité Nacional Constituyente del Partido Laborista (CNC) por sus comentarios sobre el apoyo temporal de Hitler al sionismo.
Livingstone ha sido una de las personalidades más notables que ha sido protagonista de un «escándalo» de un año de duración por un supuesto «problema antisemita» en el laborismo.
Los medios de comunicación tienen un papel en el mismo, uno muy preocupante. Mientras culpan a Ken Livingstone de distorsionar, supuestamente, la historia, los principales medios de comunicación están distorsionando las propias palabras de Livingstone. Y esto incluye al periódico liberal Haaretz de Israel.
Algunos antecedentes
Hace un año Livingstone fue el apoyo del diputado laborista Naz Shah, que estaba siendo investigado sobre todo por haber compartido un meme satírico en su Facebook en 2014 sobre la «reubicación de Israel en los EE.UU». Defendiendo a Shah, Livingstone señaló en una entrevista con la BBC, que Hitler «estaba apoyando al sionismo» antes de asumir una política de exterminio en masa, observaciones que se transformaron en otra tormenta. Las declaraciones de Livingstone se refieren al Acuerdo de Transferencia de 1933 a 1939 entre los nazis y los sionistas. Se puede leer acerca de este acuerdo, entre otros lugares, en el documento de Yad Vashem titulado «El Contrato de Transferencia y el movimiento de boicot: Un dilema judío en la víspera del Holocausto», de Yf’aat Weiss. Defendiendo sus declaraciones, Livingstone también se refirió a este documento.
En mayo pasado Norman Finkelstein comentó sobre las declaraciones de Livingstone:
«Posiblemente Livingstone no fue lo suficientemente preciso y carecía de matices. Pero algo sabe acerca de ese capítulo oscuro de la historia. Se ha especulado que el pensamiento de Hitler sobre cómo resolver la ‘cuestión judía’ (como se llamaba entonces) tuvo un desarrollo, así como las circunstancias cambian y se abren nuevas posibilidades. En el principio Hitler no fue totalmente hostil al proyecto sionista. Es por eso que muchos judíos alemanes lograron sobrevivir, después de que Hitler llegase al poder, emigrando a Palestina. Pero luego Hitler llegó a temer que un Estado judío podría fortalecer la mano del ‘judaísmo internacional’, por lo que suspendió el contacto con los sionistas».
En su momento el escándalo con Livingstone era que supuestamente habría dicho que «Hitler era sionista» o que «Hitler apoyaba el sionismo», mientras que la frase de Livingstone sobre el tema fue en realidad más matizada: que «Hitler estaba apoyando el sionismo», es decir, en un período de tiempo, en un contexto particular, antes de que el contexto cambiara.
Como Jonathan Cook señaló en su momento:
«Si te critico diciendo ‘prestándole ayer a Jim 50 libras estabas apoyando su adicción a las drogas’, no seguiría con el pensamiento que querías que Jim sea un adicto a las drogas. Me limitaré a hacer una observación acerca de las consecuencias -intencionales o no- de tus acciones. «Apoyo» en este contexto significa «ayudar», «facilitar», «hacer lo posible para».
Distorsión de los medios
Livingstone ha tenido que desmentir en varias ocasiones que dijera que Hitler era sionista. Pero parece que los medios de comunicación tienen el hábito de distorsionar sus palabras, incluido el periódico liberal israelí Haaretz.
Mirad el título de la noticia de Haaretz del martes: «El exalcalde de Londres Ken Livingstone suspendido del Partido Laborista por un año por sus comentarios sobre Hitler y el sionismo». Se puede decir, está bien, «comentarios sobre Hitler-sionista», una paráfrasis, ¿cierto? En el desarrollo del artículo, Haaretz publica que «The Guardian informó el martes de que el exalcalde de Londres Ken Livingstone fue suspendido del Partido Laborista británico durante un año por los comentarios realizados en 2016 cuando dijo que ‘Hitler era sionista’» [el énfasis es mío].
