«Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos….» Me viene eso a la mente ante la ola de propaganda que en contra del gobierno cubano se ha levantado por los grandes medios, tanto de Europa como de los Estados Unidos, por la muerte en un hospital de Santa Clara de un ciudadano cubano. El difunto […]
«Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos….» Me viene eso a la mente ante la ola de propaganda que en contra del gobierno cubano se ha levantado por los grandes medios, tanto de Europa como de los Estados Unidos, por la muerte en un hospital de Santa Clara de un ciudadano cubano. El difunto no podía tener más enfermedades. Padecía del páncreas, era hipertenso, diabético por lo subido de peso que estaba, tenía grasa en la sangre por tener el hígado graso, etc., etc. El pobre hombre era una calamidad andante. ¿Y si era una persona tan enferma, qué hacía en un parque alterando el orden público? ¿Y si estaba en esas condiciones, por qué se resistió al ser arrestado? Vamos a pensar por un momento que lo que dicen todos estos propagandistas sea cierto, que el hombre se resistió a ser arrestado por la autoridades correspondientes y que a estas no les quedó más remedio que utilizar la fuerza para poder detenerlo. ¿Qué tendría eso de extraño? Que me digan todos estos fariseos de la propaganda occidental en qué país del mundo se acepta normalmente que un ciudadano se resista a ser arrestado por la policía y que en vez de palos le den un abrazo. Bastaría con nombrar un país donde eso suceda de esa forma. En el que vivo, por lo menos te muelen a palos reales, no imaginarios y por lo que he visto por televisión, y los que he observado personalmente en diferentes países de América Latina y Europa, no difieren en nada de lo que he visto en Estados Unidos.
En cuestión de minuto se alborotaron las avispas propagandistas anticubana. Los que ganan el billete en la isla por crear el alboroto, ponen la letra y los medios de propaganda occidentales ponen la m ú sica, es una combinación perfecta para crear una campaña. Lo que hay es que ser serio y preguntarse el por qué no sale nunca una imagen de un policía cubano dándole palos a uno de estos llamados disidentes. A estos personajes los veo en televisión todos los días dando partes de guerra desde Cuba por medio de teléfonos celulares que le son cargados desde Miami por sus carnales de aquí. Crean cualquier show mediático en las calles cubanas y se ve cómo lo trasmiten en directo a los canales de televisión locales de Miami y de España. ¿Por qué no filman las palizas que denuncian que reciben? En realidad, cuando he visto detenciones en las pantallas de los televisores, tal parece que le están dando el abrazo que mencioné anteriormente por la delicadeza del trato. Al disidente mayor de Santa Clara, premio Sajarov 2010, lo detuvieron hace unas semanas atrás y casi lo acarician mientras se lo llevaban arrestado, por supuesto, después denunció haber sido golpeado, cuando en realidad lo llevaron al hospital por alteración de su presión arterial. En varias ocasiones, las también premios Sajarov llamadas Damas de Blanco han sido arrestadas suavemente mientras se resistían al arresto. Siempre que eran arrestadas las llevaban de vuelta a sus casas en autobuses con aire acondicionado. Arrestos con trato VIP.
Todo esto es muy sencillo. ¿Por qué esta prensa y estos gobiernos que le exigen tanto al cubano por la supuesta violación de derechos humanos, no le pide a los llamados disidentes que enseñen las pruebas de las enormes palizas que denuncian que la policía les propina? Muy sencillo, porque no les interesa, porque son cómplices de los denunciantes y parte importante de la campaña de difamación contra Cuba. Ellos saben la verdad, muchos de esos medios tienen corresponsales en Cuba que son testigos oculares de que esas palizas no existen. Es parecido a lo que le dijo William Randolph Hearst, editor del periódico New York Journal a su corresponsal en La Habana cuando este le dijo que volvía a los Estados Unidos porque nada estaba pasando en Cuba: «Por favor quédate. Si produces las fotos, yo produzco la guerra.» El problema es que los llamados disidentes no mandan las fotos de los sarracenos moliéndoles a palo, porque no existen.
Toda muerte es lamentable y si fuera por una represión policial, seria condenable y despreciable, pero el caso del cubano de Santa Clara, no es más que otro show mediático al cual ya nos tienen acostumbrados y al cual no hay que hacerle el menor caso. Este no es el primer show ni será el último, vendrán otros y otros, no me cabe duda.