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Entrevista a Mousa Faye, de la Asociación de Sin Papeles de Madrid

«Reclamamos nuestra parte del pastel»

Fuentes: Diagonal

El ‘Mbolo moye dole!’ ya se oye en Madrid

Mousa Faye se reivindica africano, y trabajador con derechos. Junto a un centenar de personas en su misma situación, vendedores del top-manta en su mayoría, acaba de poner en marcha la Asociación de Sin Papeles. Piden ser regularizados y el reconocimiento de su trabajo.

DIAGONAL : ¿Cuáles son vuestras prioridades?

MOUSA FAYE : Nos creamos para combatir la represión policial y pedimos la despenalización del top-manta, así como papeles para todos, ya que si no tienes papeles tienes que pagar más por todo. No es justo que nos detengan porque estemos sin papeles, ése es nuestro único ‘delito’. Unidos luchamos para que se reconozca nuestro trabajo. Y es que, en realidad, estamos aquí por trabajo, por eso demandamos un trabajo digno.

D. : ¿Cómo os enfrentáis a la ola de redadas policiales de las últimas semanas?

M.F. : Esas redadas son una cosa bestial, bárbara. Vamos a luchar para acabar con ellas usando la ley. Pero las leyes se aplican sólo para beneficio de los ricos y eso no puede ser. Por eso reivindicamos el respeto de los derechos humanos, leyes universales que todos deben cumplir.

D. : Las redadas están muy asociadas con las deportaciones. ¿Que pensáis sobre los convenios que firman los países de origen?

M.F. : Es todo por dinero. Así, el Gobierno senegalés empezó muchas obras en 2000, que no sólo no ha acabado sino que no sabe cómo terminarlas. Eso lo desacredita ante la población. Entonces acepta dinero a cualquier coste, incluso con la deportación de compatriotas. Es triste porque los gobiernos olvidan que las personas deportadas deben muchas veces empezar de cero. Implica además un choque psicológico y social fuerte.

D. : ¿Tenéis relación con otras redes de inmigrantes y otros colectivos?

M.F. : Sí, con otros colectivos y sindicatos. Ahora el objetivo es crear una red de sin papeles en España, que es donde vivo, pero luego queremos ir más allá, establecer una red europea con grupos que ya funcionan en lugares como Bélgica o Ámsterdam. Y lo podemos hacer solos. Las leyes que nos afectan, como la ‘Directiva de la vergüenza’, son leyes europeas, así que es mejor que nos unamos a nivel europeo para defender mejor nuestros derechos. Venimos para reclamar nuestra parte del pastel, ya que hemos sido nosotros los que hemos construido Europa, con nuestros recursos naturales robados, nuestra mano de obra esclava, etc.

D. : ¿Hay otras experiencias similares en España?

M.F. : Tenemos contacto con redes de Asturias, Mallorca y Terrassa.

D. : ¿Cómo valoras la manifestación y el inicio de vuestra campaña?

M.F. : Era todo un desafío y ha sido un éxito. Después de más de un año de trabajo, es la recompensa, algo que necesitábamos.

D. : Como carecéis de documentos, al mostraros públicamente el riesgo que asumís es muy alto. ¿Esto no hace que muchos ‘sin papeles’ eviten unirse a vosotros?

M.F. : ¿Riesgo? La mayoría de las personas que tratan de llegar a España en cayuco mueren en el viaje. Yo, como tantos otros, he dejado mis estudios, mi trabajo, lo he dejado todo para trabajar aquí. Ésa es la vida, hay que correr riesgos. Además, nosotros no tenemos ya nada que perder.

D. : ¿No temes que, al igual que otras veces, el movimiento se desinfle cuando se consigan papeles?

M.F. : Cada uno tiene sus motivos para estar en la asociación y se podrá ir cuando quiera. Para muchos esto es una militancia, luchamos por la igualdad y la libertad. Busco el interés común, el de todos.

D. : ¿Cuál es el siguiente paso?

M.F. : Queremos dotarnos de una mejor estructura y organización, con responsables especializados.

El ‘Mbolo moye dole!’ ya se oye en Madrid

El 16 de octubre, más de mil personas marcharon de Lavapiés a Sol convocadas por la Asociación de Sin Papeles para exigir derechos y el fin de la persecución de los indocumentados.

La consigna «La unión hace la fuerza (Mbolo moye dole !)» suena tan contundente en castellano como en wolof, lengua usada en Senegal, Gambia y Mauritania. Tan contundente y tan necesaria. Al menos, para el millar largo de personas que se manifestó el 16 de octubre por el centro de Madrid en homenaje a los migrantes que han perecido en su intento de alcanzar las costas europeas y de las personas «que luchan cada día contra las fronteras». Y, antes de nada, para los promotores del acto, la Asociación de Sin Papeles de Madrid, que esa misma mañana se dio a conocer en una nutrida rueda de prensa en la parroquia San Carlos Borromeo. Allí, junto a la red de apoyo Ferrocarril Clandestino, presentaron una campaña que tiene como objetivo reclamar el indulto de las personas condenadas por vender copias audiovisuales no autorizadas, la despenalización del top manta y la regularización de los migrantes indocumentados. La manifestación suponía el bautismo de fuego del primer grupo organizado de sin papeles de Madrid y, a tenor del impacto mediático conseguido y del júbilo de sus organizadores, resultó todo un éxito.

La citada asociación tiene su origen en un espacio de encuentro y asesoría legal para manteros que, desde hacía un año, funcionaba en el barrio de Lavapiés y supone una respuesta organizada a la asfixiante persecución policial que desde hace meses padece este colectivo en Madrid.

Sobre todo en las últimas semanas, las redadas indiscriminadas contra personas sin papeles se han convertido en moneda corriente. En una de estas razzias, Abdulá, una de las caras públicas de la Asociación de Sin Papeles, fue detenido horas antes de la marcha, para ser liberado al día siguiente «gracias a que el CIE de Aluche estaba completo», informa el Ferrocarril Clandestino.

Tras la demanda de indulto de Mor Ndiaye, la nueva organización hizo lo propio ante el Ministerio de Justicia para Kebba Chan el 27 de octubre. Al igual que Mor, Kebba, que se halla encerrado en Aluche, fue condenado por vender copias no autorizadas de DVD y CD.

Los manteros de Terrassa 

Para su creación, la Asociación de Sin Papeles de Madrid ha tenido un referente clave, su homónima de la localidad barcelonesa de Terrassa, que se constituyó el pasado mes de febrero para hacer frente a la presión policial sobre los vendedores del top-manta. El grupo, compuesto por un centenar de senegaleses, mantenía contacto con la Oficina de Derechos Sociales del Ateneu Candela desde finales de 2007, pero sólo se conformó como colectivo con voz propia tras una redada en la que la policía detuvo a 15 migrantes.

La Asociación de Sin Papeles de Terrassa siempre ha tenido claro que la movilización en la calle debía correr pareja a la negociación con las administraciones. De esta manera, además de tener una presencia muy visible en la marcha del pasado Primero de Mayo (Mayday), ha conseguido el compromiso del Ayuntamiento de habilitar siete espacios en la calle para la venta de productos, siempre que éstos sean «legales».