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Recordando a Néstor Baguer

Fuentes: Kaos en la Red/Cubahora

Este pasado 25 de octubre pudo habérseme encontrado en un pequeño bar ubicado en la intersección de las centrohabaneras calles San Rafael y Belascoaín. Me tocaba, sí que me tocaba, rendir en sólo un par de cervezas un solitario y callado homenaje a mi maestro, camarada de armas y amigo, Néstor Baguer Sánchez-Galarraga. Cinco años […]

Este pasado 25 de octubre pudo habérseme encontrado en un pequeño bar ubicado en la intersección de las centrohabaneras calles San Rafael y Belascoaín. Me tocaba, sí que me tocaba, rendir en sólo un par de cervezas un solitario y callado homenaje a mi maestro, camarada de armas y amigo, Néstor Baguer Sánchez-Galarraga.

Cinco años hizo en ese día que el veterano periodista y combatiente secreto de la Seguridad del Estado cubano batió las columnas de la vida. Entregó a su labor anónima en defensa de Cuba cuatro decenios de su existencia, y tuvo, no como otros, la inmensa suerte de ser reconocido por todo un pueblo como paradigma de sacrificio. De paso, está por ver si Néstor Baguer — «Octavio» para sus compañeros de guerras secretas — fue entre tantos como él el representativo de la alta cultura como arma de la Revolución. Cuesta aceptar que un docto académico de la Lengua Española abandone dignidad como ésa, para soportar durante años el estigma de traidor a su Patria, cargando sobre los hombros el inmenso costo personal y familiar que semejante misión implica.

Recuerdos, momentos, impresiones. Ese domingo entré al bar centrohabanero y sentí que El Viejo, como familiarmente le llamábamos al interior de la Seguridad, me estaba esperando en la mesa del rincón, la que permite una visibilidad que entre agentes encubiertos deviene una deformación «profesional».Allí, como luz difusa, me pareció ver el bastón de caballero en una mano y la inevitable boina negra cubriendo la testa, personal homenaje de Baguer a su origen y carácter vascos.

Octavio y Miguel no sabían de su pertenencia al mismo bando; pero, por esos misterios de la vida, los aparentes enemigos no pudieron evitar una corriente de simpatía, donde la mutua afición por la alta cultura fue el camino de las reconciliaciones. Sí, reconciliaciones, porque por esos asuntos del «oficio», Néstor Baguer y Manuel David Orrio, supuestos «periodistas independientes» al servicio de los Estados Unidos en su política contra Cuba, se vieron obligados a sostener «peleas olímpicas», como el propio Baguer relató para el libro «Los Disidentes». (2)

A la primera ronda invitaba Baguer; a la segunda, yo. Y no más. Era una rutina que nació en septiembre de 1995 y no pudo llegar a los 8 años, porque antes de ese aniversario, más amistoso que etílico, a Octavio y a Miguel les tocó revelar sus identidades de agentes encubiertos y denunciar lo mucho que sabían sobre los planes del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba. Uno ya ansiaba merecido descanso; el otro casi se insubordina ante la orden de «destape». Pero cuando a palabrotas de trincheras se hizo saber que el mandato venía directamente de Fidel, pues nada:» ¡C…, hubieras empezado por ahí!».

Para mí, El Viejo siempre será como le describí en una entrevista:»sangre azulísima con veta comunista, excondíscipulo de Jesse Helms y académico de la Lengua Española, que me introdujo en los secretos del periodismo y me trató a bastonazos para un discípulo preferido. Estuve entre las más de 10 personas a quienes les tachó un artículo con una frase lapidaria: ‘esta palabra no está en el diccionario’. Todos fuimos a revisar y, efectivamente, el vocablo ausente en el mataburros» (3). Y así, sentado a la mesa de aquel nuestro bar preferido, me pareció verle el día en que un contrarrevolucionario, partidario acérrimo de la anticubana Ley Helms-Burton, se preparaba para darle algo que pudiera llamarse «golpe de Estado».

Mi jefatura me había dado instrucciones precisas de defender a Baguer a capa y espada, posiblemente sin sospechar que el veterano periodista tenía ases en la manga. Sonriente como cortesano, Néstor se presentó en el apartamento del individuo, atestado de «contras».Entregó al «golpista» un ejemplar impreso en Miami de El Diario de las Américas, y le dijo:

— ¡Julio, aquí hablan de ti en un artículo de lo más interesante!-

¡Qué artículo! Al «contra» feroz le sacaron de los archivos sus momentos de fiscal en los Tribunales Revolucionarios de 1959, y casi le hicieron la lista de las condenas a muerte que solicitó y le fueron concedidas. Por supuesto, del «golpe de Estado» ni humo quedó, y a mí me vino a la mente una frase de Lenin que no ha perdido vigencia:»tras el extremista, el oportunista».

Octavio, el viejo Octavio.»Días antes de morir, un grupo de camaradas fuimos a visitarle al hospital donde agonizaba. De repente, un momento de lucidez y una frase: ‘Orrio, mi amigo’. Le besé en la frente y sólo atiné a decirle: ‘chao, viejo’. Y ahora, cuando voy al cementerio para estar un rato en la tumba de mis padres, no me olvido de Baguer, nada menos que sepultado en la de Pancho Marty, creo que su tatarabuelo, y quien fue un legendario comerciante y promotor de las artes en el siglo XIX cubano.» (4)

Sin darme cuenta, apuré en ese 25 de octubre las dos cervezas de mi callado homenaje, al tiempo que me atrapé en plena deformación «profesional».Desde la mesa del rincón estuve chequeando cuanto pasaba. Y así, entre miradas aparentemente al descuido, ví a Baguer. Como siempre, de bastón y boina…

Notas:

 

1) Versionado para Kaos en la Red tras ser publicado en http://www.cubahora.cu/index.php?tpl=buscar/ver-not_buscar.tpl.html&newsid_obj_id=1034281

2)»Los Disidentes».Luis Báez y Rosa Miriam Elizalde.Editora Política. La Habana, 2003.Pág. 174.

3) La «Seguridad» de la Revolución radica en el arma de la crítica. Entrevista a Manuel David Orrio del Rosario, agente Miguel de la Seguridad del Estado cubano. Dax Toscano. www.kaosenlared.net/noticia/entrevista-manuel-david-orrio-rosario-agente-miguel-seguridad-estado-c

4) Ibídem 3.