Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
«Creo que los partidarios progresistas de la guerra han confundido una ‘causa justa’ con ‘guerra justa’. Hay causas injustas, como el intento de los Estados Unidos para establecer su poder en Vietnam, para dominar a Panamá o Granada o para subvertir el Gobierno de Nicaragua. Y una causa que puede ser justa -conseguir que Corea del Norte se retirase de Corea del Sur, llevar a Saddam Hussein a retirarse de Kuwait o acabar con el terrorismo- pero ir a la guerra en nombre de esa causa no debe continuar con el inevitable caos que le sigue, y así ocurre». (Howard Zinn, una causa justa, no una guerra justa)
El humo negro y los escombros ardían después que los israelíes bombardearon una casa de Gaza cobrándose la vida de nueve miembros de la familia Dalu en julio de 2015. La familia Dalus, por supuesto, no estaba relacionada con Hamas o cualquier otra organización «terrorista». Fue uno de los muchos bombardeos que duraron 50 horribles días de asesinatos. En las semanas previas a los ataques de Israel se tiraron folletos que advertían a los residentes que sus casas serían blanco de los misiles israelíes. «Los que no cumplan con las instrucciones pondrán en peligro sus vidas y las vidas de sus familias. Tengan cuidado», decía un panfleto que aterrizó en las maltratadas calles de Beit Lahiya, una ciudad de la frontera de la empobrecida Gaza.
La justificación de por qué Israel estaba apuntando a la infraestructura civil era que Hamas residía en esos lugares, o cerca de ellos, utilizando a los civiles como cobertura. Al igual que Bashar al-Assad en Siria hoy, Benjamin Netanyahu argumentaba que él simplemente estaba defendiendo la soberanía de su país contra los agentes externos. Por supuesto, la justificación de Netanyahu para matar a inocentes «escudos humanos» se basa en pura propaganda, que ha sido ampliamente desacreditada. Israel, siempre es bueno en culpar a la víctima. En total, la operación ‘margen protector’ destruyó o dañó severamente casi 900 viviendas, 138 escuelas, 26 centros de salud y mató a casi 1.500 civiles.
Un avance rápido hasta 2015 en Habeet, Siria, una polvorienta ciudad fronteriza cerca de Idlib, un bastión de la oposición siria, respaldado por Occidente. Desde octubre, Habeet y sus alrededores han sufrido intensos bombardeos rusos. Los informes sobre el impacto de estas campañas de bombardeos están saliendo a la luz y se va sabiendo que el número de muertos está aumentando rápidamente. Airwars, un grupo de interés público independiente que rastrea impactos de bombardeos contra el Estado Islámico, informa que desde octubre las bombas rusas han cobrado la vida de más civiles en Siria que las que el Isis ha matado allí.
«Airwars actualmente evalúa 44 incidentes de Rusia que probablemente han causado muertos en Siria al 30 de octubre, donde murieron al parecer entre 255 y 375 no combatientes», escribe Chris Woods del Airwars. «Esto es aproximadamente diez veces el nivel de denuncias creíbles contra las operaciones de la coalición liderada por Estados Unidos en Siria [durante este período de tiempo]».
La Defensa Civil Siria y otros, incluyendo Médicos Sin Fronteras, reclamaron por las destrucciones de instalaciones médicas y escuelas donde Rusia está llevando a cabo sus bombardeos. La justificación de Putin para atacar la zona, aunque no es tan evidente como la de Netanyahu (Putin no reconoce directamente que los ataques están dirigidos a facciones rebeldes), es prácticamente indistinguible: fuerzas de la oposición (los terroristas de acuerdo con Putin y muchos de sus simpatizantes) ocupan y residen en enclaves civiles, Por lo tanto, estas áreas son blancos legítimos, al estilo de Hamas en Gaza. Los civiles son daños colaterales necesarios.
