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Premio de la Fundación Princesa de Asturias de la Concordia a la Unión Europea

Fuentes: Rebelión

Una vez más, un año más, vuelven los premios Princesa de Asturias para mayor gloria de la monarquía a modo de auto homenaje y a expensas del erario público, a nuestra costa. Los premios son muy necesarios para la monarquía y para el sistema, porque ambos necesitan hacerse valer arrimándose a personajes insignes, que en […]

Una vez más, un año más, vuelven los premios Princesa de Asturias para mayor gloria de la monarquía a modo de auto homenaje y a expensas del erario público, a nuestra costa.

Los premios son muy necesarios para la monarquía y para el sistema, porque ambos necesitan hacerse valer arrimándose a personajes insignes, que en ocasiones sí lo son, para así ganar el crédito que no tienen y, también, no menos importante, para definir qué es bueno, bueno para ellos, e imponer su modelo, su sistema neoliberal a ultranza.

Premiar precisamente a la Unión Europea por «su colaboración en la implantación y difusión en el mundo de valores como la libertad, los derechos humanos y la solidaridad» no deja de ser un insulto o una burla a todos aquellos a los que les niegan los más mínimos derechos humanos y libertades.

Se premia a la UE justamente por lo contrario que dicen premiar, es decir, por lo bien que está haciendo su papel de gendarme de todo lo que sea neoliberalismo y de todo lo que tal modelo implica: recortes sociales, políticos, económicos, etc. Sobran datos sobre la vulneración de cualquiera de los derechos que la UE dice defender y que el jurado de los Premios dice premiar.

La definición más precisa del modelo socioeconómico que la UE defiende es sumamente simple, se reduce a dar absoluta libertad de movimiento al capital y todas las restricciones que sean necesarias a las personas. Ningún límite al capital, todo vale, para conseguir maximizar su incremento, solo importa el fin, nunca los medios para conseguirlo. En cambio todos los límites y todas las aduanas, barreras y vallas que sean necesarias para las personas.

Premio a la UE de las guerras, de la OTAN, de las armas, de su venta, de la intervención y ocupación de cualquier país que convenga siempre que sea necesario para «nuestros» intereses y en defensa, dicen sin rubor, de las libertades y los derechos humanos mientras esquilman y bombardean lo que haga falta dejando en la edad de piedra a pueblos y a países enteros en Oriente Medio, en África, América Latina o en cualquier parte del mundo en donde haya algo que «colonizar», es decir, algún recurso del que apropiarse.

Premio a la UE de la «concordia» por la sensibilidad con que acoge a los miles y miles de refugiados que yacen en el fondo del Mare Nostrum y a los millones de parados, de precarios y de marginados dentro de la propia UE.

Premio a la «concordia» precisamente para una UE cuna de paraísos fiscales, de un Banco Central Europeo ideado para emitir y administrar dinero en favor de la banca privada con la garantía de los estados miembro sin que estos tengan control ni autoridad alguna que no sea avalar los desmadres de la banca privada con la garantía de los ciudadanos.

Premio a la «concordia» concedido precisamente desde el país que apuesta por liderar la corrupción a la que se ha de sumar la legalización de los rescates sin fin a la banca que además es premiada con desahucios salvajes a familias empobrecidas que pierden su casa, el dinero invertido y siguen con la deuda a favor de los bancos. Y todo ello legal.

Un Premio que también se ha dado a destacadas figuras con domicilio en paraísos fiscales, personas ejemplo de evasión fiscal que, sin duda, hacen honor a uno de tantos lemas, al de la (in)solidaridad.

En el terreno de las libertades, Premio de la «concordia» a la UE desde un país ejemplo de ley mordaza y de ley antiterrorista que aplica a los movimientos laborales, sociales o a los relacionados con cualquier otro tipo de reivindicación.

Todos y cada uno de los miembros del «tribunal» que han otorgado el Premio tienen sus motivos y sus sobradas razones para ello. Han vivido, viven y esperan seguir viviendo del rollo de una UE, de su UE, en la que tan bien les va. Nada es inocente ni tampoco son tontos, barren para sus intereses.

Siguiendo está lógica, para el próximo año habría que conceder el Premio de la «concordia» a la OTAN y, para el siguiente, al BCE y después al Pentágono.

Baste con decir que el premio ha sido propuesto o apoyado por los «socialistas» Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Josep Borrel y Joaquín Almunia, entre otros.

Integrantes del jurado

  • Íñigo Abarca Junco
  • Fernando de Almansa Moreno-Barreda, vizconde del Castillo de Almansa
  • Antonio Basagoiti García-Tuñón
  • Santiago Bergareche Busquet
  • Antonio Brufau Niubó
  • Sol Daurella Comadrán
  • José Manuel Entrecanales Domecq
  • Isidro Fainé Casas
  • Javier Fernández Fernández
  • Felipe Fernández Fernández
  • Pedro Luis Fernández Pérez
  • Emilio Ferré Solé
  • Ignacio Garralda Ruiz de Velasco
  • Alicia Koplowitz Romero de Juséu, marquesa de Bellavista
  • Wenceslao López Martínez
  • Laureano Lourido Artime
  • Teresa Mallada de Castro
  • Adolfo Menéndez Menéndez
  • Carmen Moriyón Entrialgo
  • María del Pino Calvo-Sotelo
  • Pilar Platero Sanz
  • Mariano Puig Planas
  • Matías Rodríguez Inciarte
  • Gonzalo Sánchez Martínez
  • Pedro Sanjurjo González
  • Andreas Schierenbeck
  • Antonio Suárez Gutiérrez
  • Ángel Antonio del Valle Suárez
  • José María Villanueva Fernández
  • Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos (secretario)

Foto: Jurado Premios Princesa de Asturias de la Concordia. FPA

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