Ajá, así que ahora es «Hitler era sionista». ¿Pero quién lo dijo? The Guardian, según Haaretz. ¿Alguna coincidencia? No. He tratado de encontrar la cita exacta, pero no pude. The Guardian, ciertamente, parece estar fijado en el hábito de referirse a esto eufemísticamente como «Hitler y el sionismo» o de tergiversar ligeramente de otra manera las palabras de Livingstone. Pero de hecho The Guardian otorgó a Livingstone cierta voz para refutar el cargo, ya que en junio publicó un artículo titulado «Ken Livingstone: ‘No he dicho que Hitler era sionista'».
¿Entonces por qué Haaretz lo publica así? Haaretz está claramente tratando de condicionar doblemente al lector al malinterpretar las palabras de Livingstone. Sólo más adelante en el artículo, Haaretz nos proporciona las palabras reales de Livingstone: «Él estaba apoyando el sionismo». Pero entonces, es probable que sea demasiado tarde para el lector acrítico.
¿Se detiene Haaretz aquí? No. Sólo un par de horas más tarde publicó un artículo de su corresponsal en Londres, Daniella Peled, titulado «Los judíos británicos lívidos después de que Ken Livingstone recibiera sólo un tirón de orejas por decir que Hitler era sionista».
Aquí vamos otra vez -«Hitler era sionista»- como si fuera lo que dijo, como si fuera un hecho. Sólo más adelante en el artículo podemos leer una mención levemente más crítica que, sin embargo, sigue siendo errónea. «Para el horror de muchos en la comunidad anglo-judía, el veterano político laborista Ken Livingstone se ha librado de la expulsión del partido por las declaraciones que hizo el año pasado acerca de que Hitler apoyó el sionismo».
Ahora bien, yo no soy lo que normalmente se llama una persona pedante sobre inserciones gramaticales de tiempo pasado, ya sea en el pasado perfecto «fue», el pasado continuo «era» (incluyendo pasado interrumpido) o, simplemente, el pasado simple. Pero parece que hay un deseo patológico manipular las palabras de Livingstone y simplificarlas en exceso, o peor aún, distorsionarlas perversamente para que encajen perfectamente en una ideológica absoluta («Hitler era sionista») algo que Livingstone nunca afirmó.
La pregunta es, ¿para qué? ¿Será que simplemente resulta demasiado incómodo para los medios informativos hacer frente de otra manera a requerimientos que han sido impuestos? ¿Es necesario distorsionar con el fin de armar una situación? ¿Y qué situación es esa? ¿Que Livingstone es un antisemita? Por supuesto, este parece ser el objetivo de todo esto. Huele a una caza de brujas que lleva la marca de un juego político cínico para silenciar y debilitar a Jeremy Corbyn y su solidaridad con Palestina, extendiendo una carta a favor de laboristas pro-Blair usando el trillado «antisemitismo». Vergonzosamente Haaretz está jugando este juego sucio también.
Crónica judía
Ahora vamos a ver un poco más allá, ya que en defensa de su mencionada primera declaración, en el momento de las nuevas audiencias, Livingstone también ha hecho nuevas menciones sobre «una colaboración real» entre los nazis y los sionistas, en otras instancias, además del Contrato de Transferencia. Mientras Livingstone puede estar provocando malestar entre algunos, las cuestiones que menciona son ciertamente dignas de discusión. Pero esta discusión parece ser algo que muchos judíos desean acallar, cerrar y desacreditar.
Hace unos días el Jewish Chronicle publicó un artículo de Paul titulado «Las declaraciones de Ken Livingstone son un insulto a la verdad». Bogdanor, que se supone que es una autoridad en la temática del Holocausto, afirma que «los comentarios del exalcalde de Londres sobre Hitler, los judíos y el sionismo son distorsiones o invenciones que insultan la memoria histórica del pueblo judío». Él llama a los cargos de «colaboración» «infundados». Bogdanor señala que «Livingstone cita dos fuentes sobre el acuerdo de [Transferencia]: un artículo de Yf’aat Weiss y otro de Francis Nicosia, que es también el autor de dos libros que examinan el tema», opinando que «ni los periódicos ni los libros de Nicosia avalan la fantasía «colaboración».
La refutación de Bogdanor merece un escrutinio.
