Israel es un país pequeño. Somos algo más de siete millones de ciudadanos que habitamos en una pequeña área geográfica. Cisjordania y Gaza, o los territorios palestinos ocupados, están situados justo al lado de nuestro país, con Cisjordania al este de Israel y la Franja de Gaza al suroeste. Para un residente de Jerusalén, como […]
Israel es un país pequeño. Somos algo más de siete millones de ciudadanos que habitamos en una pequeña área geográfica. Cisjordania y Gaza, o los territorios palestinos ocupados, están situados justo al lado de nuestro país, con Cisjordania al este de Israel y la Franja de Gaza al suroeste. Para un residente de Jerusalén, como por ejemplo yo, la ocupación está a un paseo de sólo diez minutos desde mi casa, y para ir al corazón de los territorios ocupados, basta con que me meta en el coche y conduzca durante 15 minutos para ver controles militares y otros ejemplos del Gobierno militar israelí sobre la población civil palestina. Así que me puedo imaginar qué difícil debe ser para un no israelí entender que muchos israelíes no saben qué ocurre en los territorios ocupados o que la organización a la que yo pertenezco (Rompiendo el Silencio) sienta que está justificado llamarse como se llama, sugiriendo que la situación en los territorios palestinos ocupados no se discute en muchos sectores de la sociedad israelí o se considera un asunto tabú.
Para muchos israelíes continúa habiendo un gran misterio alrededor de la conducta militar israelí hacia la población palestina. Tras más de cuatro décadas de gobierno militar y diez años después del inicio de la segunda intifada, muchos israelíes siguen careciendo de información básica sobre la política y la conducta israelíes en los territorios (ocupados). Por ello el nuevo libro de Rompiendo el Silencio, Ocupación de los territorios: testimonios de los soldados israelíes 2000-2010, es una publicación completamente necesaria en este momento. Como muestran los testimonios de los soldados en nuestro libro, existe mucha información importante sobre la ocupación que el público israelí necesita saber.
Y, entonces, ¿cómo se puede reconciliar el hecho de que la ocupación esté tan cerca geográficamente y sin embargo tan lejos en términos de comprensión? Leyendo en los cientos de páginas de testimonios que hay en nuestro libro, se puede empezar a encontrar una respuesta. Una soldado que sirvió en el Cuerpo de Ingenieros en 2005 describe cómo detuvo a un palestino en un control militar durante cuatro horas como castigo por haber sido insolente con ella. Después de que ella diga que se siente mal por su comportamiento, el entrevistador, que es también un ex combatiente, le pregunta si alguna vez ha hablado en casa de sus experiencias. «No», contesta ella. «Porque es un mundo completamente diferente con una reglas totalmente diferentes. En este mundo de aquí, esa historia es inaceptable, a mí me parece inaceptable… pero allí es tan natural» (capítulo 2, testimonio 12). Muchos soldados no hablan porque se avergüenzan de su propio comportamiento, pero todavía es más importante que ellos comprenden que muchas familias israelíes no son capaces de…, o quizás no quieren, comprender las realidades que se dan sobre el terreno. Ven la ocupación como una especie de mundo con una moral alternativa, donde rigen otras leyes distintas.
Rompiendo el Silencio desempeña el papel de romper las barreras que hay entre lo que ocurre a sólo algunos minutos de nuestras casas dentro de Israel, pero muchos israelíes consideran que ocurre en un planeta diferente. Creemos que, sólo cuando nuestra sociedad se entere completamente y asuma la responsabilidad por lo que nuestros hijos e hijas están haciendo en los territorios ocupados, sólo entonces podrá existir la voluntad de mejorar la situación.
Fuente: http://www.publico.es/