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Reivindicar a las mujeres y su continuidad

Fuentes: SEMlac

Los grandes héroes son conocidos. En su honor se han erigido monumentos y sus nombres se enseñan en las escuelas. Algunas mujeres también sobresalieron, pero muchas otras permanecen en el anonimato y rescatarlas es una deuda con la historia. Para la historiadora cubana María del Carmen Barcia, profesora de la Universidad de La Habana, hay […]

Los grandes héroes son conocidos. En su honor se han erigido monumentos y sus nombres se enseñan en las escuelas. Algunas mujeres también sobresalieron, pero muchas otras permanecen en el anonimato y rescatarlas es una deuda con la historia.

Para la historiadora cubana María del Carmen Barcia, profesora de la Universidad de La Habana, hay que plantearse si las heroicidades están solo en los grandes actos o en los cotidianos.

En el Coloquio Internacional Mujer y Emancipación de América Latina y el Caribe en los siglos XIX y XX, celebrado del 21 al 25 de febrero en la Casa de las Américas, en la capital cubana, Barcia disertó sobre la camagüeyana Encarnación de Varona, cuya autobiografía en décimas refleja las vivencias cotidianas, las penurias de la vida en campaña y la muerte de los hijos de las familias durante la primera contienda cubana por la independencia (1868-1878).

Barcia explicó a SEMlac: «cuando leía la biografía de Encarnación, pensaba en las continuidades de Cuba, las que hemos vivido. No hemos vivido un proceso dramático como la dictadura chilena, pero sí un proceso en el cual, desde el punto de vista de la familia y del social, sobrevivir ha sido muy difícil», precisó.

«Uno comienza a replantearse las cosas: ¿hasta qué punto las que no se proponen ser transgresoras lo son en un momento o son las que aseguran la continuidad de un proceso»?, agregó.

«Creo que la historia es mucho de continuidades y, a veces, se tiende a trabajar solamente el relato de las que fueron grandes heroínas, que participaron y son figuras muy destacadas –porque siempre en las sociedades hay vanguardias–, que pueden haber sido de diferentes clases sociales o de las elites», dijo.

Hay «mujeres simples que se sumaron por determinadas condiciones a la guerra; hay otras que no se propusieron teóricamente sobrepasar, sino que lo que hicieron fue participar en la historia, que fue sobrepasando sus modos de ver y vivir y las llevaron a diferentes formas de actuar».

«Encarnación, que en lo social sí fue transgresora para su época y tuvo conflictos con su padre y su familia, tuvo después de su matrimonio una vida muy de madre y esposa, pero teniendo que tomar decisiones trascendentes y tremendas: solamente tener tres hijos en la guerra?», reflexionó.

«Vivimos la heroicidad de la mujer en el período especial (como se denomina en Cuba a la crisis económica iniciada en la pasada década de los noventa), manteniendo a su familia -fue la mujer la que la mantuvo–, pues venimos de una sociedad donde ella es el centro del hogar, aunque no es la figura más pública. Tenemos que tener una visión de la historia mucho más enriquecedora», sentenció.

Para Barcia, «hay que visibilizar toda la historia: la de las heroínas porque fueron heroicas, fueron de vanguardia que rompieron con todo, y las de las que sostienen el cuerpo social».

«¿Cuánto ha faltado de poder llevar a un primer plano a todas estas figuras, que fueron muchas, pero cuántas otras tuvieron también rupturas y continuidades trascendentes, o ellas mismas mantuvieron estas continuidades? «, cuestionó.

En tanto, la historiadora Gladis Marel García Pérez, del Grupo de Estudios Cubanos, habló sobre Magdalena Peñarredonda, una activa participante en las primeras guerras por la independencia de Cuba del colonialismo español y una destacada intelectual de las primera tres décadas del siglo XX.

Según dijo a SEMlac García Pérez, es importante investigar la vida de estas cubanas porque hay una continuidad de estas mujeres transgresoras de la vida privada y pública, que se incorporan al movimiento independentista y de justicia social desde los siglos anteriores al XX.

«Son invisibles decenas y cientos de mujeres que participan en el proceso y generalmente se habla solo de dos o tres mujeres. Eso me fue motivando a profundizar en esas investigaciones», comentó.

El interés por revelar el papel de las mujeres aflora en investigadoras de otras naciones. Las mexicanas Alejandra Hidalgo y Claudia Gamiño, de la Universidad de Guadalajara y Guadalupe Flores Grajales, de la Universidad Veracruzana, reivindicaron el papel femenino en la independencia y la revolución mexicanas.
Ambas destacaron que, en coincidencia con Cuba, con la excepción de las esposas de grandes figuras de las clases privilegiadas, el papel de la mujer, su lugar al lado de los insurgentes o los trabajadores han quedado silenciados por la historia.

Claudia Gamiño declaró a SEMlac que se trata de localizar a las mujeres en la historia para tratarlas de vincular con el presente y ver que hay muchas historias que siguen resistiendo e intentando salir a la luz, a pesar de la sociedad patriarcal que no se ha acabado de disolver.

En el coloquio, organizado por el Programa de Estudios de la Mujer , de Casa de las Américas, dirigido por la ensayista y académica Luisa Campuzano, participaron investigadoras, académicas, escritoras y estudiosas de género de México, España, Italia, Canadá y Cuba.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.