En primer lugar la noción de «colaboración» no tiene que observarse como una palabra explícita en cualquier lugar de esos documentos con el fin de utilizarla como una valoración general del Acuerdo de Transferencia. «Colaboración» no tiene por qué significar afinidad ideológica total. Sólo puede significar «trabajar juntos». Eso es exactamente lo que sucedió.
Pero la referencia de Livingstone a la «colaboración real» se basa en algo más que el Acuerdo de Transferencia. En la entrevista donde Livingstone refiere, dijo:
«No se limitó a firmar el acuerdo. Las SS establecieron campos de entrenamiento para que los judíos alemanes que iban a ir allí pudieran ser entrenados para hacer frente a un tipo muy diferente de país cuando llegaran allí. Cuando el movimiento sionista le preguntó acerca de que si el Gobierno nazi iba a detener a un rabino judío haciendo sus sermones en yiddish y hacer que lo hagan en hebreo, él estuvo de acuerdo con eso. Se pasó una ley que decía que la bandera sionista y la esvástica eran las únicas banderas que podrían ser izadas en Alemania. Una barbaridad. Por supuesto empezaron a vender pistolas Mauser al ejército judío en la clandestinidad. Así que estabas en lo cierto, hasta el comienzo de la segunda guerra mundial era una colaboración real». (Ver la entrevista aquí).
De esta manera Bogdanor trata de refutar el resto de los cargos. En primer lugar Bogdanor aplica la noción, que descansa sobre la antigua falacia mencionada, donde él mismo opina que «los otros ‘datos’ de Livingstone son poco fiables».
En un intento de refutarlos, irónicamente, los afirma. El primer tema lo aborda de esta manera:
«La idea de que las SS ‘establecieron campos de entrenamiento’ para judíos alemanes es una quimera. Fueron los sionistas locales quienes fundaron las granjas hachshará como centros de reconversión para los profesionales judíos que tenían la esperanza de emigrar a Palestina. Inicialmente las SS toleraron estas actividades, al tiempo que imponían un estricto control sobre ellas».
Muy bien, las SS las «toleraban». Cualquier persona con un pequeño sentido histórico sabe que si las SS sabían de los campos que, concede Bogdanor, así era, entonces, al menos, los permitieron. Si las SS no hubieran querido que esos campos de entrenamiento sionistas existieran los habrían cerrado. Las SS no tenían ningún problema para cerrar instituciones. ¿Establecieron las SS esos campos o permitieron a los sionistas ponerlos en marcha? Bueno, en realidad no esperamos que el propio Eichmann se pusiera a construir tiendas, ¿verdad? Los nazis solían tener otros para que hicieran su trabajo, como ocurría con los kapos, los prisioneros que les asistían en los campos de concentración. De manera que la idea de Livingstone acerca de que las SS habían «planeado» los campos de entrenamiento sionistas, es tal vez digna de discusión y no merece ser cerrada como falsa.
Al tratar de refutar la afirmación de la «bandera sionista y la esvástica», Bogdanor escribe:
En la afirmación de que Hitler aprobó una ley que permitía izar la «bandera sionista», así como la esvástica, el historiador Richard Evans afirma que las leyes de Núremberg prohibieron a los judíos el uso de la bandera nazi, mientras que lo que les permitía era mostrar «colores judíos». Las leyes no especifican los colores, ni tampoco había una «bandera sionista» reconocida oficialmente.
Por lo tanto vamos a tomarnos este derecho. La bandera del Tercer Reich nazi era la única que podía ondear, exceptuando que los judíos no tenían ese permiso, bajo el régimen de que los judíos siendo de otra raza, debían estar separados de los alemanes, como se estipula claramente en las Leyes de Núremberg, cuyo artículo 4 señala:
«Los judíos tienen prohibido izar la bandera del Reich o la bandera nacional o mostrar colores los Reich. Por otro lado tienen permitido mostrar los colores judíos. El ejercicio de este derecho está protegido por el Estado».
