Más de 130 personas continúan detenidas en Jordania tras las manifestaciones que tuvieron lugar hace dos semanas contra el encarecimiento de los carburantes. En las protestas, centradas en la corrupción, la falta de reformas políticas y el encarecimiento del coste de vida, se corearon de forma masiva, por primera vez en el país, proclamas contra […]
Más de 130 personas continúan detenidas en Jordania tras las manifestaciones que tuvieron lugar hace dos semanas contra el encarecimiento de los carburantes. En las protestas, centradas en la corrupción, la falta de reformas políticas y el encarecimiento del coste de vida, se corearon de forma masiva, por primera vez en el país, proclamas contra el rey. Por ello y bajo acusaciones de provocar disturbios, 15 de los detenidos se enfrentan a cargos de «subvertir el sistema de gobierno» y serán juzgados por la Corte de Seguridad del Estado, un tribunal que «no es independiente del Ejecutivo» según Human Rights Watch (HRW) y que se utiliza en casos de terrorismo o narcotráfico; la legislación jordana establece para tal cargo condenas que pueden sobrepasar 10 años de prisión. La defensa de los detenidos, sus familiares y asociaciones de derechos humanos han denunciado malos tratos y han denunciado que hay motivos políticos detrás de las detenciones. El 30 de noviembre HRW aseguró en un comunicado que «las autoridades jordanas deben dejar de usar la Corte de Seguridad del Estado para juzgar a civiles por participar en protestas pacíficas», al tiempo que se hizo eco de las denuncias por tortura y condenó la detención de 13 niños durante las manifestaciones. Al menos dos estudiantes de secundaria y cinco universitarios continúan en distintas prisiones del reino.
El 4 de diciembre en una rueda de prensa en Ammán, una abogada de los encausados, Nur Rimail, acusó al Gobierno jordano de «no facilitar información sobre los detenidos», lo que impide poseer datos exactos de la cantidad de presos en el país o de su estado. También denunció la parcialidad de la Fiscalía del Estado y señaló un gran número de irregularidades en las detenciones y en los procesos judiciales. Todo ello responde a la realidad, ya que, los familiares de muchos de los detenidos tardaron días en conocer el estado de salud, la localización o los cargos de los que se acusa a sus parientes. Aún más grave, numerosos prisioneros han denunciado malos tratos y que no tuvieron asistencia médica. Además, mientras el arresto de algunos presos se produjo en el transcurso de las manifestaciones, otros fueron detenidos en sus domicilios o en la calle lo que, según los familiares, tiene que ver con razones políticas. Tal y como afirma A. H, un joven jordano: «Un amigo mío ha dejado de dormir en su casa. Tiene miedo de ser detenido».
Rimail aseguró que la defensa está trabajando para conseguir la libertad de los detenidos a través de fianzas, así como por la mejora de sus condiciones dentro de las prisiones. En su comparecencia, reclamó asistencia médica para sus defendidos y señaló casos graves como el de Adnan Hawausha, que perdió un ojo en el transcurso de una manifestación, y el de Mahdi Saafin, que ya dentro de la prisión está en huelga de hambre desde hace nueve días. Además, solicitó a las autoridades jordanas que permitan el envío de libros de texto a los estudiantes de secundaria Omar y Anas, que este año se examinan de la Selectividad jordana.
Samiha, madre de Saafin, dijo estar preocupada por la salud de su hijo, líder del movimiento político Federación Democrática Juvenil, que se enfrenta a cargos de traición y a quien las autoridades negaron agua y sal (lo único que ingiere) durante dos días consecutivos. Samiha afirmó haber advertido marcas de violencia en las visitas a su hijo y declaró que «Mahdi ha sido acusado de intentar socavar el Estado por llevar una octavilla con las palabras: pan, libertad y justicia social. ¿Cómo puede eso socavar el Estado?» En una carta escrita desde la cárcel, Saafin y Aiham Salim relataron los malos tratos que sufrieron tanto durante su detención como en la cárcel. Sin embargo, Samiha sostiene: «Mi hijo me explicó que estaba bien en comparación con otros presos; había visto a un hombre que, de los golpes, no podía mantenerse en pie».
El grupo político a favor de las reformas en el país, conocido como Hirak, ‘Movimiento’, escribió una carta a Ban Ki Moon, de visita en Jordania, para pedir la liberación de los activistas. Por su parte, el padre de uno de los detenidos afirmó en la rueda de prensa que las detenciones de sus familiares «no hacen que olvidemos sus reivindicaciones. Continuamos pidiendo justicia social, y el fin de la corrupción y de los corruptos. Esto es más importante que la libertad de nuestros hijos». Sus palabras fueron aplaudidas por la mayoría de los asistentes. Sin embargo, un familiar negaba con la cabeza y llamaba a una actitud más moderada. Con amargura, afirmó: «Deberían callarse. Aquellos que no hablaron una vez detenidos han salido; solo han dejado dentro a los que hablaron». Joe Stork, director de HRW en Oriente Próximo, ha solicitado a las autoridades jordanas que «retiren los cargos contra todos los manifestantes pacíficos e investiguen los episodios de abuso policial».
Fuente original: http://www.aish.es/index.php/es/jordania/152-noticias/3960-preocupacion-por-los-presos-politicos-en-jordania