Legitimidad puesta en cuestión, rechazo a un «frente sunita» ¿Aún juega Egipto un papel regional? ¿Puede rivalizar con Irán y Turquía y afirmar una plaza preeminente en el mundo árabe? La mayor parte de los periodistas y analistas en El Cairo responden a estas preguntas que no; debido a la imagen de su país liado […]
Legitimidad puesta en cuestión, rechazo a un «frente sunita»
¿Aún juega Egipto un papel regional? ¿Puede rivalizar con Irán y Turquía y afirmar una plaza preeminente en el mundo árabe? La mayor parte de los periodistas y analistas en El Cairo responden a estas preguntas que no; debido a la imagen de su país liado en sus problemas internos e incapaz de comprender el mundo de otra manera que a través del prisma de una guerra global contra los Hermanos Musulmanes, en el preciso momento en que Arabia Saudita intenta crear un «frente sunita» frente a Irán.
«La visita del presidente Abdel Fattah Al-Sissi a Alemania ha ilustrado los problemas con los que se enfrenta la definición de una política exterior. El presidente intenta ante todo que se reconozca su legitimidad, una preocupación que no tenía Hosni Mubarak«, explica un influyente periodista de un diario gubernamental, que no desea ser identificado. Esta visita a Alemania, a comienzos del mes de junio, ha suscitado reacciones de asombro, divertidas o incluso abrumadas en numerosos sectores de una opinión egipcia poco sensible a las coberturas lisonjeras de los medios que intentan borrar las numerosas críticas de los políticos y de los periodistas alemanes. Éstos, así como numerosos egipcios por otra parte, se han visto contrariados al ver al rais acompañado de artistas que cantan sus alabanzas (literalmente) o de periodistas que aplauden de pie la menor declaración de «su» presidente durante su conferencia de prensa con la canciller Angela Merkel. Las declaraciones de esta última reprobando la condena a muerte del antiguo presidente Mohamed Morsi han sido censuradas en directo por la televisión oficial (no han sido traducidas).
Oír al presidente afirmar que «Dios me ha creado como médico que conoce los males y prescribe los remedios» /1, ha aterrado a más de un responsable egipcio, incluso en los pasillos del muy prudente ministerio de asuntos exteriores.
Esta búsqueda desenfrenada de legitimidad de un poder fruto de un golpe de Estado el 3 de junio de 2013 -el presidente ha debido anular su participación en la cumbre de la Unión Africana en África del Sur en junio después de que organizaciones locales presentaran una denuncian ante los tribunales y pidieran su arresto- va acompañada de una fijación en la lucha contra los Hermanos Musulmanes que indispone incluso a los aliados de Egipto.
Fin de la luna de miel con Riad
«Queremos imponer, prosigue nuestro interlocutor, nuestra visión de una confrontación global con los Hermanos Musulmanes en todos los ámbitos regionales. Sin embargo nuestro aliado, Arabia Saudita, ha levantado su veto a una coordinación con los Hermanos, en particular en Yemen y Siria. La prioridad de Riad ha cambiado con la subida al trono de Salman para quien Irán es el enemigo principal. Los Saudís intentan poner orden en la «casa sunita», han vuelto a las conversaciones con Turquía -un régimen que no deja de denunciar la ilegitimidad de Sissi-, apoyan a Al-Islah en Yemen y a los Hermanos en Siria«.
La luna de miel entre El Cairo y Riad ha terminado y los medios egipcios no dudan en criticar a los Saudís, aunque sin franquear las líneas rojas: el régimen es demasiado dependiente del maná financiero del Golfo como para poder romper o incluso desarrollar un política regional demasiado autónoma.
Si se creen unas palabras citadas a menudo, el rey Abdelaziz, fundador del régimen saudita habría confiado, en su lecho de muerte /2, a sus hijos: «La felicidad del reino reside en la desgracia de Yemen«. Mustafá Labbad es director del Centro de Estudios Regionales y Estratégicos Chark. Como todos los centros no directamente dependientes de las autoridades, está bajo mínimos, resultándole imposible la organización de cualquier tipo de coloquio. Cuenta otra anécdota: «En su lecho de muerte, Abdelaziz habría dicho que Egipto debe tener agua hasta la nariz; no más arriba para que no se ahogue, ni más abajo como para que pueda nadar».
