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Renuncia al sionismo, recuperación de la humanidad

Fuentes: Monthly Review

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Ya es hora de que los judíos se pronuncien fuerte y decididamente contra el sionismo, y la recientemente anunciada Red Judía Internacional Antisionista (IJAN) trata de hacer precisamente eso.

IJAN se orienta hacia una «ofensiva» contra el sionismo en lugar del acostumbrado «reaccionismo,» de la reacción ante atrocidades, que caracteriza la mayor parte del trabajo solidario.

Esta ofensiva toma dos caminos:

  1. Un camino práctico a través del ambicioso proyecto de establecer tribunales populares para importantes individuos e instituciones sionistas que contribuyeron a la causa del sionismo, especialmente hacia el establecimiento y apoyo de la manifestación material del sionismo (es decir Israel). Uno de los principales objetivos de este camino es el Fondo Nacional Judío, que tiene un papel tristemente célebre en la matanza y desarraigo de la población árabe en Palestina y en el apoyo a la colonización sionista.

  2. Un camino teórico que apunta a establecer una nueva retórica de liberación y a destruir mitos «comunes» que han logrado establecerse en la comprensión diaria y el lenguaje de gente en todo el mundo como constantes normales.

Al declarar su compromiso «con el desmantelamiento del apartheid israelí, el retorno de los refugiados palestinos, y el fin de la colonización israelí de Palestina histórica.» los judíos de IJAN reconocen la ilegitimidad de Israel y devuelven la discusión a las raíces reales de cómo y por qué motivo establecida fue esa enclave colonial de asentamientos.

Es un inmenso paso adelante, especialmente en circunstancias en las que la memoria dominante en Europa y EE.UU. es incapaz de recordar – en términos históricos – lo que sucedía antes de 1967 y tiende a olvidar la larga historia de colonización sionista en la región árabe, que comenzó en la segunda mitad del Siglo XIX y tuvo su clímax con el establecimiento de Israel en 1948, después de perpetrar masacres y expulsiones masivas de los habitantes árabes.

Además, al identificar el sionismo como responsable por «el vasto desplazamiento y enajenación de judíos mizrahíes (judíos de ascendencia africana y asiática) de sus diversas historias,» y al argumentar que: «a medida que se arraigó el sionismo, esas historias judías fueron obligadas a abandonar su propio rumbo al servicio de la segregación de judíos impuesta por el Estado de Israel,» los judíos de IJAN enfrentan uno de los mitos centrales del sionismo: que los judíos constituyen un «pueblo,» una «nación,» y una «raza.»

En este sentido, el sionismo se mostró desde sus inicios como un movimiento de «liberación nacional.» Todavía tenemos ecos de ese mito incluso en el lenguaje «progresista»: cuando describe actos sionistas en Palestina como ser la limpieza étnica y el racismo, y los compara con el apartheid basado en la raza de Sudáfrica, como si el judaísmo fuera una etnia y una raza.

La principal afirmación del sionismo es que los judíos son «un pueblo,» o una raza del pueblo, dispersa por todo el mundo, enajenada por doquier, y que por lo tanto necesitaba terriblemente un solar patrio nacional. IJAN desmantela esa falsa afirmación identificando a los judíos como miembros integrales de sus comunidades originales (de Europa a Oriente Próximo, de Asia a Australia, de África a las Américas) y sobrepasa incluso a la más «progresista» de las organizaciones israelíes a lo largo de los años, MATZPEN, que utiliza el término «nación israelí-judía» en el Punto 12 de sus Principios Fundamentales.

Sin embargo, IJAN cita a Moshe Machover, un fundador de MATZPEN, quien alaba la iniciativa como parte de la lucha por «el establecimiento de un mancomunidad progresista, en la que árabes y judíos israelíes vivan juntos en paz e igualdad.» ¿Es la visión que IJAN desea proyectar? Su carta no lo deja en claro.

