Traducción de Loles Oliván Hijós.
Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, lanzó el martes pasado una amenaza bastante ambigua al responder a una pregunta sobre el mantenimiento del nivel de financiación estadounidense para el programa de refugiados palestinos de la ONU. Dijo: «El presidente ha dicho que no quiere añadir ninguna financiación adicional o acabar con la financiación hasta que los palestinos acuerden (sic) volver a la mesa de negociaciones». El propio presidente Trump amenazó después en twitter a la UNRWA: «Pero como los palestinos ya no quieren hablar de paz, ¿por qué deberíamos hacer ese enorme desembolso a su favor?»
Retirada de fondos
Las amenazas ambiguas y las declaraciones sobre política exterior no son nuevas en la Administración Trump, y aunque el portavoz de UNRWA, Chris Gunness, sostiene que no han sido informados de ningún cambio en la política estadounidense, deben considerarse seriamente las consecuencias de la posible retirada de fondos a la agencia.
La UNRWA se estableció en 1950 para proporcionar asistencia a los 700.000 refugiados palestinos que fueron expulsados de Palestina tras el establecimiento del Estado de Israel. Opera en Cisjordania, Gaza, Jordania, Líbano y Siria, y proporciona a los palestinos educación primaria y secundaria, servicios de salud y diferentes proyectos de infraestructuras en los campamentos de refugiados.
Aunque millones de palestinos dependen de sus servicios, a la UNRWA se le ha recriminado a veces por perpetuar el conflicto al hacerse cargo de las responsabilidades que debería asumir Israel como potencia ocupante.
Estados Unidos es el mayor donante de la UNRWA con una contribución que en 2017 alcanzó los 368 millones de dólares, casi el 30% de su financiación total. En el pasado, cuando la UNRWA ha sufrido un déficit de fondos ha suspendido programas parcial o totalmente. En 2015 estuvo a punto de retrasar el comienzo del año escolar para casi medio millón de niños y niñas palestinas. Afortunadamente logró superar el déficit de 100 millones de dólares después de que el ex secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, hiciera un llamamiento urgente.
Sin embargo, un recorte total en la financiación de Estados Unidos significaría una reducción decisiva en los servicios y la suspensión total de muchos programas de educación y salud. Las escuelas y los centros de salud cerrarían dejando a cientos de miles de refugiados palestinos en toda la región sin educación, sin atención médica y sin trabajo, lo que agravaría aún más su situación. Si se deja que funcione a dos tercios de su capacidad, la viabilidad de la agencia en su conjunto se pondrá en entredicho.
Financiación de la UNRWA en 2017 (en millones de dólares)
Los donantes más importantes contribuyeron con más del 80% de los ingresos de la UNRWA en 2017 [datos de la UNRWA]
– EEUU: 364.265.585
– UE: 143.137.340
– Alemania: 76.177.343
– Suecia: 61.827.964
– Reino Unido: 60.302.892
– Arabia Saudí: 51.275.000
– Japón: 43.062.169
– Suiza: 26.938.805
– Noruega: 26.313.359
– Holanda: 20.877.507
TOTAL: 874.177.965
Si a cambio de mantener la financiación se obliga a la Autoridad Palestina a regresar a las negociaciones bajo mediación de Estados Unidos, las exigencias políticas de una administración que está decidida a desafiar el consenso internacional acabarán por condicionar los servicios básicos de la UNRWA. El reciente reconocimiento de Trump de Jerusalén como capital de Israel en vulneración del derecho internacional viene a complicar particularmente este asunto.
Asistencia y política
Tampoco esto es nuevo, pues en Palestina la asistencia y el desarrollo han quedado sujetos durante mucho tiempo a la política. En un artículo reciente publicado en MEE, Alaa Tartir explicaba que «[…] Décadas de flujo de ayuda han perpetuado la dependencia […] lo que ha privado al pueblo palestino de capacidad para resistir frente al colonialismo, el apartheid y la opresión».
Las condiciones políticas asociadas a la asistencia, y la dependencia palestina de dicha asistencia, son algunas de las principales razones que han impedido que los palestinos desarrollen una resistencia sostenible al régimen colonial de Israel. Es la UNRWA, y otros organismos internacionales, quienes pagan la factura de la ocupación militar de Israel, un factor importante para que se mantenga el statu quo. Si la UNRWA cesa sus operaciones, alguien deberá realizar su labor. Un detalle importante que parece que se le ha escapado al presidente Trump.
No está claro si las amenazas de la Administración Trump están dirigidas a la UNRWA o a la Autoridad Palestina; probablemente, ni la propia Administración estadounidenses lo sepa. Lo que sí está claro, sin embargo, es que si las amenazas van contra la UNRWA, serán una vez más los refugiados palestinos quienes sufran las decisiones políticas de un liderazgo que ha rechazado luchar por su derecho fundamental al retorno.
Si se dirigen a la Autoridad Palestina, pocas cartas le quedan por jugar con su legitimidad ante el pueblo palestino bajo mínimos.
Fuente: http://www.middleeasteye.net/columns/us-unrwa-and-pa-1547026319