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Posada y el doble rasero de Bush

Fuentes: La Jornada

La estancia en Miami del terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles ha sido difundida durante semanas en los más importantes medios noticiosos de ese país. Casi inmediatamente que entró ilegalmente a territorio estadunidense su abogado presentó una solicitud de asilo político en la que tuvo que informar a las autoridades migratorias el lugar de […]

La estancia en Miami del terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles ha sido difundida durante semanas en los más importantes medios noticiosos de ese país. Casi inmediatamente que entró ilegalmente a territorio estadunidense su abogado presentó una solicitud de asilo político en la que tuvo que informar a las autoridades migratorias el lugar de residencia de su cliente. Sin embargo, todavía en la mañana del pasado martes 17 de mayo, día en que el architerrorista ofreció una conferencia de prensa en la ciudad floridana, los voceros de Washington seguían alegando no conocer su paradero. Según ellos, la presencia de Posada en territorio estadunidense «podía ser una fabricación de Castro». La repentina aparición pública del criminal y su inmediata puesta «bajo custodia» por agentes de seguridad interna en la guarida de la contrarrevolución (anti)cubana confirmó lo que el presidente cubano había denunciado con reiteración desde hace dos meses y ha puesto descarnadamente en evidencia ante el mundo el doble rasero y la hipocresía de Bush II en su nebulosa «guerra contra el terrorismo. Ese mismo día una manifestación de más de un millón de habaneros exigió el arresto y enjuiciamiento de Posada ante la representación diplomática estadunidense. Al inicio de la marcha Fidel Castro sintetizó el sentido de la lucha que ha emprendido Cuba para exigir el fin de la impunidad del terrorismo contra la isla y de sus operativos, tranquilamente instalados en la potencia norteña. «Esta -afirmó- no es una marcha contra el pueblo de Estados Unidos, es una marcha contra el terrorismo, a favor de la vida y la paz de nuestro pueblo y del pueblo hermano de Estados Unidos, en cuyos valores éticos confiamos».

Las acciones terroristas contra Cuba, como recordó Fidel la noche antes, han costado la vida a 3478 cubanos y mutilaciones de por vida a muchos otros. No existe otro caso de un país acosado, bloqueado, agredido con las armas y sometido a la subversión más descarada durante más de 45 años por la mayor potencia militar de la historia. Ametrallamientos y bombardeos de ciudades, sabotaje de ingenios azucareros y otros objetivos civiles, organización de bandas contrarrevolucionarias, infiltración de espías y saboteadores, invasión del país por Bahía de Cochinos de una agrupación entrenada y armada por la CIA y escoltada por naves y aviones de guerra estadunidenses no le han parecido suficiente a Washington. También ha ensayado la guerra biológica, ejemplo de la cual, entre otros, es la introducción del dengue hemorrágico en 1981 que infectó a más de trescientos mil cubanos, de los cuales murieron 158; 101 de ellos niños.

La «marcha del pueblo combatiente» de La Habana expresó no sólo el clamor de justicia y paz de los cubanos, sino de la humanidad toda. Marcó un hito en la historia porque por la multitud allí congregada habló una mucho mayor del planeta que rechaza el crimen, la mentira y la hipocresía como normas de conducta de los gobernantes, en particular de la camarilla fascista que desde Washington ordena masacres de pueblos con el pretexto de combatir al terrorismo. Todo ello mientras prepara nuevas agresiones y acciones subversivas contra otras naciones e incrementa las que durante tanto tiempo ha llevado a cabo contra Cuba.

El caso de Posada replantea la impunidad de muchos otros terroristas de origen cubano residentes en Estados Unidos. En particular la de su compinche Orlando Bosh, igualmente autor intelectual de la voladura del Avión de Cubana de Aviación en aguas de Barbados, cuyos 73 ocupantes murieron. Documentos de la CIA y el FBI revelados la semana pasada testimonian la intervención de los dos sujetos en la planificación del atentado desde Venezuela. Bosh disfruta un perdón presidencial otorgado por George Bush padre. Pero la incontable lista de crímenes de los terroristas no sólo ha estado dirigida contra Cuba, también contra el movimiento revolucionario latinoamericano dentro de la Operación Cóndor y de la guerra sucia en Centroamérica. Entre sus víctimas se encuentran el general constitucionalista chileno Carlos Pratt y Orlando Letellier, ex canciller del gobierno de la Unidad Popular y activista contra la dictadura de Pinochet.

Washington ha dado todos los indicios de no tener voluntad alguna de someter a Posada a la justicia y en las próximas horas sabremos cuál será el nuevo paso que dé ante el más sangriento terrorista del hemisferio occidental.

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