«Arabia saudita, prosigue, no quiere a Egipto como socio, ni siquiera de segundo nivel. No quiere tampoco un frente árabe unido, aún menos la fuerza militar común planteada por Egipto. Así, la decisión saudita de atacar a Yemen ha sido tomada dos días antes de la celebración de la cumbre árabe, y Egipto ha sido informado unas horas antes de su inicio». Hasta tal punto que, en un primer momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio publicó un comunicado afirmando que El Cairo no participaría en el ataque. Algunas horas más tarde, el presidente Sissi afirmaba que su país participaba plenamente en la coalición puesta en pie por Riad…
Yemen de todos los peligros
El asunto yemenita resume las contradicciones de la política exterior de El Cairo. Ningún responsable, ningún periodista, ningún ciudadano desea una implicación egipcia, y todos temen un engranaje que llevaría a su país a intervenir en contra de su voluntad. La memoria de la guerra llevada a cabo por el presidente Gamal Abdel Nasser en apoyo al joven régimen republicano (1962-1970) y que costó la vida a 26.000 soldados egipcios /3 atormenta aún las memorias; ante todo, la del ejército. «Hemos coordinado nuestros esfuerzos con Pakistán, los Emiratos y Omán para que los saudíes no vayan demasiado lejos«, explica el investigador Tewlik Aclimandos. Y Egipto presiona a favor de negociaciones, tanto más en la medida en que el balance de las operaciones militares de la coalición es escaso -se limita a la destrucción de las pocas infraestructuras que posee Yemen y una situación humanitaria alarmante denunciada por la Cruz Roja Internacional ante una extraña indiferencia internacional.
Egipto se ha negado a enviar hombres sobre el terreno y se ha limitado al despliegue de algunos navíos en el estrecho de Bab El-Mandeb por donde transitan los barcos que se dirigen al canal de Suez, un estrecho que las marinas americana y francesa vigilan ya de cerca. «Si Pakistán ha podido refugiarse detrás del voto de su Parlamento para justificar su negativa a enviar tropas, Sissi no tiene siquiera ese mismo pretexto, ya no hay Parlamento en Egipto. Y los saudíes no olvidarán todo esto«, concluye Labbad.
¿Buscan una solución de recambio al «médico creado por Dios»? En cualquier caso, incluso los Emiratos Árabes Unidos, país sin embargo considerado como el más cercano a la visión egipcia de una lucha global contra los Hermanos Musulmanes, parecen hacerse preguntas. Como informa la muy bien informada periodista Dina Ezzat, «un alto responsable egipcio ha acudido a Abu Dabi para quejarse de que Ahmed Chafik, candidato desafortunado contra Morsi en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2012, proseguía en esta capital sus actividades políticas«. Ha anunciado el 14 de junio que se retiraba de la presidencia del partido que dirige, pero es poco probable que eso disipe la impresión de que sigue «en la reserva» por si Sissi fracasara.
Un nuevo reparto de las aguas del Nilo
«Asistimos a una reorganización general de la región, explica un periodista de Al-Ahram, tanto en términos internos como geopolíticos. De aquí a uno o dos decenios, no se parecerá ya a lo que conocemos hoy. Pero Egipto es demasiado débil para influir sobre el curso de los acontecimientos, se limita a concentrar sus esfuerzos sobre su entorno cercano, y sus éxitos son moderados».
