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Colombia: los Renacientes empoderan con música la resistencia de su comunidad, CAVIDA

Rap, herramienta de construcción de paz

Fuentes: Diagonal

En la selva, un contexto destructivo de hostigamientos y amenazas busca acabar con la solidaridad de la comunidad afrodescendiente y con la naturaleza donde habitan. Los Renas cantan a la protección del territorio y contra la guerra que asola a su pueblo.

«Cómo dicen algunas de nuestras canciones, no somos nosotros los que cantamos, sino que somos toda la voz de un pueblo y eso es lo que nos impulsa a seguir luchando. Es ese pueblo que está con nosotros. Es esa gente que está clamando y es aquel que no puede hablar o que no puede caminar. Es también la voz de aquel silencio que nos quieren imponer. Por eso decidimos contar lo que sentimos a través de la música». Habla uno de Los Renacientes, en uno de los pocos momentos de descanso que tienen en la gira que realizan en el Estado Español y Alemania.

Historia reciente del Cacarica
«Venimos de Colombia, departamento del Chocó, en la cuenca del río Cacarica, limítrofe con Panamá. Estamos en 2 Zonas Humanitarias resistiendo y venimos para compartir la historia de nuestra Comunidad». Van a hacer talleres con jóvenes en centros educativos, culturales y sociales. Para contar como para ellos, el rap, la música y la cultura son formas de expresión de sentimientos, valores y para ser felices o denunciar los atropellos que sufren; para participar en encuentros donde puedan contar cómo el ejército con los paramilitares les desplazaron de sus tierras: «Decían que venían a sacar a la guerrilla de la zona, pero más tarde nos dimos cuenta de que el objetivo era quitarse de en medio a la población civil para despoblar la zona e implementar diferentes megaproyectos» (para más información sobre el desplazamiento del Cacarica, ver Diagonal nº 52)

En el desplazamiento huyeron 2.500 campesinos. 86 fueron asesinados y desaparecidos. «La Operación Génesis comenzó el 24 de febrero de 1.997, comandada por el ex General Rito Alejo del Río . En esos días nos tocó presenciar cosas muy duras, cómo cuando amarraron al árbol a nuestro hermano Marino López, le cortaron las coyunturas y después le cortaron la cabeza con el machete y jugaron fútbol con ella».

Sus letras recuerdan a sus hermanos, que por resistir, fueron asesinados. Su lucha está presente y la quieren mantener viva. La memoria es un pilar fundamental para su comunidad, CAVIDA (Comunidades de Autodeterminación Vida y Dignidad de Cacarica) que lleva más de 12 años en resistencia. Cantan a las comunidades desplazadas y buscan alentar a la juventud para que no se deje engañar por las promesas de dinero de los actores armados o de las poderosas empresas.

Resisten a una guerra en la que no quieren participar, ni directa ni indirectamente «… una guerra donde nos estamos matando entre hermanos, donde mueren solo los pobres»; resisten a la imposición de megaproyectos, que con palabras y más palabras prometen traer el desarrollo a la zona (construcción de la carretera Panamericana, ganadería extensiva, explotación de recursos frutales y vegetales), y que no traen más que la destrucción del segundo lugar en biodiversidad de América y el sometimiento a las comunidades. Por llevar a cabo esta resistencia no violenta, sus miembros están amenazados.

«Los Renacientes somos jóvenes que optamos por la música para dar a conocer la situación que están viviendo nuestros pueblos y que se desconoce gracias a la interesada desinformación que hay en nuestro país. Que nuestra voz llegue al mundo entero, para que sepa lo que el Gobierno colombiano está haciendo con nuestros hermanos y nuestro territorio. Y también queremos mantener las ganas de reír y de bailar».

Los cinco Renacientes tenían entre 11 y 19 años cuando las comunidades del Cacarica sufrieron el desplazamiento. Los asesinatos, las desapariciones y los saqueos de militares y paramilitares sumado a los cuatro años en los que malvivieron como desplazados les ha marcado para desarrollar una vida en resistencia en su comunidad. Hoy están aquí, contando el pasado y presente de su pueblo e imaginando un futuro donde haya paz en Colombia.

«No queremos salir a la calle y seguir viendo que asesinan y desplazan a la gente. En Colombia se necesita saber la verdad de lo que pasó y de lo que está pasando. Queremos una Colombia donde todos tengan los mismos derechos, vivir en libertad y que deje de estar manejada por las seis familias de siempre».

Educación y resistencia
CAVIDA tiene un sistema de educación propia y Los Renacientes participan activamente en él: «haciendo talleres con niños y jóvenes para formarlos y mantener viva la resistencia. Queremos que los niños sientan que es vivir en la selva, en el Cacarica. Que conozcan cómo esta tierra ha sido protegida por nuestros antepasados y queremos que ellos decidan en el día de mañana que quieren hacer con ella».

Uno de los objetivos del Gobierno y de las élites fue siempre dividir a las comunidades que podían suponer un obstáculo para sus intereses. «Los Renacientes vemos hoy la necesidad de contar con un Centro Cultural en nuestra Comunidad. No queremos que nos sigan enfrentando con más gente en la zona. Gente de comunidades cercanas que no saben lo que está pasando en la zona». En la gira darán a conocer este proyecto buscando recoger fondos para su construcción, donde se llevarán a cabo diferentes proyectos educativos, artísticos, culturales y productivos para así intentar alejar a los jóvenes del conflicto armado.

En Colombia, el componente cultural es fundamental para el arraigo del paramilitarismo en la juventud de una región: controlan y prohíben (a plomo) las manifestaciones culturales para acabar con el tejido social que se crea en torno a ellas (música, bailes, fiestas…). Controlar por completo la ropa que deben vestir, la música que deben escuchar, la manera en que tienen que divertirse, el estilo de los cortes de pelo… En octubre de 2008 aparecieron el mismo día, en diversos departamentos de la costa pacífica y atlántica de Colombia, panfletos de un grupo llamado Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Así se hace evidente el poder de estos grupos paramilitares, a pesar del proceso de desmovilización que tuvo lugar en Colombia en 2005 y 2006 .

Hay algo que quieren que sepamos antes de terminar la entrevista: «Decir que el aceite y el combustible de palma que en Europa se consume está siendo abonado con la sangre de nuestros hermanos».

Se refieren a los cultivos de palma en Jiguamiandó y Curvaradó, al sur del Cacarica, que se encuentran en tierras de afros y mestizos desplazados y asesinados con una estrategia parecida a la utilizada en Cacarica en febrero de 1.997: una operación conjunta del ejército y los paramilitares, causó el terror a los campesinos asesinando y descuartizando cuerpos, obligándoles a salir. Al retornar encontraron sus tierras invadidas de palma. Árbol de cuyo fruto se obtiene aceite para margarina industrial, para cosméticos y con el que también se produce agrocombustible. Indonesia, Malasia, Tailandia, Nigeria y Colombia son los principales productores y por ello han sufrido gravísimas violaciones a los DD HH.

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