En su libro Sionismo en la era de los dictadores, Lenni Brenner señala que el rabino Stephen Wise escribió en su Boletín del Congreso (24 de enero 1936):
«El hitlerismo es el nacionalismo de Satanás. La determinación de liberar el cuerpo nacional alemán del elemento judío, sin embargo, condujo al hitlerismo a descubrir su ‘parentesco’ con el sionismo, el nacionalismo de liberación judío. Por lo tanto el sionismo se convirtió en el otro único partido legalizado en el Reich, la bandera sionista la otra única bandera con el permiso de ondear en la tierra nazi. Era una distinción dolorosa para el sionismo ser señalado por los favores y privilegios de su contraparte satánica».
Entonces, ¿qué nos dice esto? Bogdanor pretende refutar la noción de la «bandera sionista» afirmando que los colores no se especificaron, pero esto es muy pedante. La bandera del Reich también se menciona como «colores del Reich», porque había varias versiones de las banderas swastikas con los mismos colores. Los nazis no tienen que detallar los «colores» judíos como pertenecientes a «la bandera sionista». Ellos fusionaron el judaísmo con el sionismo, según su deseo de ese momento, para tener a los judíos separados y excluidos. El sionismo proporcionó al nazismo este sentido de «parentesco», como señaló Wise, quien también se mostró inflexible sobre «nacionalismo judío» y compartió las nociones raciales de los nazis contra la asimilación Esto fue lo que los nazis querían sean que los judíos, sionistas.
Como recordó Annie Stern, una judía checoslovaca sobreviviente de la persecución nazi que había emigrado a Palestina:
«¿Eres sionista?», le preguntó Adolph Eichmann, encargado de asuntos judíos de Hitler. «Jawohl», respondió ella. «Bueno», dijo, «yo soy un sionista, también. Quiero que cada judío salga para Palestina «.
Además, Eichmann dijo a la revista Time poco antes de su ejecución
«En los años que siguieron (después de 1937) he dicho a menudo a los judíos con los que he tenido tratos que si yo hubiera sido judío habría sido un sionista fanático. No podía imaginar otra cosa. De hecho habría sido el sionista más ardiente imaginable».
Y ahora Bogdanor afirma que la «bandera sionista» no era reconocida oficialmente como una supuesta refutación de la mención de Livingstone de una «bandera sionista».
Pero la bandera sionista fue concebida ya en el primer Congreso Sionista en Basilea (1897), como recuerda David Wolfsohn:
«A instancias de nuestro líder Herzl, llegué a Basilea para hacer los preparativos para el Congreso Sionista. Entre muchas otras cuestiones que me ocupaban entonces fue una que contenía algo de la esencia del problema judío. ¿Qué bandera íbamos a colgar en la entrada al Congreso? Entonces se me ocurrió una idea. Tenemos una bandera y es azul y blanco. El talith (manto de oración) con el que nos envolvemos cuando oramos: ese es nuestro símbolo. Saquemos este Talith de su bolsa y desenvolvámoslo ante los ojos de Israel y los ojos de todas las naciones. Por lo que ordené una bandera azul y blanca con el escudo de David pintada sobre ella. Así es como la bandera nacional, que flameó sobre el Congress Hall, llegó a existir».
Aquí, se entiende ampliamente que los «colores judíos» significan la bandera sionista azul y blanca. Los nazis no tienen que explicarlo. El sionismo no era un Estado y nombrar «colores judíos» podría muy bien ser una forma de separar a los judíos sin ofrecerles el orgullo del completo «reconocimiento».
Para resumir este punto: había una bandera sionista y se convirtió en la bandera de Israel. La formulación de Livingstone aquí es bastante correcta, mientras que refutar la de Bogdanor es meramente pedante.
Entonces de qué va todo esto
Los dirigentes del partido laborista admitieron que el caso contra Livingstone no es sobre los hechos históricos, sino porque su conducta era «extremadamente perjudicial» para el partido, como señala en The Guardian, en referencia a una carta del Secretario General del Laborismo Iain McNicol a Livingstone. «Gravemente perjudicial» porque, aparentemente, desafió una narrativa sionista clásica que dice que el sionismo era diametralmente opuesto y a su vez la respuesta al nazismo. La noción de colaboración amenaza con llevar al sionismo al pozo, lo que podría cuestionar la legitimidad y los motivos del sionismo. Esto podría dañar «la marca de Israel». Por tanto existe un interés de presentar cualquiera de tales matices como inherentemente derivados de motivos antisemitas. Como las propias palabras de Livingstone no reflejan en sí mismas tal motivo, las palabras deben tergiversarse.