No obstante, IJAN llama en su carta a «liberar la historia, la política, la comunidad, y la cultura judías del agarre del sionismo,» ya que considera que la historia y la cultura judías han sido efectivamente «secuestradas» por el mito sionista y la acción sionista.

La lucha judía por la liberación debe ser reconocida como parte de luchas mayores, colectivas, por la liberación, la lucha humana por la liberación, no una lucha separada y única.

Este argumento redirige a los judíos de vuelta a sus propias sociedades. Es la posición máxima anti-antisemita – la de la integración judía dentro de las sociedades del mundo en oposición al carácter antisemita del sionismo identificado en la carta de IJAN:

«El sionismo no es sólo racista sino antisemita. Comparte la imagen antisemita sexista europea del ‘judío de la Diáspora’ afeminado y débil y responde con un ‘judío nuevo’ violento y militarista, que es perpetrador en lugar de víctima de la violencia racializada.»

Por lo tanto, IJAN rechaza el aislamiento y segregación intencionales de los judíos adoptada por el sionismo y su designación de Israel como el gueto global para los judíos.

A pesar de esas iniciativas positivas hacia una diagnosis más clara del sionismo y de Israel, IJAN todavía debería adoptar un entendimiento y análisis más profundos, si han de llegar al final del camino de la claridad y la justicia:

  1. IJAN no debe ver NINGUNA particularidad en el proceso de liberación de los judíos, excepto en Palestina, donde emergen diversas particularidades, que mencionaré a continuación. La liberación del judío. es simplemente coherente con, y parte de, la liberación de todos los seres humanos, no hay nada particular al respecto, y debería tener lugar siguiendo las líneas de la lucha de clases. Por lo tanto el antagonismo tradicional de judío/gentil (que es profundamente explotada por el sionismo) es objetivamente abolido. Dentro de una lucha de clases, el judío ya no es un judío, tal como el gentil ya no es un gentil; todo se funde en la «clase» al entrar en juego los mecanismos de la lucha de clases. El establecimiento de un grupo judío antisionista específico tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. El positivo es desacreditar el sionismo y eliminar su reivindicación de representar a los judíos. El negativo es que de nuevo separa a los judíos como un grupo aislado afuera de la perspectiva general de una lucha global integrada. IJAN debe hallar una fórmula que resuelva esta paradoja.

  2. La carta de IJAN no diagnostica como colonos a judíos mizrahíes (Mizrahim, judíos de ascendencia asiática y africana en Israel). Sin duda, colonos de segunda clase, pero igualmente colonos. Al contrario, IJAN los diagnostica como una población oprimida con la cual hay que crear alianzas, olvidando el hecho de que muchos de los partidos sionistas ultraortodoxos, como ser el Shas, son de origen y/o membresía mizrahíes, aparte de formar parte de la matriz colonial israelí: los asentamientos, el ejército, la identidad, etc.

  3. La carta de IJAN, aunque menciona el desmantelamiento de «Israel» como requisito previo para la destrucción del sionismo y su proyecto adjunto en la región árabe:

  1. No subraya que Israel es una entidad ilegítima. Es un punto crucial para dirigirse a gente que considera que da por descontado a Israel sobre la base de su reconocimiento por la ONU y del estado actual de los asuntos del mundo y de los equilibrios del poder.

  2. No subraya que Israel es un proyecto de asentamiento colonial que no debiera ser aceptado, como lo han sido anteriores experiencias en la historia humana (EE.UU., Latinoamérica, Australia, Canadá, etc.) La humanidad se ha reconciliado con los actos desastrosos y extremadamente horribles de los asentamientos coloniales. Palestina no debería constituir otra vergonzosa adición a la lista.

  3. No subraya que Israel es la manifestación materialista del sionismo, por lo tanto la lucha contra Israel y su descolonización son dos acciones importantísimas que pueden llevar al fin del sionismo.

