El fin de semana del 18 de Octubre Egipto tuvo sus elecciones parlamentarias finalmente. Las mismas se llevarán a cabo en dos partes, comenzada la primera en 14 provincias del país, y teniendo lugar la etapa final en las jurisdicciones restantes, entre el 21 de noviembre y el 2 de diciembre. Luego de ambas fases […]
El fin de semana del 18 de Octubre Egipto tuvo sus elecciones parlamentarias finalmente. Las mismas se llevarán a cabo en dos partes, comenzada la primera en 14 provincias del país, y teniendo lugar la etapa final en las jurisdicciones restantes, entre el 21 de noviembre y el 2 de diciembre. Luego de ambas fases se conocerán los resultados finales.
Casi sin oposición, borrada del juego político por el presidente Abdel Fattah al-Sisi, los comicios parecen ser un paso más para que el presidente afiance su poder en el gobierno.
Al-Sisi gobierna desde 2013, cuando se hizo con el poder tras un golpe de Estado apoyado por los EE.UU. Pero los cambios comenzaron con la primavera árabe, tras el levantamiento del pueblo se logró destituir a Mubarak, quien gobernó por 30 años el país. A raíz de esto, en julio de 2012 se convocó por primera vez a elecciones, dando como ganador al candidato de la Hermandad Musulmana, Mohamed Morsi.
El gobierno de corte islámico duró menos de un año en el poder. El Ejército con el apoyo político de los EE.UU. y la OTAN se encargó de destituir a Morsi, para que tome el poder quien era jefe del ejército egipcio, al-Sisi. Tras un año de gobierno de facto, en 2014 se llamó nuevamente a elecciones, con un trasfondo lleno de acusaciones de fraude y una baja concurrencia a las urnas, para legitimar al presidente en el poder. El resultado fue el esperado, al-Sisi resultó ganador con un gran margen contra sus escasos opositores.
Esta oportunidad se convoca a elecciones parlamentarias. Un nuevo acto electoral sin valor para la sociedad civil, ya que la oposición fue totalmente borrada del plano político, y de 5000 candidatos que se presentan, su mayoría apoyan la figura del actual presidente.
Con el partido de los Hermanos Musulmanes tildado de terrorista y proscripto, y con el ex presidente Morsi condenado a pena de muerte, las elecciones parecen ser un simple trámite para el presidente. La coalición principal es pro-Sisi, denominada Por el amor de Egipto, formada por empresarios del país y antiguos miembros del partido de Mubarak, el Partido Nacional Democrático. El objetivo es poder obtener dos tercios de los escaños, para gobernar con mayoría un parlamento que consta con 596 miembros.
Pero lo más destacado de la jornada inicial fue el bajo porcentaje de presencia en las urnas. De los 27 millones de ciudadanos habilitados para poder votar en esta primera ronda, se estima que sólo cerca del 3% acudió a la cita el primer día. Estamos ante la presencia de un hecho histórico, que ni en la época de Mubarak ocurrió. Si bien, al día siguiente el electorado tuvo mayor concurrencia a las urnas, el porcentaje continúa siendo muy bajo llegando a penas al 16% del total habilitado.
Seguramente el presidente obtendrá su mayoría parlamentaria, pero la escasa presencia de los votantes es la muestra más fehaciente del rechazo social hacia el gobierno.
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