En el movimiento laborista judío del Reino Unido (JLM) no están satisfechos con la decisión de suspender a Livingstone. Quieren la expulsión. Después de haber puesto en marcha una protesta llamada «no en mi nombre»‘, ayer presumían de que: «100 parlamentarios laboristas firmaron una declaración condenando la traición de los valores del partido sobre el antisemitismo». Aquí la nota:
Tras la decisión del Comité Nacional Constituyente del Laborismo de no expulsar a Ken Livingstone, 100 parlamentarios laboristas han firmado la siguiente declaración:
«Esta semana las instituciones del Partido Laborista han traicionado nuestros valores. Estamos unidos en lo que es claro: no vamos a permitir que nuestro partido sea un hogar del antisemitismo y el revisionismo del Holocausto. Estamos con la comunidad judía y la sociedad británica contra este racismo insidioso. Esto no se hizo en nuestro nombre y no vamos a permitir que quede fuera de control».
Uno puede recordar que la nueva líder del JLM -movimiento de judíos laboristas (N de T)- Ella Rose se puso el traje del movimiento aterrizando directamente desde su oficina de Relaciones Públicas en la Embajada de Israel. Recientemente Rose apareció en el documental de investigación de Al Jazeera «El vestíbulo», donde expresó la esperanza de que el periodista Asa Winstanley «muera en un agujero» por haber expuesto su historial, y se comprometió a utilizar Krav Maga (técnicas de combate israelíes) para acabar con Jackie Walker, un destacado crítico y miembro ahora suspendido doblemente del Laborismo.
Deberías hacer eso, tirarle todo lo que tienes sobre «el antisemitismo» y «el revisionismo del Holocausto» a Ken Livingstone.
Por cierto, cuando Netanyahu promulgó el revisionismo real del Holocausto, como lo hizo en octubre de 2015 (poniendo la culpa de la solución final en un líder palestino, el Gran Mufti), era por cierto otra historia. Mientras el propio Likud de Netanyahu lo defendió (Ministro de Defensa Yaalon: «no sé qué es exactamente lo que el primer ministro dijo«), los alemanes casi rogando pidieron que no se les exculpara por el Holocausto. Un portavoz de la canciller alemana Angela Merkel dijo:
«Todos los alemanes saben la historia de la manía racista homicida de los nazis que llevó a la ruptura con la civilización, como lo fue el Holocausto. No veo ninguna razón para cambiar nuestra visión de la historia de alguna manera. Sabemos que la responsabilidad por este crimen contra la humanidad es alemán y muy nuestra».
Pero, por supuesto, estos dichos pasaron sin repercusiones graves, Netanyahu se escapó una vez más de su incitación con su habitual «no quería decir exactamente eso». Ninguna investigación y ni siquiera mencionar la expulsión. De la misma manera la judía Ella Rose del Movimiento Laborista se escapó sin una investigación por su documentada maldición violenta. Ni por la infiltración del Gobierno israelí en la política británica documentada por Al-Jazeera, que se apartó como un simple caso de «‘manzana podrida» (Operativo Sahi Masot de la Embajada israelí) y todo continuó como si nada.
Por supuesto esto no es realmente sobre el antisemitismo. Es sobre el sionismo. El Partido Laborista no tiene ningún «problema antisemita» sustancial, sí tiene un problema sionista. Los ataques conservadores no son esencialmente contra el antisemitismo, sino que están en contra de la solidaridad con Palestina.
La pregunta es, ¿cuán lejos les permitirá llegar la democracia británica y cuán bajo llegarán los medios de comunicación, incluyendo Haaretz, en su colaboración con este movimiento de provocación?
Jonathan Ofir es músico, director de orquesta y bloguero israelí con base en Dinamarca .
Fuente: http://mondoweiss.net/2017/04/twisting-livingstones-zionism/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.