Además

  1. No menciona que los israelíes, sépanlo o no, forman parte activa del proyector opresor colonial de asentamientos por el hecho de ser ciudadanos israelíes, legitimando así, directa o indirectamente, el dogma sionista. Al adoptar la identidad israelí, uno se une a la manifestación material del sionismo. Tal como la juventud opuesta a la guerra de Vietnam quemó sus convocatorias al servicio militar como símbolo de su rechazo total de la agresión de EE.UU. y como símbolo de su separación clara e irrevocable de la maquinaria bélica de EE.UU., los ciudadanos israelíes (especialmente judíos, pero no sólo judíos) debieran ser alentados a quemar su ciudadanía israelí como símbolo de rechazo al proyecto sionista al que son convocados.

  2. No habla audaz y directamente en apoyo a la resistencia militar como uno de los mecanismos más efectivos en el enfrentamiento contra el proyecto colonial basado en los militares. La carta de IJAN ve claramente a Israel como una entidad agresiva militarizada. Experiencias con Israel (especialmente las derrotas de Israel en el Líbano en 2000 y 2006) muestran claramente la centralidad del lenguaje de la fuerza contra un agresor. La resistencia militar contra el nazismo ilustra la misma lección, pero uno tiene que sacarse la venda de los ojos para comprender que la gente del Sur no son menos gente y que tiene el derecho natural de resistir mediante todos los medios necesarios, entre los cuales se destaca (ya que hablamos de resistir a un perro guardián, armado hasta los dientes y apoyado por el imperialismo) la resistencia militar del pueblo que se ha desarrollado y se desarrollará en formas diferentes con el pasar del tiempo.

La Carta de IJAN tampoco propone ni impulsa pasos prácticos hacia el desmantelamiento del proyecto sionista, como:

  1. Llamar a todos los judíos en Israel a descolonizar Palestina, desmantelando así el proyecto sionista desde su interior.

  2. Establecer una red de grupos/oficinas de acción en toda Europa, EE.UU., Asia, África, e incluso en el mundo árabe, para ayudar a los judíos israelíes a descolonizar e volver a integrarlos a sus sociedades originales.

  3. Llamar a los judíos israelíes a quemar los documentos de ciudadanía israelí y declararse no-israelíes, separándose así materialmente del sionismo y de sus horribles manifestaciones profundamente injustas.

  4. Llamar a los judíos israelíes a no volcarse hacia la fórmula seudo-progresista de un ‘solo Estado democrático binacional’ en Palestina sino considerar ese vínculo colonial con Palestina total y completamente, estableciéndose en otro sitio. La emigración del Estado israelí debería convertirse en un foco importante para la superación concreta del sionismo.

La carta fundacional de IJAN fue lanzada en público en el Reino Unido el 2 de octubre de 2008, el mismo día en el que University of California Press publicó el estudio innovador de Neve Gordon «Israel’s Occupation.» Este libro considera exhaustivamente como las estructuras mismas de la ocupación israelí dictan su reproducción y consecuente brutalidad, proyectando una «genealogía de control.» Sin embargo, Gordon, profesor en la Universidad Ben-Gurion del Néguev, de modo característico, no llama a desmantelar la comunidad de asentamientos de la que forma parte, ni de la universidad de colonos que es su hogar académico, y que está inextricablemente atada a las estructuras de control colonial que ilumina y denuncia. El propio Néguev (al-Naqab) está bajo control colonial, no sólo los Territorios Ocupados.

IJAN es un paso adelante positivo, y la gente en IJAN debieran completar su marcha hasta llegar a la meta de lograr claridad política e histórica. Sólo en ese caso es posible un verdadero cambio revolucionario. Ya es hora de que los judíos renuncien al sionismo – física, corporal, no sólo verbalmente – reclamando su humanidad despojándose de la presencia física de una sociedad de colonos en tierra conquistada y colonizada.

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Hisham Bustani es un escritor y activista marxista. Es Secretario del Foro de Pensamiento Socialista en Jordania, y miembro del comité de coordinación de la Alianza Popular Árabe Resistente. El autor desea agradecer a Bill Templer y Ebtihal Mahadin por su ayuda editorial.

http://www.monthlyreview.org/mrzine/bustani111008.html