Rosa Báez, excelente compañera e incansable bloguera revolucionaria, me solicitó responder a la inquietud de una de sus lectoras, joven australiana que realiza un proyecto de estudios sobre la educación cubana. No casualmente en estos días en que nuestros amigos de la solidaridad y la lucha contra el bloqueo, los amigos de nuestros amigos, y […]
Rosa Báez, excelente compañera e incansable bloguera revolucionaria, me solicitó responder a la inquietud de una de sus lectoras, joven australiana que realiza un proyecto de estudios sobre la educación cubana. No casualmente en estos días en que nuestros amigos de la solidaridad y la lucha contra el bloqueo, los amigos de nuestros amigos, y muchísimos otros estadounidenses que vienen en plan de «descubrimiento», nos visitan, he tenido que responder a interrogantes similares.
Pienso que existen en no pocos compañeros y compañeras de izquierda, aprehensiones y justas preocupaciones sobre el impacto de las relaciones con los Estados Unidos. Abundan los juicios de extrema negatividad y las lecturas que dan por perdida la Revolución a plazo histórico. Y tales realidades multiplican en nuestros interlocutores, la necesidad de conocer cómo pensamos los que estamos dentro de la Isla-archipiélago. En este propósito comparto la respuesta que le envié a la citada estudiante:
Le agradezco que esté en un proyecto de estudios sobre Cuba, y en particular sobre la educación cubana. Sobre su pregunta alrededor de cambios en mi país, vista las relaciones con los Estados Unidos, debo comentarle lo siguiente:
La educación cubana está concebida de manera estratégica, con o sin relaciones con los Estados Unidos, con bloqueo o sin bloqueo. Nada va a cambiar en lo inmediato (2016) en la propuesta educacional, porque se restablezcan relaciones con el país del Norte. En la inmediato sigue el bloqueo, en lo inmediato también, el Presidente Obama declara que las relaciones son solo «para buscar una nueva vía» para destruir la Revolución, porque según reconoce está probado que lo que hicieron en el medio siglo anterior fue derrotado. Esta búsqueda a mediano plazo de destruir la Revolución, con «nuevos» métodos, probablemente de intensificación de la subversión ideológico-cultural, sin dudas coloca a la educación cubana y a todo el sistema de la cultura nacional ante retos, que se reflejaran necesariamente en la educación. Sobre esto último tendremos que atenernos a responder lo que pretendan hacer nuestros adversarios ideológicos y políticos, y de seguro volveremos a derrotarlos.
Al aflojarse la cruel e inhumana política de los Estados Unidos contra Cuba, se va a favorecer la educación dentro del país del Norte, porque como ya ocurre, muchos profesores y alumnos estadounidense podrán visitar e intercambiar con sus homólogos cubanos, aprender de una realidad como la de mi país, y ello será un hecho muy positivo para la educación norteamericana, comida por el mercantilismo, la tecnocracia inculta y el individualismo.
De tal relación nos beneficiaremos en Cuba, en primer orden en lo humano: Con el pueblo estadounidense tenemos una fraternal relación desde hace más de tres siglos (pocos conocen que los criollos blancos, negros y mulatos cubanos, pelearon en el territorio continental por la independencia de la vecina nación, y que el general Washington tuvo en Cuba su más firme bastión de apoyo económico y aseguramiento de retaguardia).
En medio de no poca mediocridad, existe en los Estados Unidos una intelectualidad universitaria (de izquierda y también de derecha) con sólidas e importantes fortalezas y muchas virtudes a compartir con sus colegas cubanos, puedo dar fe de ello, porque en lo personal he aprendido mucho con mis colegas estadounidenses de la Pedagogía Crítica, y también en el debate respetuoso e inteligente con quienes solo ven del socialismo sus errores históricos.
Los jóvenes estudiantes que nos visitan son la realidad y a la vez el futuro de las relaciones entre las dos naciones, podemos con ellos hacer la siembra de cooperación y solidaridad, frente a quienes los impulsan a aventuras de guerra y muerte para defender los intereses de las grandes corporaciones del capital financiero y el complejo militar-industrial. Los jóvenes estudiantes y profesionales estadounidense, en su conjunto, hacen un «trabajo político-ideológico» muy positivo en su contacto con los jóvenes cubanos, pues les describen «la verdad» de vivir en el capitalismo sin cuentos de hadas, y nada mejor que los de aquí, puedan acceder en directo a esos testimonios.
También la relación, nos puede favorecer en varios temas de infraestructura y desarrollo de la economía del conocimiento, si a pesar del bloqueo se permite la transferencia de tecnología, si se desbloquea el acceso cubano a la banda ancha de Internet, algo que Estados Unidos impide, y si se gestionan fondos para investigaciones, docencia y publicaciones conjuntas.
Como puede constatar, TODO lo que le menciono en el rubro «beneficios», no «cambia» lo que hacemos. Serán relaciones para continuar la línea estratégica de la Revolución Cubana en la educación, lo que tendrá siempre por finalidad, formar un ciudadano y una ciudadana socialistas, patriotas humanistas e internacionalistas, hombres y mujeres cultos, dotados de lo mejor de la ciencia y la tecnología contemporánea, para bien de sus personas, de sus familias, de Cuba y del mundo.
Su pregunta de cambios en la educación cubana para el 2016, si tiene una respuesta afirmativa, en lo que a la política interna cubana se refiere, en lo que hacemos para enfrentar y resolver nuestros propios problemas e insuficiencias, sobre todo aquellas que no son «culpa» del imperio y de bloqueo, a pesar de la global interconexión de sus afectaciones sobre el conjunto de las personas, su vida cotidiana e institucional. Le adelanto que hoy la mayoría de los maestros y maestras, los padres, madres y familias, estamos muy satisfechos y comprometidos con lo que se realiza desde el Ministerio de Educación. Se habían acumulado un grupo de deterioros y errores, que hoy se han evaluado con valentía autocrítica, y se ven las soluciones en curso. Nos queda muchísimo por hacer, por cambiar para recuperar lo perdido, y por cambiar para enfrentar lo que crece, es cualitativamente superior, y en tanto impone la articulación de imprescindibles rupturas dialécticas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.