El reciente partido de fútbol entre las selecciones de Israel y España, dentro de un grupo europeo (¿?), en Jerusalén ha vuelto a traer a colación la política israelí de apropiarse de Palestina, no sólo por medio de la conquista militar, sino también en otros ámbitos, la económica y la simbólica. Se aprovecha un evento […]
El reciente partido de fútbol entre las selecciones de Israel y España, dentro de un grupo europeo (¿?), en Jerusalén ha vuelto a traer a colación la política israelí de apropiarse de Palestina, no sólo por medio de la conquista militar, sino también en otros ámbitos, la económica y la simbólica.
Se aprovecha un evento deportivo, como un partido de fútbol internacional, para lograr imágenes de jugadores populares y joyas históricas para hacer un discurso identificador de esos monumentos palestinos o la ciudad entera como Jerusalén, como si fueran israelíes. Otras veces, no son tan inocentes los manipulados deportistas. Los hay quienes se venden, sin más, como la empresa italiana RCS Mediagroup, que controla el Giro de Italia y a los diarios Marca, Expansión y El Mundo entre otros medios, que organiza el próximo Giro de Italia con tres etapas en territorio israelí y que difundirá un Israel y sus conquistas militares de forma normalizada, como si no se estuviera en presencia de crímenes de lesa humanidad como son los que se realizan en la ocupación israelí. Hay quien se ofrece a favorecer la manipulación y formar parte del aparato propagandista como Antonio Muñoz Molina aceptando el galardón Jerusalén entregado por el alcalde sionista de una ciudad colonizada y que ejecuta expropiaciones y desahucios de palestinos y anexiones varias, jefe de un urbanicidio.
La economía palestina está colonizada. Los productos palestinos no llegan a Jerusalén, pero también se hace complicado llevar productos desde Tulkarem a Hebrón. Por no decir ya el bloqueo que sufre Gaza por Israel. Esta colonización obliga a los palestinos o a la ayuda internacional a comprar a los israelíes, a los mismos que son los causantes de la misma.
Dentro de esta colonización económica y simbólica juega un papel importantísimo el turismo. Los circuitos turísticos realizados por diferentes tour operadores, que se venden en un paquete de viaje a Israel, en muchos casos, engrasados por la maquinaria institucional israelí, recorren lugares de los territorios ocupados palestinos como Belén o Jerusalén, Jericó y parte del Mar Muerto, que no son Israel. Estos circuitos con publicidad engañosa, muestran para captar clientes, la mayoría de las veces, la muralla de la Ciudad Vieja de Jerusalén y los monumentos de su interior, la mezquita de Al Aqsa, el Muro de las Lamentaciones o la Iglesia del Santo Sepulcro. También otros lugares emblemáticos situados en esos territorios palestinos ocupados de Cisjordania como la Iglesia de Natividad en Belén, etc. Esos circuitos, algunos dirigidos por órdenes religiosas, hacen que los turistas pernocten y gasten la mayor parte de su presupuesto en la economía israelí.
Hay por lo tanto una apropiación económica y simbólica propia de la actuación colonial sionista y una complicidad que lo hace posible.
Este problema de apropiación colonial ha sido alertado por los propios palestinos y han creado su propia administración turística, hay diferentes asociaciones como ATG que han desarrollado circuitos alternativos de turismo y editado guías de turismo. Hay hoteles palestinos en Jerusalén, Belén (recientemente se ha inaugurado uno por parte del artista Bansky) y en el resto de las ciudades palestinos.
Por eso hay que cortar las alas interesadas del sionismo y parar la inercia de la apropiación económica y simbólica que realizan esos tour operadores y el aparato institucional israelí.
Ya hace unas semanas que se han presentado ante las direcciones de consumo y turismo de varias comunidades autónomas denuncias contra varios tour operadores por esa publicidad engañosa por parte de varias decenas de personas. En estos momentos están llegando a los domicilios de los denunciantes avisos de esas direcciones notificando la apertura de expedientes y estudio de las reclamaciones a diferentes empresas. Esperemos que sirva esta acción cívica para que las empresas denunciadas y alguna otra que, al enterarse de las denuncias, rectifiquen, cambien su política comercial y cómplice con la ocupación. También podrían recibir alguna sanción administrativa, pero sobretodo lo relevante es que cambien su comportamiento y que la ciudadanía sancionen para bien su comportamiento a favor de la justicia.
Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
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