Uno de los principales responsables del modelo de gestión implementado en Rojava comparte con GARA su visión sobre el pasado más reciente de Siria, y las opciones de ésta para salir del abismo. Hussein Taza al Azam (Qamishlo, 1958) nos recibe en el salón donde se reúne el consejo que dirige el cantón de Yazira […]
Uno de los principales responsables del modelo de gestión implementado en Rojava comparte con GARA su visión sobre el pasado más reciente de Siria, y las opciones de ésta para salir del abismo.
Hussein Taza al Azam (Qamishlo, 1958) nos recibe en el salón donde se reúne el consejo que dirige el cantón de Yazira desde enero de este año. Doctorado en Económicas por la Universidad de Bucarest y disidente histórico, Azam asegura que también conoce muy bien la realidad de la vecina Iraq, donde pasó 14 años tras permanecer durante dos en las cárceles de Assad. En 2003 volvió a Siria gracias a la mediación del propio Presidente de Kurdistán Sur, Masud Barzani. «Me arrestaron 14 veces, en las que pasaba entre 10 y 15 días en la cárcel. Pero eso forma parte del pasado», relata este hombre de formas pausadas que asegura sentirse mucho más preocupado por el futuro, «el más inmediato».
-¿Cómo surge la idea del Autogobierno Democrático?
-El estallido de la guerra trajo un vacío de poder a la región. Alguien tenía que gobernar, proteger el territorio, administrar los recursos, recoger la basura… representantes de las distintas comunidades tuvimos que organizarnos para sobrevivir y atender nuestras necesidades más inmediatas en un momento de crisis.
-Usted es árabe pero apostó por la «tercera vía» impulsada principalmente por los kurdos. ¿Por qué?
-No me veo a mi mismo como a un árabe que ostenta un cargo de responsabilidad. Me considero un ciudadano sirio que sirve a su comunidad, y no a su grupo étnico o a la secta religiosa a la que pertenece. Esa es una de las claves del éxito de nuestro Gobierno, y lo que nos diferencia del resto de los actores en Siria. Los Assad nunca aceptaron la diversidad del país, nunca quisieron entender que hay otros componentes además de los árabes, como los siriacos, los circasianos, los kurdos… Fueron especialmente crueles con estos últimos hasta el punto de intentar arabizar la zona desplazando colonos árabes a la fuerza a las zonas de mayoría kurda como ésta. Su objetivo era estrangular a los kurdos locales quitándoles sus tierras, privándoles de la ciudadanía y obligándoles al exilio, o a la asimilación entre los árabes recién llegados. Muchos de ellos murieron en las cárceles o desparecieron en las manos del régimen sin que se supiera nunca más de ellos.
-¿Existe algún plan para contrarrestar dicha campaña de arabización como en el caso de Kirkuk (Kurdistán Sur)?
-Afortunadamente los problemas entre kurdos y árabes aquí ya están resueltos por lo que no se ha previsto ningún nuevo desplazamiento forzoso. En cualquier caso, estas familias nunca se integraron, ni con los kurdos, ni tampoco con los árabes locales. Muchos de ellos se fueron pero los que se quedaron son hoy propietarios de tierras expropiadas por Damasco. Una gran parte de ellos siguen siendo leal al régimen pero, por el momento, hemos evitado la confrontación con éxito.
-Desde varios sectores se acusa al Partido del la Unión Democrática (PYD) de jugar un papel dominante en la región. ¿Qué opina?
-No estoy de acuerdo. En el Gobierno de Yazira hay representantes de 11 partidos políticos junto a otros independientes. No cabe duda de que el PYD ha jugado un papel fundamental a la hora de vertebrar nuestro modelo pero, a día de hoy, las decisiones se toman de forma consensuada entre todos. Los que arrojan dichas acusaciones son sectores cercanos a Masud Barzani, que sólo busca interferir en nuestras decisiones a través de sus filiales en la zona. Tenemos al Estado Islámico a las puertas de Yazira, y en las calles de Kobani. ¿A qué están esperando para actuar? Por el momento ni tienen ni un solo mártir en esta guerra cuando todos sabemos que nos enfrentamos a un enemigo terrible. Sabemos de las armas que robaron de Iraq, pero no de las que se han llevado de Siria. El Estado Islámico es como un virus creado en un laboratorio con colaboración internacional, pero que ha escapado de su control. Barzani y sus allegados en Siria han de entender que vivimos una situación de total emergencia, y que la implicación de todos es imprescindible para nuestra mera supervivencia.
-¿Cómo se puede poner fin a la guerra en Siria?
-Hoy sabemos que Occidente no quiere que Assad se vaya porque no tiene a nadie para reemplazarle. La guerra no acabará en un futuro próximo porque el de Siria es un conflicto en el que colisionan muchos intereses ajenos al país. Por una parte tenemos a Irán y Rusia apoyando a Assad; por otra, a la CIA, Qatar, Turquía y Arabia Saudí apoyando al Consejo Nacional Sirio (el organismo que engloba a algunos componentes de la oposición)… El futuro del país ha de volver a nuestras manos. Hasta entonces, los sirios debemos permanecer unidos y proteger lo que queda de Siria al margen de diferencias religiosas y/o étnicas. Estoy convencido de que el Autogobierno Democrático ha de ser un referente no sólo para Siria, sino para todo Oriente Medio. Hablamos de una región gobernada por tiranos, algunos de los cuales buscan perpetuar su régimen a través de su línea familiar, como ha sido el caso de los Assad. Y ese es un estadio que debemos superar todos juntos.
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