El Centro Palestino para los Derechos Humanos ha denunciado el ataque que sufrió la semana pasada un miembro de Al-Haq, una oenegé palestina con sede en Ramala, mientras era testigo de la represión policial de una concentración de organizaciones palestinas que se manifestaban en contra de las negociaciones directas con Israel. Wissam Ahmed, de 33 […]
El Centro Palestino para los Derechos Humanos ha denunciado el ataque que sufrió la semana pasada un miembro de Al-Haq, una oenegé palestina con sede en Ramala, mientras era testigo de la represión policial de una concentración de organizaciones palestinas que se manifestaban en contra de las negociaciones directas con Israel.
Wissam Ahmed, de 33 años, tomó una cámara de video y salió de la sede de Al-Haq para filmar la concentración que tenía lugar a pocos metros de distancia. Wissam fue golpeado por una persona que vestía ropa civil, que luego resultó ser un miembro del Servicio General de Inteligencia, y que arrojó su cámara al suelo. Wissam recogió la cámara y pronto se vio rodeado por una decena de personas que vestían de civil y que le volvieron a golpear y le quitaron la cámara.
El incidente sólo constata los interrogantes ya existentes acerca de la represión de la Autoridad Nacional Palestina en Ramala y en toda Cisjordania en general. La represión es sistemática y se aplica a cualquiera que cuestione la legitimidad del presidente Mahmud Abás y de su gobierno. Es más, la represión se ejerce por cualquier motivo, como lo demuestra el incidente citado.
Las fuerzas de seguridad palestinas, a las que entrenan los estadounidenses, se muestran cada vez más agresivas con cualquier forma de disidencia. El gobierno de Mahmud Abás ha colocado por encima de todo la lucha contra la disidencia y es corriente observar cómo muchos palestinos que viven en Cisjordania tienen miedo de expresar sus opiniones, y sólo lo hacen en privado, asegurándose de que nadie desconocido los escucha.
El gobierno palestino de Abás parece haber llegado a un acuerdo con Estados Unidos. Dinero a espuertas a cambio de obediencia ciega. En Cisjordanida está entrando mucho dinero occidental y árabe. A cambio se reprime cualquier indicio de disidencia. La alternativa la conocen bien los palestinos: la desobediencia conduciría a la asfixia económica que sufre la franja de Gaza. Además, Gaza, bajo la batuta de Hamas, tampoco es paradigma de libertad.
http://blogs.publico.es/balagan/2010/08/30/represion-en-ramala/