Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Afiche: hay que romper las cadenas
Las mujeres palestinas prisioneras en la cárcel de HaSharon continúan su protesta contra la imposición de las cámaras de vigilancia, el 5 de septiembre en el patio de la prisión. La colocación de cámaras de vigilancia también cubre las cocinas colectivas, las áreas de lavadoras y las áreas de oración. Desde entonces, y durante 56 días, las mujeres se han negado a salir al recreo o a ingresar a las áreas bajo vigilancia hasta que se retiren las cámaras.
La imposición de cámaras de vigilancia fue una de las últimas acciones represivas iniciadas por el comité del ministro israelí Gilad Erdan, acusado de hacer retroceder los logros de los prisioneros palestinos ganados a través de años de lucha. Erdan, que es el Ministro de Seguridad Pública responsable del Servicio Penitenciario de Israel, también es el Ministro de Asuntos Estratégicos responsable de las campañas internacionales contra los activistas de solidaridad con Palestina y el creciente movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS).
Además de la activación de las cámaras de vigilancia, la administración de la prisión israelí confiscó miles de libros y redujo la cantidad de agua a la que podían acceder los presos. Desde que los prisioneros comenzaron su protesta, la represión solo ha aumentado.
A las prisioneras se les han negado las visitas familiares; se les cortó el agua caliente en la sección de mujeres. Se retiraron los canales de televisión árabes. Según informaron los defensores de las prisioneras, las mujeres detenidas fueron multadas, registradas en exceso y fueron reducidas significativamente las cantidades de carne y verduras que reciben. Las cámaras de vigilancia se habían impuesto anteriormente hace varios años, pero fueron cubiertas y desactivadas después de una extensa protesta.
Ahora, la administración de la prisión está amenazando con trasladar a todas las prisioneras a la prisión de Damon. Las presas políticas palestinas están recluidas en dos prisioneras israelíes: las cárceles de HaSharon y Damon. Hay aproximadamente 31 mujeres y niñas en la prisión de HaSharon y 20 en la prisión de Damon. Si bien las condiciones en ambas cárceles son difíciles y represivas, en Damon es aún más notorio debido a su ubicación distante de los tribunales militares en los que las mujeres son juzgadas. Las prisioneras han citado con frecuencia el uso de la «bosta», un vehículo que se utiliza para transportar a los prisioneros, donde se les encadena durante todo el viaje, que a menudo toma horas y horas debido a repetidas paradas, controles de seguridad y otros retrasos.
El Dr. Raafat Hamdouna, del Centro de Estudios para Prisioneros Palestinos, dijo que esta acción refleja el hecho de que la administración de la prisión israelí no puede manejar la protesta de mujeres de los últimos 54 días. Al transferir a las prisioneras, la administración de la prisión busca evitar la protesta y crear una situación de confusión e inestabilidad. Señaló que una transferencia masiva y la apertura de una nueva sección requieren un esfuerzo sustancial por parte de las autoridades carcelarias israelíes para negar la lucha de las reclusas. Pidió una acción generalizada para liberar a las prisioneras palestinas.
En apoyo a las mujeres presas en HaSharon, varones prisioneros en Hadarim han anunciado un programa de lucha por sus demandas. Se han unido a las mujeres de HaSharon al negarse a ir al patio de la prisión. Dos prisioneros, Kifah Hattab y Khalil Abu Aram, iniciaron una huelga de hambre abierta el 24 de octubre; ahora están en su octavo día sin comida. Los presos enfermos en Hadarim han rechazado la medicina y las visitas clínicas. En respuesta, la administración de la prisión aisló a cinco presos en celdas de aislamiento, cerró la cocina y la «cantina» (tienda de la prisión) y amenazó con transferir a los presos colectivamente a aislamiento.
La protesta también fue provocada por acciones represivas en Hadarim que comenzaron alrededor del 20 de octubre, e incluían la eliminación de todas las sillas y mesas del patio de la prisión y obligaba a todos los presos a abandonar sus habitaciones durante el llamado «control de seguridad», como parte de la escalada de Erdan contra los prisioneros palestinos.
Mientras las prisioneras continuaban sus protestas contra la represión, Khalida Jarrar, dirigente y parlamentaria palestina de izquierda, fue nuevamente condenada a detención administrativa sin cargos ni juicio. Jarrar ha estado encarcelada desde julio de 2017 bajo repetidas órdenes de detención administrativa.
Foto: Asiya Kaabneh, Asra Media
Asiya Kaabneh , de 41 años y madre de nueve hijos, también fue condenada a 42 meses de prisión en Israel; ha estado encarcelada desde el 24 de abril de 2017, cuando fue secuestrada por soldados de ocupación israelíes. Fue acusada de intentar apuñalar a un soldado de la ocupación en el puesto de control de Qalandiya, y fue llevada de vuelta al tribunal militar 15 veces antes de ser sentenciada por el tribunal militar de Ofer el 30 de octubre.
Foto: Wafaa Mahdawi, Asra Media
Además, se ordenó el 30 de octubre la detención de Wafaa Mahmoud Mahdawi, de 45 años,- madre de Ashraf Na’alwa, quien está actualmente perseguido por soldados de la ocupación-, por ocho días adicionales. Toda la familia Na’alwa ha sido sometida a castigos colectivos y repetidos arrestos para intentar presionar a Ashraf para que se entregue. Wafaa, que está recluida en el centro de interrogatorios de Jalameh, ha estado detenida desde el 17 de octubre junto con su hijo Amjad Na ‘alwa y su hija Fairuz.
Samidoun, la Red de Solidaridad con los Prisioneros Palestinos se solidariza con estas prisioneras en la línea del frente de la resistencia a la represión y la batalla por la libertad. Instamos a una mayor solidaridad internacional con firmeza y dedicación para enfrentar la ocupación y la opresión, para lograr sus demandas y para lograr su liberación.
Fuente: https://samidoun.net/2018/10/palestinian-women-prisoners-escalate-struggle-against-repression/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.