Mientras los ataques aéreos de Rusia se prolonguen, no hay duda de que más inocentes morirán como resultado. Sin embargo, muchos siguen apoyando los esfuerzos de Putin en Siria, a pesar de la creciente cifra de muertos (o simplemente las ocultan por propaganda, ¡sólo bombas estadounidenses matan a inocentes!). Consideran las acciones de Putin como una respuesta legítima a la beligerancia estadounidense y los avances imperialistas. ¡Vaya, Rusia fue incluso invitado por Assad para bombardear a distancia! Las acciones de Rusia deben ser justas, porque la causa es justa. Sin embargo, como he argumentado antes, es hacer un pacto con el diablo adjudicarle una escopeta a Putin.
La entrada de Rusia en la crisis siria no ha hecho que la situación mejore, tampoco acercó una solución tangible. De hecho, Putin ha profundizado la intervención de las potencias occidentales. La OTAN monitorea más fuerte después de que su Estado miembro Turquía derribó el avión de combate ruso. El Reino Unido se apresta a bombardear. Francia está aumentando la apuesta (no, Putin no es responsable de los atentados de París) y EE.UU. no va a retroceder en apoyo de las fuerzas de la oposición. Se puede imaginar hasta qué punto Hillary Clinton aprovechará esto si resulta elegida, donde Obama se eche atrás es probable Clinton lo intensificará. En pocas palabras: la participación de Putin no ha obligado a los EE.UU. y sus aliados salir de Siria. Incluso si usted cree que Rusia no tiene nada de esto, está claro que Putin no ha sido capaz de evitar que suceda. Hasta el momento los rusos sólo han sido capaces de ayudar a Assad a recuperar el 0,4% del país.
Dejando los imperativos morales y las preocupaciones por los derechos humanos a un lado, desde un punto de vista estratégico, Rusia hasta ahora no logrado lo que se propuso hacer. El predominio de Assad puede estar a salvo en el corto plazo, pero sus perspectivas a largo plazo siguen siendo sombrías. Es difícil imaginar que matar a más sirios en una pequeña ciudad de la frontera y en otros lugares, que no están relacionados con la oposición o el régimen- puede llevar a un cambiar el resultado. ¿Por qué alguien se adheriría a un gobierno que bombardeó su edificio de apartamentos, mató a sus hijos y arruinó sus vidas? Matar palestinos no ha hecho que Netanyahu hiciera muchos nuevos amigos en Gaza, solo un montón de nuevos enemigos.
Mientras Rusia declara la guerra en el extranjero, la escena en la patria tampoco tiene un aspecto muy prometedor. Apenas la semana pasada, los camioneros iniciaron una protesta a gran escala por la propuesta de una nueva subida de impuestos y bloquearon la arteria principal en Moscú. Fueron los primeros disturbios del sector industrial que Rusia ha experimentado desde que Putin llegó al poder. Los camioneros, que muchas veces son la cabeza visible de una cooperativa familiar, están molestos porque ahora tendrán que pagar una cuota que se embolsará una empresa propiedad de la familia Rotenberg, con la que Putin está relacionado de cerca. Los Rotenbergs, según los informes, se llevarán la considerable comisión del 20 por ciento. Con la economía de Rusia en congelada, en gran parte debido a la caída de los precios mundiales del petróleo, es probable que más gente va a empezar a volverse contra el gobierno de Putin.
Mientras que Putin por mucho tiempo ha sido acusado de ser un compinche del capitalismo, muchos otros lo ven como la mejor oportunidad para desafiar el poder estadounidense. ¿Realmente? No importa que las acciones de Putin en Siria no están echando a los EE.UU. del territorio sirio o que más países occidentales están llegando para ayudar a los esfuerzos estadounidenses imperiales. No es gran cosa que las personas que trabajan en Rusia se vuelven en su contra. Siento decirlo, Putin no es Chávez. Es una situación triste que tantos apoyan a un hombre que ha adoptado las tácticas brutales de Netanyahu y ocultan las bajas civiles porque esos asesinatos no se ajustan a la narrativa de que la guerra de Rusia es una guerra justa. Putin no tiene ni siquiera la cortesía de dejar caer panfletos.
Joshua Frank es el redactor jefe de CounterPunch. Su último libro, editado con Jeffrey St. Clair es Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion. Se le puede escribir a [email protected] Lo puedes seguir en Twitterbrickburner.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/12/08/putin-adopts-netanyahus-twisted-logic/