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Reseña de «Los hombres de negro», de Miguel León

Fuentes: Rebelión

Diciembre de 2014. Corren en España buenos tiempos para Melpómene, Musa clásica de la tragedia. En su opera prima, representada en el Teatro Lagrada de Madrid del 5 al 21 de Diciembre de 2014,  Miguel León desnuda, por medio de monólogos llenos de un relato didáctico, los tejemanejes de los altos poderes financieros que están […]

Diciembre de 2014. Corren en España buenos tiempos para Melpómene, Musa clásica de la tragedia.

En su opera prima, representada en el Teatro Lagrada de Madrid del 5 al 21 de Diciembre de 2014,  Miguel León desnuda, por medio de monólogos llenos de un relato didáctico, los tejemanejes de los altos poderes financieros que están tras los males que sufren millones de ciudadanos europeos: paro, precariedad laboral, desahucios, merma de derechos ciudadanos… por enumerar los primeros que se nos vienen a la cabeza. Pero será Talía, la diosa de la comedia, la que en los diálogos entre los diferentes personajes se adueñará de la escena cuando asistamos al sistema de selección de los hombres y mujeres ―que nadie se sorprenda: también hay mujeres― de negro.

Un parado de larga duración, un ni-ni y una joven universitaria que no logra encontrar trabajo por culpa de un curriculum demasiado elevado para los trabajos precarios a los que puede aspirar se convierten en las personas de las que se vale la Troika ―¿ubi sunt aquellos tiempos en que este sistema de gobierno se denominaba «triunvirato»?― para gobernar sin necesidad de pasar por las urnas. Cómplices de este inicuo sistema, se les presenta la oportunidad de ponerle fin y no la desaprovecharán.

Digno de una mención especial es el monólogo de los «eufemismos»: los gobiernos ―los que obedecen a la Troika y no a sus electores― pretenden apoderarse del lenguaje: «los salarios no bajan, moderan la subida…» ¿les suena? Vayámonos preparando para oír el término de «inflación negativa» en vez de la «deflación» que se produce en otros países lejanos.

Asimismo, la «Canción del trabajo» de Raphael, tan bien ensamblada, parece compuesta ex professo para esta obra.

Digna de admiración es, además, la labor de la compañía de teatro Serendipia: la potente interpretación de los cinco actores es inmejorable, y otro tanto cabe decir de la dirección escénica de Paloma Montoro, que también representa uno de los papeles.

He aquí el poder del teatro, donde todo drama es falso… salvo alguna cosa.

 

José Contreras es Catedrático de Latín de Enseñanza Media.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.