Traducido del inglés por Paco Muñoz de Bustillo.
Alepo, Siria. En las proximidades de Azaz, al norte de Alepo, viven cientos de familias de turcomanos que se han desplazado desde Tal Afar, en el noroeste de Irak, hasta alcanzar la frontera entre Siria y Turquía. Han huido de la feroz batalla que el ejército y las fuerzas de seguridad iraquíes libran contra el Estado Islámico (EI). Los refugiados atravesaron cientos de kilómetros, desde el oeste de Mosul hasta la frontera entre Siria y Turquía, con el fin de entrar en este último país.
Esta oleada de refugiados turcomanos (i) procedentes de Tal Afar comenzó el 18 de noviembre, cuando las fuerzas iraquíes se aproximaron a la ciudad y tomaron control de su aeropuerto y de diversas aldeas al sur de la ciudad.
Los turcomanos procedentes de Tal Afar, que han estado llegando a Azaz desde primeros de diciembre de 2016, no pudieron penetrar en territorio turco porque los pasos fronterizos con Siria están cerrados desde abril de 2015. Y la posibilidad de atravesar la frontera de forma ilegal se endureció desde que el gobierno turco adoptó diversas medidas para limitar el flujo de refugiados, entre ellas la construcción de un muro de separación. Las familias refugiadas no tenían ningún lugar adonde ir y lo único que podían hacer era esperar bajo duras condiciones humanitarias.
Al-Monitor visitó los lugares cercanos a Azaz en los que se asentaron las personas desplazadas desde Tal Afar, al norte de Alepo. Los que podían permitírselo, alquilaron casas en esta localidad y los demás se asentaron en el campamento de al-Shabiba, no lejos de allí, donde las condiciones humanitarias no son buenas. No obstante, la mayor parte de ellas se concentran en el campamento de Ikadah, construido en diciembre para acomodarlas. La fundación de ayuda humanitaria IHH (ii) instaló este campo con el respaldo económico de otra fundación religiosa turca y entre ambas proporcionan comida y asistencia a sus residentes.
Según Mohamed Hayali, alcalde del ayuntamiento de Azaz, se calcula que el total de refugiados iraquíes procedentes de Tal Afar ronda las 12.000 personas, 7.000 de las cuales residen en el campo Ikadah y el resto se distribuye entre Azaz y el campo al-Shabiba.
La familia de Mohamed Hayali llegó al campo de Ikadah el 10 de enero. Hayali está casado y tiene cinco hijos, cuatro niños y una niña, todos menores de diez años. Hayali no podía suponer que el destino le obligaría a abandonar su hogar en Tal Afar junto con su familia y a vivir en una pequeña tienda junto a otras 102 tiendas levantadas entre olivares, a 800 metros al norte de la ciudad siria de Ikadah, en control de la oposición armada que domina la frontera sirio-turca.
La administración del campo Ikadah no permitió que Al-Monitor entrara en el recinto y hablara con Hayali por razones de seguridad, según los miembros de la oposición a cargo del batallón que guarda el campo. Hayali nos contó que no permiten entrar a los periodistas debido a los servicios deficientes del campamento y las condiciones miserables bajo las que viven miles de refugiados iraquíes. La administración del campo no quiere que los medios comuniquen esta situación.
Hayali abandonó el campamento para poder hablar con Al-Monitor y nos relató sus sufrimientos: «En Tal Afar vivíamos en paz. Me ganaba la vida como mecánico de coches y mi familia y yo teníamos una existencia digna. Pero todo cambió desde que el Estado Islámico ocupó la ciudad a mitad de 2014, impuso un control estricto sobre los civiles y suspendió cualquier forma de actividad económica».
La familia de Hayali, como muchas otras, aguantó en su hogar a pesar del deterioro de las condiciones de vida. Pero cuando resultó inminente que se produciría una batalla contra el ejército iraquí, abandonó la ciudad. El éxodo duró más de mes y medio.
Hayali añadió que no consiguieron alcanzar el sueño de salvación: «El campamento es inhabitable. No existen servicios ni baños y las tiendas están levantadas entre charcos de barro».
Las familias turcomanas tuvieron que enfrentar numerosas dificultades a lo largo del viaje para llegar a Azaz. Sufrieron todo tipo de extorsiones y hombres armados de la organización les obligaron a pagar para permitirles abandonar Tal Afar y atravesar las regiones sirias controladas por el EI.
Imad Mahmud Abadi y su familia tuvieron un viaje muy duro. Abadi relató a Al-Monitor: «El viaje desde Tal Afar hasta el distrito norte de Alepo nos llevó alrededor de un mes y estuvo repleto de peligros. Primero llegamos a Raqqa y permanecimos allí una semana. Entonces vino la peor parte del viaje. Tuvimos que ponernos en manos de traficantes de personas para llegar hasta aquí. El viaje me costó 5.000 dólares y atravesamos largas distancias a pie. Fue un milagro que sobreviviéramos».
«Pero nuestro sufrimiento no acabó cuando llegamos a Azaz. La gente se aprovechó de nuestro estado de necesidad. Los precios se han disparado y tuve que pagar cerca de 500 dólares por una estancia de una semana en un hotel, eso sin contar los gastos de comida y de agua».
También contó que el elevado coste de la vida en Azaz empujó a su familia a buscar alternativas. Se dirigieron a la ciudad de Ikadah, a 10 kilómetros de Azaz, pero quedaron frustrados cuando les dijeron que no había más tiendas para nuevas familias y tuvo que quedarse en la mezquita de la aldea.
«Tenemos la esperanza de que el gobierno turco nos permita entrar en su territorio. Solo entonces acabará nuestro sufrimiento. Aquí estamos atascados y no podemos hacer nada al respecto». Los turcomanos rechazan regresar a Tal Afar, incluso si la guerra termina, pues temen represalias sectarias por parte de las Unidades de Movilización Popular (ii)i.
Notas del traductor:
i Los turcomanos son un grupo étnico de origen turco que habita en Irak, sobre todo en las ciudades de Kirkuk, Tal Afar, Arbil y Mosul y cuya cifra total oscila entre medio millón y tres millones, según las fuentes. No confundir con los turkmenos o turcomanos de Asia Central.
ii Con sede en Estambul, la Fundación para los Derechos Humanos, las Libertades y la Ayuda Humanitaria (IHH) es una ONG islámica de caridad que se creó originalmente para proporcionar ayuda a la población Bosnia musulmana a mediados de la década de 1990.
iii También conocidas por su nombre en árabe, Al-Hashd Al-Sha’abi. Son una coalición paramilitar iraquí de milicias -unas 40- en su mayoría chiíes, creada para hacer frente al Estado islámico de Iraq y el Levante (EI).
Khaled al-Khateb es un periodista sirio y antiguo profesor del departamento de geografía de la Universidad de Alepo.
La presente traducción puede reproducirse libremente siempre que se respete su integridad y se nombre al autor, al traductor y a Rebelión como fuente de la misma.