Haber transformado un vertedero en un espacio productivo ecológico es una de las muchas razones por las que la guantanamera Irania Martínez García mereció este año el Premio Anual a la Excelencia en el trabajo de la Mujer Productora, otorgado por la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA). Pero la comisión designada por la Junta […]
Haber transformado un vertedero en un espacio productivo ecológico es una de las muchas razones por las que la guantanamera Irania Martínez García mereció este año el Premio Anual a la Excelencia en el trabajo de la Mujer Productora, otorgado por la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA).
Pero la comisión designada por la Junta Nacional de ACPA para hacer la propuesta resaltó, además de los resultados económicos, cómo el trabajo de esta productora ha transformado las relaciones entre los hombres y las mujeres de su comunidad y ha mejorado las condiciones de vida y de trabajo de muchas personas.
La restauración de viviendas, el impulso a la creación de espacios deportivos y de recreación, y la optimización de las instalaciones de agua potable clasifican entre las acciones más aplaudidas por la comunidad que rodea a la Empresa de Cultivos Varios La Confianza, en el municipio de Guantánamo, al que pertenece el Centro Ecológico de Procesamiento de Residuos Urbanos (CEPRU) que Martínez dirige hace 10 años.
«Este premio es también al trabajo de un colectivo de hombres y mujeres que me han acompañado durante 10 años intensos y duros. Y es un compromiso», aseguró Martínez durante la entrega del galardón en la Casa Natal de la luchadora revolucionaria Celia Sánchez Manduley, en el municipio de Media Luna, de la también oriental provincia de Granma.
Empeños de una guantanamera
Nacida en Guantánamo, a más de 800 kilómetros de la capital cubana, Martínez ha tenido una vida agitada y difícil.
Judoca de alto rendimiento en su primera juventud, pasó por la experiencia de perder a una hija aquejada de leucemia, hasta que volvió sus ojos a la tierra, quizás como consuelo a su dolor de madre.
El actual CEPRU fue, hasta su llegada, un vertedero situado a unos 100 metros de una comunidad de más de 500 habitantes, foco de contaminación ambiental y culpable de la presencia de enfermedades respiratorias y diarreicas en la zona.
Diez años después, la actividad fundamental del centro es la transformación de forma manual de los desechos urbanos en materia orgánica, la que es utilizada en el mejoramiento de los suelos y sustrato en la siembra de frutales, forestales y plantas ornamentales.
En 2008 se procesaron 34 mil 560 metros cuadrados de desechos y en 2009, 40 mil 320.
«La basura es riqueza de energía renovable. Pero hay que aprender trabajando», aseguró la premiada a SEMlac.
La labor de Martínez ha influido también en la reforestación de parte del área del vertedero, con árboles de gran valor por sus diversos usos, como el del Nim, que se usa para la producción de insecticida; posturas de árboles frutales, forestales y plantas ornamentales.
El CEPRU cuenta con una unidad rústica de cabras, de 20 reproductoras, con las cuales ha logrado producciones sostenidas y ascendentes de leche, fundamentalmente en los últimos tres años, que son destinadas, en su mayoría, al Hospital Infantil de Guantánamo.
Los trajines de Martínez vienen cosechando lauros hace unos años. En 2003 alcanzó la categoría de Mejor Productora y, cuatro años después, en 2007, el premio Defensora del Planeta, de la cadena televisiva estadounidense CNN.
Al decir de la doctora Norma Vasallo, presidenta de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana, presente en los festejos de ACPA, la labor de Irania Martínez evidencia una marcada conciencia de género.
Quizás por eso el jurado reconoció muy especialmente la transformación que esta mujer ha conseguido al interior de su comunidad, entre hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas.
Al inicio, rememora Martínez, fueron criticadas fundamentalmente las mujeres que participaban en el proceso de reciclaje; sin embargo, por las capacitaciones que se brindaron, las charlas, las medidas higiénico-sanitarias que se aplican, se han incorporado personas de los dos sexos al desarrollo de las diferentes actividades, que son fuente de empleo.
Premio a una fuerza en potencia
Fundada en 1974, ACPA agrupa a productores, criadores, técnicos, investigadores y profesores vinculados con la producción e industria agropecuaria.
En 2007 instituyó el Premio a la Excelencia de la mujer productora para estimular la participación femenina en la vida social, política y económica del sector
Para Dilcia García Pérez, doctora en Medicina Veterinaria y secretaria de Relaciones Internacionales de ACPA, quizás lo más importante es que este lauro no solo se otorga «a quien más produce», sino que «lo merecen aquellas mujeres que también son capaces de acceder a los espacios públicos y convocar a otras, a aquellas que son capaces de ser líderes laborales o comunitarias», aseguró a SEMlac García, quien también es responsable de los proyectos de género de ACPA.
En su opinión, cuatro ediciones de este premio han ayudado a ir eliminando una brecha que aún persiste en el campo cubano: «todavía no logramos hacer visible el trabajo de las mujeres y su aporte a la producción animal en sentido general», explicó.
El galardón nacional es único y las distintas provincias proponen, anualmente, una sola aspirante que, de no obtenerlo, recibe el reconocimiento provincial.
Para esta cuarta convocatoria se presentaron 10 provincias y junto con Irania recibieron sus reconocimientos a nivel provincial, en Media Luna, la camagüeyana Blanca Nieves Cabrera Novoa, de la Cooperativa de Créditos y Servicios Mártires de Pino Tres; y la granmense Olga Milán Leyva, presidenta de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Braulio Coroneaux, dedicada a la avicultura.
Irania Martínez, en tanto, sueña con extender su experiencia ecológica.
«Cuando visité la UBPC Celia Sánchez Manduley, aquí en Media Luna, me sorprendió una pequeña área donde se depositan desechos sólidos. Contacté rápido con el jefe de la UBPC y le propuse montar allí un micro centro de procesamiento de desechos sólidos», confesó apenas recibió su premio.
«Él enseguida aceptó y yo creo que en más o menos un mes se puede tener terminado allí un centro que elabore abono orgánico de excelente calidad. Esto serviría para la reforestación y con el proyecto se sembrarían frutales y plantas ornamentales», argumentó. Una sola condición puso Martínez: «Tres mujeres serán las responsables», precisó.