Para Mohamed Megahed Elzayat, del Centro Regional para los Estudios Estratégicos y miembro del Consejo Egipcio de Asuntos Extranjeros, «con Etiopía y Sudán hemos obtenido, en marzo de 2015, un acuerdo provisional ciertamente poco definido, pero que ha favorecido la distensión con nuestros vecinos del sur«. Este texto ha sido celebrado como una victoria del presidente Sissi. Menos diplomático, un responsable cercano al expediente matiza: «El presidente ha sabido vender a la opinión pública un compromiso que, en los hechos, ratifica un nuevo reparto de las aguas del Nilo y pone en cuestión un tratado que data de 1929. Etiopía, apoyada por los Estados Unidos, se afirma como una fuerza regional y la construcción en el Nilo de la presa del Renacimiento da bases a la legitimidad del régimen. Exigíamos la detención total de su construcción, contraria a los acuerdos que rigen el reparto de las aguas del Nilo, pero hemos tenido que retroceder«. El discurso de Sissi ante el Parlamento etíope y, luego, su visita a Sudán para la entronización de Omar Al-Bachir tras su reelección a la presidencia, han dado la impresión de que la entente se había restablecido entre los tres países, cuando la presa va a almacenar 12 mil millones de metros cúbicos cada año en detrimento de Egipto. «Pero las penurias de agua no se harán sentir antes de un decenio», concede nuestra fuente.
Otro expediente crucial, el de Libia. «Apoyamos al gobierno legítimo, explica un diplomático. Los Occidentales dicen que hay que ser equilibrados, pero tenemos de un lado un gobierno legítimo, el de Tobruk y del otro una ocupación del oeste del país, en particular Tripoli, por milicias algunas de ellas ligadas al terrorismo internacional y que han obtenido el apoyo de Estados extranjeros«. Qatar es señalado, por supuesto, sin que se mencione su nombre. Ciertamente, las ilusiones sobre el general Khalifa Haftar, que ha desencadenado una rebelión militar y que ha sido armado por el gobierno de Tobruk (reconocido por la comunidad internacional) se han disipado. Su ejército, reconoce Aclimandos, «tiene más oficiales que soldados». Pero El Cairo sigue reticente a tratar con el gobierno de Trípoli que comprende en particular a los Hermanos Musulmanes, cuando todos los demás gobiernos, tanto europeos como del Golfo, lo han hecho. El diplomático afirma que su país «apoya los esfuerzos de Bernardino León, el mediador de la ONU, pero éste no debe hacer demasiadas concesiones al autodenominado gobierno de Trípoli«. Egipto organizó el 25 de mayo una reunión de los representantes de las tribus libias, pero con poco éxito, al haber respondido a la invitación solo las favorables al gobierno de Tobruk. La reunión se ha terminado -sin sorpresas- con un rechazo total a discutir con los islamistas y los Hermanos, asimilados a una organización terrorista.
Entre 10.000 y 12.000 insurrectos en el Sinaí
Última región prioritaria para El Cairo, Gaza y sobre todo el Sinaí. En varias ocasiones desde su acceso al poder, el ejército ha proclamado alto y claro que había acabado con la insurrección del grupo Ansar Beit Al-Maqdis, convertido en una filial de la Organización del Estado Islámico (OEI) con el nombre de Wilayat Sinai (Provincia del Sinaí). Sin embargo, la agencia de prensa egipcia Mena reconocía el 27 de mayo que durante los cinco primeros meses del año, 643 personas han resultado muertas, de ellas 177 civiles y miembros de las fuerzas de seguridad. Y todos los días los medios informan de «ataques terroristas» en la región. Un periodista experto en el Sinaí transmitía, aterrado, informaciones recientes que le habían comunicado algunos oficiales: Wilayat Sinai contaría con entre 10.000 y 12.000 guerrilleros, ciertamente animados por motivaciones diversas -la ideología por supuesto, pero también el deseo de venganza frente a las exacciones de las fuerzas del orden o por las ganancias engendradas por diferentes tipos de tráfico que han florecido siempre en esta región apartada y descuidada por el gobierno central- pero determinados y conocedores del terreno.
Para los medios egipcios, cuyas posiciones confinan a veces con el racismo antipalestino, la causa de la inestabilidad en el Sinaí sería debida ante todo al apoyo que Hamas concedería al OEI. Sin embargo, pocos periodistas o investigadores con los que he hablado comparten esta visión maniquea. E incluso se puede decir que el gobierno no ha cortado todos los puentes, como muestra la sentencia de un tribunal a fines de mayo echando atrás la decisión de declarar a Hamas organización terrorista.
