Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Parece que Irán podría tener una bomba atómica y esa es una noticia muy mala. No hay necesidad de añadir más palabras acerca de su terrible amenaza o su siniestro régimen, los medios de comunicación israelíes ya lo hacen de sobra.
Al mismo tiempo no se están planteando otras cuestiones, como por ejemplo la doble moral de Occidente e Israel. Las naciones occidentales saben discriminar entre países. Cierran los ojos ante ciertos países poseedores de energía nuclear, algunos de ellos peligrosos, mientras forman un tremendo alboroto sobre que Irán se está armando. Israel, por su parte, se pone junto a la comunidad internacional para colaborar en la lucha contra la nuclearización de Irán pero groseramente hace caso omiso de las decisiones de esa misma comunidad cuya ayuda busca ahora desesperadamente. En ambos casos se trata de hipocresía. El mundo vivirá en paz con las armas nucleares, siempre y cuando se encuentren en manos de las grandes potencias. Está bien que Estados Unidos tenga armas nucleares a pesar de que es el único país que las ha utilizado (de manera monstruosa). Incluso es aceptable que Rusia y China posean armas nucleares, ¿quién puede detenerlos? También es dudoso que los países orientales se desesperen si otros miembros de su club, o de sus protegidos, poseen armas nucleares. Después de todo, estos países son miembros de la familia de las naciones cultas, les está permitido. En otras palabras, la discriminación.
Hay países que tienen permiso y otros que lo tienen prohibido. Algunos de los países ilustrados ya han enviado amenazas en el pasado, en forma explícita o implícita, de que es muy probable que hagan uso de su energía nuclear bajo ciertas circunstancias. Fue en la Europa ilustrada donde esa terrible guerra se llevó a cabo.
Las potencias nucleares también ignoran el cuarto capítulo del Tratado de No Proliferación de armas nucleares que exige su desmantelamiento. A ellos se les permite hacer caso omiso. El mundo vive en paz también con el hecho de que 189 países han firmado el Tratado de hecho, y hay otros cuatro, entre ellos Israel, que no lo han firmado. El mundo ha aprendido a vivir con las bombas de Corea del Norte y Pakistán, a pesar de que esto represente un peligro que no es menor que el que representa Irán. Es cierto que Irán amenaza a Israel y a los Estados Unidos, pero también en Pakistán la bomba podría caer en manos terribles, y el régimen de Corea del Norte podría también utilizar el arma del fin del mundo si se sintiera amenazado. El mundo aprendió a vivir con eso, luego de que sus líderes dividieron a los países del mundo en los malos y los buenos, y en particular en aquellos que tienen permiso y los que no lo tienen; y esta división es bastante arbitraria.
Israel, que no firmó el Tratado, está alineado con Corea del Norte, Pakistán e India, compañías muy dudosas. Nadie pregunta por qué, nadie se pregunta por qué razón; no en Israel y tampoco en el resto del mundo.
De acuerdo con las evaluaciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica, hay otros 40 países en la actualidad que son capaces de desarrollar armas nucleares propias. El hecho de que el mundo actúe con semejante hipocresía podría ser uno de sus motivos e impulsos para que esos países puedan armarse y participar en la loca carrera armamentista.
Hay una enorme hipocresía en la actitud de Israel frente al mundo. De repente la comunidad internacional no sólo es un factor a tener en cuenta, sino que, incluso, para pedir ayuda. De repente hay una organización internacional en cuya palabra confiamos y que queremos alistar a nuestro lado. La ONU es «Um-Shmum» [un término despectivo acuñado por el Primer Ministro, David Ben-Gurion] y la UNESCO es antisemita, y sólo es confiable la palabra del Organismo Internacional de Energía Atómica.
Tal vez ahora que Irán nos amenaza, Israel comenzará a entender la importancia y la fuerza de la comunidad internacional. Tal vez gracias a Irán, finalmente incorporará Israel la conciencia de que es imposible ignorar al mundo todo el tiempo, una y otra vez, y sólo en momentos de angustia recurra a él en busca de ayuda. Tal vez gracias a Irán vamos a entender que es imposible ignorar siempre las posiciones de la mayoría de los países del mundo y permanecer aislados y despreciados en esta comunidad de naciones.
En los últimos años el mundo ha dicho cosas acerca de las medidas duras de Israel, en nombre de una mayoría radical muy sólida. Israel no las tomó en cuenta. Después de todo, lo importante no es lo que el mundo dice, sino lo que hace Israel. Pero ahora, de repente, el mundo es importante para Israel.
Lo mismo que Israel, Irán no parece escuchar las palabras del mundo. Pero, ¿Israel quiere parecerse de alguna manera a Irán?
Fuente: http://www.haaretz.com/print-