Un doble asedio
Un periodista, gran conocedor de la región, resume el sentimiento general. «Ciertamente, los grupos yihadistas disponen de bases de repliegue en Gaza y, sin duda, responsables de las Brigadas Al-Qassam, el ala militar de Hamas, lo saben; pero esas milicias son autónomas, y no rinden forzosamente cuentas a la dirección política. Otro factor de complicación, Hamas hace frente a una contestación salafista yihadista, animada por la no reconstrucción de Gaza después de la agresión israelí del verano de 2014 y la imposibilidad de poner en pie un gobierno de unidad nacional«. Si la terminal de Rafah, la única que permite a las personas circular entre Gaza y Egipto, ha sido abierta algunos días en junio, ha permanecido cerrada en lo esencial desde hace un año. Ciertos responsables no excluyen -cosa que les inquieta- que el propio Hamas estalle y grupos yihadistas se impongan en ese territorio, sometido un doble asedio israelí y egipcio. Si una fuente diplomática egipcia afirma que ya no hay ningún contacto con Hamas, se puede pensar que el ejército y los servicios de información, que han gestionado directamente el expediente palestino desde hace al menos dos decenios, mantienen ciertos canales de comunicación abiertos. Tanto más en la medida en que Hamas ha reforzado su estatura ante las monarquías del Golfo apoyando la operación saudita en Yemen.
En la nueva ciudad de 6-Octubre, a una treintena de km del centro de El Cairo, Maasum Marzuk, embajador jubilado, nos acoge en el café de un inmenso centro comercial. Su itinerario es el de una generación que no ha dejado de ver sus esperanzas decepcionadas, pero que quiere proseguir el combate por los ideales de su juventud. En 1968, participó en las manifestaciones de los estudiantes que demandaban una condena de los oficiales responsables de la derrota de junio de 1967. Se enroló en el ejército, participando en los comandos de la reconquista del Sinaí en octubre de 1973. Entró posteriormente en la carrera diplomática. No ha ocultado jamás sus críticas hacia la política exterior de Anuar el Sadat y de Hosni Mubarak y actúa como consejero de Hamdin Sabbahi, el dirigente nasseriano. «Entre 1991 /4 y 2011, hemos ido detrás de Arabia Saudita. Hoy seguimos sin poder llevar una política autónoma. Así, sería de interés de Egipto abrir un diálogo con Teherán, pero Riad pone su veto«. Y concluye: «La política exterior es el reflejo de la política interior. Si estamos en un terreno interno inestable, lo que es el caso, no podemos tener una política exterior».
No solo es inestable el terreno político. En el parque del centro comercial, dos juegos de agua y luz atraen a una multitud bulliciosa de niños. Este año también nacerán dos millones de egipcios a quienes ningún gobierno parece capaz de asegurar un futuro.
Notas
1/ Leer Al-Masry Al-Youm, 5/06/2015.
2/ Fallecido en 1953.
3/ Recordemos que la guerra de Vietnam entre 1965 y 1975 costó la vida de alrededor de 50 000 hombres y mujeres.
4/ Final de la primera guerra del Golfo.
– La edición de la revista orientxxi.info remite en el texto a las siguientes páginas web:
Al Islah: http://orientxxi.info/magazine/au-yemen-des-freres-musulmans-pas,0561
Régimen saudita: http://orientxxi.info/magazine/luttes-a-couteaux-tires-en-arabie,0796
Yemen: http://orientxxi.info/magazine/le-yemen-test-de-la-nouvelle,0868
Khalifa Haftar: http://orientxxi.info/magazine/scenario-a-l-egyptienne-en-libye,0600
Wilayat Sinai: http://orientxxi.info/magazine/genealogie-du-djihadisme-au-sinai,0687
Nacimiento anual de 2 millones de nuevos egipcios: http://orientxxi.info/magazine/egypte-la-natalite-repart-a-la,0537
Fuente original: http://orientxxi.info/magazine/effacement-regional-de-l-egypte%2c0937
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR